𝖝𝖝𝖛𝖎𝖎. order of the phoenix

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veintisiete
↯✰ “orden del fénix”❜ೃ


Tocaron la puerta de la casa Anderson, y Lynn era la única despierta a esa hora de la noche

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Tocaron la puerta de la casa Anderson, y Lynn era la única despierta a esa hora de la noche. Se encontraba viendo la televisión, ya que había una película que acababan de estrenar. Frunció el entrecejo al escuchar el sonido de afuera, y no podía negar que le transmitió un poco de miedo, por lo que se acercó a la puerta con mucho cuidado y tratando de no hacer ruido.

Se asomó por el pequeño círculo y vio una cabellera larga y oscura, que miraba hacia abajo y tenía una maleta. No pudo reconocer quien era pero de todas maneras abrió la puerta y vio a Dorcas.

Su mejor amiga tenía la cara destrozada, llena de lágrimas y mocos, con la ropa hecha jirones y su maleta sucia. Rápido y sin pensarlo la abrazó, y Dorcas comenzó a llorar. Lynn poco a poco la llevó adentro de la casa y se sentaron en el sofá, esperando a que ella pudiera decir qué sucedía.

La de ojos azules no paraba, y solamente se dedicaba a descargar todas sus energías. La rubia no entendía nada de aquello, pero no quería interrumpirla, ya que debía sentirse horrible para hacer eso.

Cuando considero que era buen momento para preguntar, lo hizo.

—¿Qué sucedió?

—Me-me corrieron de mi ca-casa —respondió en un susurro, limpiándose la nariz con la manga de su suéter—... no toleraron que quisiera estar con Mary, y me echaron, ya tenía una maleta lista porque sabía que ocurriría.

—Ay, Dor, ven acá —la volvió a abrazar y comenzó a hacerle cariños en el cabello, mientras su amiga se sonaba la nariz aún—. Mi casa es tu casa, ¿si? Vamos a mi habitación, necesitas dormir.

—No quiero ser una molestia —hizo una mueca—. Podría quedarme en el Callejón Diagon, nada más ocupo está noche...

—Dorcas, ya habíamos hablado de esto —la regañó, agarrando su maleta y con la otra mano le agarró el brazo y la comenzó a guiar por las escaleras rumbo a la habitación de Lynn—. En la mañana le diremos a mi mamá, ella te ama y no habrá problemas porque te quedes aquí.

—Lynn, enserio, no quiero molestarlos...

La rubia la silenció con su dedo, y entraron a la habitación de ella. Agradecía tener un colchón matrimonial para ella sola, por lo que ambas cabrían bien ahí. Colocó la maleta de su amiga al lado de su cama, y la acompaño al baño, mientras con un hechizo abría la maleta y sacaba ropa.

—Necesitas un baño.

A Dorcas le tembló el labio pero asintió, y ella se acercó a la regadera, la rubia le dejo su ropa al lado y le dio una toalla.

»Me quedaré aquí afuera, cualquier cosa háblame, te estaré esperando. ¿Quieres un café o algo?

Se escuchó un «si» de adentro del baño, así que Lynn se dirigió hacia a la cocina. Cuando llegó con un hechizo comenzó a hacer la bebida para su amiga, mientras se frotaba los ojos de cansancio. Aún no procesaba lo que le acababa de suceder a su mejor amiga, y lo único que sabía era que debía ayudarla a costa de cualquier cosa. Un ruido en la sala la asustó, así que rápido se dirigió hacia el lugar con la varita en la mano; pegó un brinco al ver que era su mamá.

1.   lynn anderson   ✰︎   marauders eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora