Mircalla garabateaba con efusividad, la mitad de su atención estaba en la clase de matemáticas y la otra mitad en la chica sentada a su lado. Nunca antes le había prestado tanta atención como ahora y culpo a Kil por eso. Se fijaba en personas insignificantes cuando trataba de no pensar en él. Pero esta vez la chica tenía algo raro.
Jamás había hablado con ella. Pero sabía tenía la seguridad de un perro, si le prestabas atención se emocionaba y te creía su amiga en un instante, a Mircalla le agotaban las personas así. Pero en ese momento estaba sentada tan derecha y con los hombros tan rectos que parecía que la habían atravesado con un palo. Estaba muy tensa, su mirada vagaba en cada objeto y rostro del salón, como si fuese la primera vez que los veía. Y cuando por fin tomo su lápiz en lugar de escribir lo olfateo.
Mircalla trato de recordar su nombre, pero no lograba alcanzarlo.
_ ¡Hey! Tú_ la llamo Mircalla en susurros.
Mircalla la vio girar el rostro con dificultad, como si estuviese los músculos tensos.
_En la habitación de Samanta vamos a ver películas en la noche ¿Te gustaría ir?
Mircalla espero ver el entusiasmo desmedido de al fin pertenecer. Pero la chica miro sus ojos y era como si estuviere viendo su propio reflejo.
No respondió, volvió su atención a la hoja y Mircalla presintió que algo malo estaba pasando, pero no tenía pruebas de que solo fuese una chica rara y ya.
_A mí me gustaría ir_ la chica sentada frente a Mircalla había girado discretamente _puedo llevar lo quieras...
_No te invite a ti_ vocifero Mircalla con brusquedad.
Ella era parte de la Hermandad. Lideraba todo un grupo y había aprendido a confiar en su propio instinto.
En cuanto sonó la campana salió tan rápido del salón que dejo su lápiz olvidado. Tenía un presentimiento, sentía la emoción de que tenía en la mira algo más grade que ella. Siempre era así cuando se enfrentaba a algo, Mircalla sentía que de un momento a otro podía dar su último aliento y eso le gustaba, le gustaba la intensidad, se había vuelto tan temeraria que había ganado una reputación.
La emoción la hizo olvidar por un momento su discusión con Kil, normalmente recurría a él para los planes y las estrategias, pero desecho la idea y fue hacia los salones de los cursos inferiores.
Kil no estaba para ella, ella no tenía ganas de ver a Yongmin, y Alex simplemente era alguien con quien jamás le gustaría tener que sostener una conversación por elección.
Mircalla encontró a Samanta sentada en uno de los bancos del pasillo, sacando la lista de los que debía de trabajar para organizar la fiesta del fin de año, aunque le habían mentido a Niki sobre eso para atraerla, el trabajo aún debía de hacerse.
Mircalla se sentó a su lado y como ya era costumbre el rechazo y la aceptación la golpearon en cuanto los ojos de Samanta se enfocaron ella.
Un lado marrón, tan común e inútil que Mircalla siempre procuraba ver su ojo morado, era un color hermoso que transmitía calma. A Mircalla siempre le costaba verlos, siempre había pensado que lo único que le faltaba a Samanta para ser perfecta era tener ambos ojos morados.
_ ¿Qué sucede?_ pregunto Samanta.
_Hay una chica en mi clase que se comportó rara hoy.
Samanta arrugo el rostro como si hubiese olido algo desagradable, era su forma de decirle que no podía importarle menos como se comportaban las compañeras de clases de Mircalla.
_ ¿Y?_ inquirió pensando en que tendría que buscar muchas escaleras para decorar el salón.
_Era del tipo que te hace pensar que hay cosas más raras pasando.
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Academia Lighblack: Orgullo
FantasyLa Academia Lighblack es un instituto de orgullo para las familias de los fundadores, pero para Nicola Thuner es el lugar donde los fantasmas son reales y sus pesadillas cobran sentido. Pronto se ve envuelta entre los mellizos Lighblack y los secret...