Melodía momentánea

Capítulo 51

Narra Carlos:

Luego de que las chicas nos dejaran "solos", digo, hay como otras cuarenta personas a nuestro alrededor... Él tomó mi mano logrando hacer que mis nervios se activaran, pero al mismo tiempo llenándome de satisfacción, por suerte él tomó la iniciativa. Yo aún no sé cómo reaccionar ante esto.

Salimos de la casa y nos alejamos lo suficiente para tener "tranquilidad" ante la conversación que se avecina.

Estoy muy nervioso.
Pensé, más no asumí, que lo nuestro había muerto definitivamente hace cuatro años cuando él decidió terminar. Pero ahora que lo tengo junto a mí, no puedo evitar recordar sus últimas palabras o al menos algo parecido a lo que dijo: “Espero que el destino vuelva a juntarnos”... Eso es lo que está pasando ahora. Y sí pasaba, él prometió que lucharíamos por mantenernos juntos.

Pero éramos unos críos en ese entonces, aún lo somos, apenas tenemos veintidós años... No sé si estemos lo suficientemente preparados para algo así, pero tampoco quiero volver a alejarme.

  — ¿Quién diría que Noah es la chica de la que Iris no ha dejado de hablar toda la tarde? — dice tratando de romper la tensión formada, pero yo no me voy a ir por las ramas.

  — ¿Qué haces aquí, Jeong?

  — Así que iremos directo al grano. — sonríe. — Pues estoy de vacaciones por aquí, estoy viviendo en Francia. — suelta mi mano y mete la suya en el bolsillo de su pantalón. — ¿Y tú qué haces aquí? ¿No deberías estar en España?

  — Vacaciones también, por lo general las paso junto a Noah. Ella vive en Milán. — asiente lentamente.

  — Por lo que vi, ustedes son muy unidos, ¿no? — ¿Qué? Retrocedo hasta el momento en donde nos vimos hace unos minutos y... Oh, mierda. Él nos vió en el preciso instante en el que tenía mi rostro muy cerca del de Noah. En mi defensa, estábamos jugando y ambos estamos solteros.

  — Define unidos. — me empuja y río. — ¿Qué pasará ahora? — me atrevo a preguntar, pero la voz de otra persona nos interrumpe y hace mierda nuestra conversación. Ahora entenderán porqué...

  — ¡Jeong! — Un chico rubio, un poco más bajo que Jeong, se nos acerca y toma de la mano al asiático frente a mí. — ¿Qué ocurre, cariño?

Jeong tiene novio y sí, eso que escucharon fue mi corazón rompiéndose.

  — No, nada. — El rubio me mira y con mi dignidad en mano me mantengo en una pose seria y desinteresada. — Él es Carlos, un viejo amigo.

  — Su ex novio. — aclaro y saludo al rubio con total tranquilidad. Lo siento, pero las cosas claras. A mí no me va a andar tratando de un "viejo amigo". Río internamente al ver el rostro de Jeong.

  — Oh, soy Levy. — se presenta. Parece que a Jeong le comieron la lengua. — No sabía que tu ex novio vivía aquí...

  — No, vivo en España. — sonrío. — Bueno, un placer saludarte, Jeong. Un gusto, Levy. — Necesito salir de aquí ya, así que me despido rápidamente. — Debo volver con mi amiga.

Me libro de esa situación y regreso a la casa, busco el baño y agradezco a la vida por encontrar el baño desocupado. Saco mi teléfono y lo llamo.

  — ¿Qué pasa? ¿Todo bien? — Imagino qué le está pasando y por eso su tono de voz, pero él se buscó toda esta situación.

  — Acabo de encontrarme con Jeong.

  — ¿Qué? Eso es bueno, ¿no? — sonrío con desgano. Daniel es el único que sabe sobre la última conversación que tuve con Jeong y, claro, debe estar pensando lo mismo que yo pensaba antes de ver a ese rubio.