El perdón

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Luego de que Kakashi encontrara a su jefe medio muerto, llamó a una ambulancia para que lo trasladarán al hospital más cercano. 

Unas horas después el mayor estaba instalado en una amplia habitación, casi todo su cuerpo estaba vendado, indicando que no debía moverse en un buen rato. 

Hatake luego de llenar unas formas, entró al cuarto para cuidar de su amigo. 

-Creo que esta vez si te acabaron, aunque es curioso que casi no tocaran tu cara- señaló el hombre de la máscara. 

Pero para su sorpresa Ren no respondía a nada, solo miraba el techo con el ceño fruncido. 

El menor tomó asiento en una silla de metal, colocándose justo al lado del jashinista.

-Estoy molesto- habló Ren.

-¿Por qué exactamente estás molesto?, ¿fue por qué tu brillante plan fallo o acaso fue por las palabras que ese avaro te gritó?- Kakashi levantó una ceja esperando una respuesta razonable.

-Me molestaron sus palabras, pero no porque quisiera provocar, sino porque eran ciertas- 

Eso dejó muy sorprendido al hombre de cabello blanco. 

-Todos estos años, creí que hacía lo mejor para mi familia, pero poco a poco comencé a tener miedo, no quería estar solo- confesó el creyente apretando las sábanas con las pocas fuerzas que conservaba.

Con cuidado Hatake sobo el hombro del fanático, transmitiendole apoyo.

-Sin darme cuenta mis bebés crecieron, maduraron tan rápido que no supe como reaccionar, luego tomaron algo de distancia, me sentí tan destruido pero no quería preocuparlos y al final termine guardando todo hasta volverme este horrible demonio- 

Kakashi se puso de pie y sin pensarlo mucho abrazo al mayor.

-Ren, se que jamás tuviste malas intenciones, a veces el amor nos hace irracionales, somos humanos y no tiene nada de malo equivocarnos, pero también no podemos quedarnos estancados- soltó a Ren notando que este ya tenía unas cuantas lágrimas acumuladas. 

-Los hijos deben de avanzar, ¿cierto?- 

-Pero eso no significa que te quedarás atrás, no importa si se van a otra ciudad o llegan a tener familia, tu sigues siendo valioso en sus vidas- sonrió Kakashi. 

El mayor se incorporó lo más que pudo y con su brazo menos herido se limpió los ojos. 

-Esto va a ser muy difícil, mis angelitos ahora me odian, no se como voy a encontrarlos- 

-Para tu maldito drama estúpido, ellos no te odian- la voz de una mujer los hizo mirar la puerta.

Anko estaba de pie, sosteniendo una bolsa. 

El creyente sonrió al ver a su amiga de la infancia, siempre había estado a su lado, incluso en los peores momentos.

-Tus músicos de cuarta si están muy molestos, pero jamás te odiarían, tarde o temprano vendrán a hablar contigo y espero que prepares un increíble discurso, de otro modo te dejarán en este lugar un buen rato- se burló la amante de los dangos. 

Su superior dejó escapar una pequeña risita, ahora sí necesitaría un milagro. 

"Jashin-sama por favor, ayudame, quiero recuperar a mis bomboncitos de chocolate" 

**********

En el bar "Akatsuki" los hombres de negocio eran atendidos por una mujer de ojos claros. 

Konan había usado un botiquín médico para curar todas las heridas posibles. 

-¿Estarán bien?- preguntó Hidan viendo como su jefa tocaba el cuerpo de su novio.

Kakuhidan "Una Mala Inversión" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora