Era una mañana realmente helada, las calles y casas se encontraban cubiertas de varias capas de nieve, muy común en estas fechas, pues la navidad ya estaba cerca.
En lo más alto de un elegante edificio, cierta pareja se movía en la cama tratando de cubrirse con las sábanas.
El hombre de piel morena soltó un quejido al escuchar la alarma que reposaba en el mueble de al lado.
Con mucho pesar abrió sus ojos, dándose cuenta de que ya era hora de ir a la oficina. Quiso levantarse de su lugar pero fue atrapado por un joven de cabellera plateada.
-No te vayas- murmuró Hidan aferrándose al más alto.
Kakuzu sonrió divertido, a veces ese músico era demasiado empalagoso.
-Me necesitan en el trabajo- dijo el mayor acariciando la cabeza de su amado.
-Soy tu esposo y te necesito aquí a mi lado- Ese tono de voz fue tierno que Kakuzu no pudo resistir más y se acercó para besar al vocalista.
Desde hace unos meses los chicos comenzaron a vivir juntos. Luego de la glamorosa boda, Hidan quiso mudarse con el moreno, pero le preocupaba dejar solo a su hermanito y más por la fama que ahora tenían. Ren trato de convencer a Deidara de que la mejor opción sería juntarse con él pero claro, el rubio rechazó esa oferta.
Sasori creyendo que esta era la oportunidad perfecta para comenzar una vida con su pareja, invitó al artista a su hogar. Todo parecía en orden, hasta que una noche cuando el pelirrojo salió del bar, fue casi arrollado por un vehículo, el cual era manejado por el padre sobreprotector.
Ren se defendió de su niño diciendo que solo era una broma para asustarlo, pero el marionetista juraría que esa noche los ojos del jashinista brillaban de la emoción por casi hacerle daño, así que para no pasar más sustos, retiró su propuesta.
Al final el chico de ojos azules se terminó mudando con el bajista de la banda.
Regresando con la extraña pareja, la cual seguía dándose cariño y riéndose como si fuera lo más natural del mundo.
Kakuzu depositó un último beso en la frente del creyente para luego levantarse del colchón.
-¿A qué hora llegarás?- preguntó el menor.
-Tengo mucho papeleo pendiente, no creo estar aquí para cenar, lo lamento- contestó el castaño, tomando algunas prendas.
Pero el chico de enormes ojos violetas solo sonrió para volver a acomodarse en su almohada.
-Esta bien, que tengas un buen día anciano- soltó el religioso.
Kakuzu giró un poco su cabeza para ver cómo su esposo volvía a dormirse.
Esas acciones siempre sorprendían al hombre de negocios, por más que le cancelaba planes a su pareja o se perdía alguna festividad por los negocios, el vocalista jamás le reclamaba y eso comenzaba a hacerlo sentir culpable.
****************
Luego de unas horas Hidan se vistió para ir a recoger a Deidara. Ambos compraron rebanadas de pastel y botes de café, con la intención llevarle una parte a Ren.
Al llegar a ese taller, lo primero que vieron fue a Kakashi, que se encontraba empacando varias piezas en cajas. Y al otro lado de aquel establecimiento Anko acomodaba alguna de las motocicletas.
Los chicos se acercaron con la mayor para preguntar sobre el paradero de su padre.
-Ese idiota esta en la oficina gritando como loco, al parecer un cliente se atraso con los pagos- explicó la mujer de cabellos morados.
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Kakuhidan "Una Mala Inversión"
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