Capítulo 6: Amistades

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Ada fingía dormir mientras escuchaba a Niki alistarse para su fiesta. No tenía más que usar que los pijamas y los uniformes que le había dado la Academia, además de la vieja ropa con la que había llegado.

Ada supuso que saldría con un pijama. Ya podía imaginarla llegando; ella, tan pequeña, con la camisa y los pantalones ligeros de algodón blanco bordado con el escudo de la Academia, en medio de toda la Hermandad de las Gemas, todas con sus pijamas de satén, seda e hilos importados de la India.

Te van a comer viva, pensó Ada cuando escucho la puerta cerrarse, y siguió imaginándola.

En su mente, Niki caminaba con la misma falta de brújula que había demostrado todo ese tiempo. Se perdía entre los pasillos, normalmente los dormitorios eran repartidos en secciones, lo más cercanos a la puerta de principal de los dormitorios eran para las huérfanas, mientras más se adentraban en los pasillos más grande era tu herencia.

Estaba segura que la harían ir a la habitación de Samanta, su habitación era la frontera final entre los dormitorios de las hijas de papás empresarios y las hijas de papás de reyes, aunque ninguno de ellos reinaran en ninguna parte. La misma Samanta era una línea divisoria.

Nacida por la infidelidad de un empresario con una princesa olvidada. Después de su habitación venían las habitaciones más grande y más exclusivas.

Ada luego trato de imaginarse la broma que le jugarían. Y su mente, aunque había acertado todo hasta ese momento, no alcanzo a visualizar con la misma precisión la broma que le jugarían a Niki.

Cuando Ada se durmió. La Hermandad de las Gemas celebraba la iniciación de las nuevas chicas, Samanta dirigía la fiesta, el licor hacía que la música y los gritos fuese el doble de divertido. La fiesta central estaba en su habitación, pero continuaba por el pasillo y por las habitaciones continuas. De las 20 chicas que estaban celebrando solo una no se divertía.

Niki había sido atada a una silla y colocada a mitad del pasillo, con todas las iniciadas de la Hermandad de las Gemas revoloteando y bailando a su alrededor, la habían despeinado y marcado su piel con marcador negro, le habían escrito y dibujado todo lo que se les había ocurrido, y cuando se quedaron sin piel limpia para rayar rompieron su camiseta y continuaron por sus torso. Y aun así, eso no era lo peor.

Todas tenían el reto de hacerla vomitar, usaban un embudo y la obligaban a beber cualquier mezcla desagradable, la primera que hiciera vomitar a Niki ganaba. Al principio Niki se había forzado a no beber, pero después de casi ahogarse decidió que lo mejor era cooperar, aunque se sentía asqueada de todo lo que la hacían tomar no había alcanzado a vomitar, hasta que la chica que la había invitado le dio un batido de pescado, huevos y tequila.

El vómito le cubrió el mentón y le bajo por el pecho, algunos mechones de cabello se ensuciaron, sus zapatos se ensuciaron y todas dieron grito de euforia y asco al ver sus mezclas revolverse con fluidos gástricos en la alfombra del suelo.

El grito fue tan estridente que se sobrepuso a la música.

Alex escuchaba todo desde su habitación, como un susurro distante. Hasta ese momento se habían cuidado de que el ruido no llegara con fuerza a la habitación de Alex, pero el griterío cuando Niki por fin vómito había sido tan estridente, que Alex se levantó hecha una furia y fue directamente a la habitación de Samanta.

Las chicas, incluso ebrias, reconocían el cabello negro y los ojos dorados de Alex y se hacían a un lado para que pasara, sin mirarla mucho. Alex se detuvo a un par de pasos de la puerta de la habitación de Samanta. Allí la música proveniente de cuatro dormitorios se encontraban en el medio de la peste del vomito de Niki.

Academia Lighblack: OrgulloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora