𝖝𝖝𝖝𝖎𝖎. i don't love you anymore

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treinta y dos
↯✰ “ya no te amo” ❜ೃ


Lynn siempre que algo malo pasaba trataba de pronunciar el dicho de: «después de la tormenta viene la calma», por un intento de no sentirse tan mal al no poder dormir bien, ya que cuando lo hacia solo repetía los sentimientos que creía que comenza...

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Lynn siempre que algo malo pasaba trataba de pronunciar el dicho de: «después de la tormenta viene la calma», por un intento de no sentirse tan mal al no poder dormir bien, ya que cuando lo hacia solo repetía los sentimientos que creía que comenzaba a superar poco a poco.

A veces creía que era mejor que eso, una chica atrapada.

Los meses pasaban con una lentitud que la rubia creía que fácilmente habían pasado años cuando solo había llegado a noviembre. Los únicos que podían entrar a la casa eran Sirius y Dorcas, y eso porque el chico no podía según el «dejar a Lynn sola sin su sostén de lágrimas» y su mejor amiga porque «no podía dejar a Lynn con tres hombres insensibles», aunque en realidad Sirius era más un niño, y como ahora ya vivía con Yobana, ocupaba a alguien para contarle el cómo se la pasaba con la morocha. Aunque él se había quejado una vez de ella.

—¿Cuándo te despiertas y te das cuenta que Lunático te mira dormida es lindo, no? —le preguntó aquella vez, sorprendiendo a Lynn, pero asintió—. ¡Yobana primero me dió un golpe y me dijo que no la mirará así mientras dormía!

La rubia había tenido que intentar convencerlo de que todas las chicas eran diferentes y que tal vez ella había hecho eso porque Sirius la veía con cara de psicópata.

Había estado encerrada, ya que después del suceso de Hope —que Lynn no podía evitar recordar y ponerse triste— algunos mortifagos comenzaron a buscarla. Dumbledore pidió exclusivamente que la cuidarán, también por eso sus amigos iban a verla constantemente asegurándose de su bienestar y que no viera a nadie que no fueran ellos.

—Estoy bien, Sirius —dijo Lynn al sentir como alguien abría la puerta de su habitación. Se encontraba escribiéndole una carta a Dora sobre noticias recientes, a pesar de no tener muchas.

Ese día era la visita del chico. Muchas veces se pasaba como perro por su casa —literalmente hablando— aprovechando que era animago. Esa era una buena manera de saber que no se trataba de alguien usando el cabello tan perfecto de Sirius Black en una poción multijugos.

—No soy Sirius, soy solo un pobre chico incomprendido y casualmente tu novio.

La rubia se giró y sonrió al ver a Remus parado en el marco de la puerta. Se veía increíblemente guapo, y ella lo amaba con locura. El hombre lobo se acercó y se sentó en la cama con ella dándole la espalda, le dió un beso en la mejilla.

—Menos mal es mi novio, no quería ver aún el cabello tan perfecto de Sirius —se burló arrugando la nariz. Se giró y lo abrazó, dándole un beso sonoro en la mejilla—. Te extrañé.

1.   lynn anderson   ✰︎   marauders eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora