Capítulo 73

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  — ¿Y la invitaste? — pregunta Anaís muy sonriente apareciendo frente a mí, se le nota la ilusión. Ella realmente quiere que encuentre pareja, pero los solteros somos felices, no hay necesidad de encontrar a alguien tan rápido.

  — ¿A quién? — pregunto rascando mi nuca, claramente estoy nervioso porque no quiero que Anaís empiece con un interrogatorio.

  — ¡A Aurora!

  — ¿Invitarla a dónde?

  — ¡¿Cómo que a dónde?! — se cruza de brazos frente a mí deteniendo mi paso. — ¿Estás bien? — asiento algo nervioso. Ella es pequeña, pero a pesar de su tamaño, a veces me da miedo. — No, claro que no lo estás. — me mira detenidamente y como si estuviera sospechando de mí. — Ya sé lo que ocurre. — sonríe. — ¿Por qué tienes que ser tan tierno? — pellizca mis mejillas y me quejo. — No la quieres invitar porque estás nervioso. — ríe. — Yo la invito, no te preocupes, para eso estamos los amigos.

  — Pero... — la veo alejándose y decido callar.

Bueno, si la invitará y Aurora acepta, tendré la oportunidad de otro comienzo con ella, ¿no?

Narra Aurora:

Camino a la siguiente clase, manteniendo un perfil bajo para que mi hermana no me encuentre. No quiero volver a tener problemas aquí, suficientes problemas tengo con los de casa.

Veo al chico que ayudé ayer y que gracias a eso solo estuvo de ¿entrometido?... Ya no sé si llamarlo entrometido puesto que hoy se portó muy bien y me dejó en paz. Aunque ahora no sé si eso fue lo correcto, creo que perdí al único posible amigo que podría haber tenido.

Incluso me defendió de mi hermana, fue el único que lo hizo de toda la gente que nos estaba viendo en ese pasillo. Aunque claro, el que me haya defendido solo empeoró el asunto en casa.

Regreso mi mirada a él, una chica rubia, muy bonita, lo está abrazando. Cada que ella le dice algo, él ríe y, para ser sincera, se los ve muy bien juntos.

Paso junto a ellos para poder entrar al salón, pero una chica de cabello corto y negro me detiene colocándose frente a mí de manera repentina.

  — ¡Hola! — sonríe. — Me presento, soy Anaís y sé que puede sonar extraño, pero sé que te llamas Aurora y que estás de intercambio. — Habla tan rápido y de una manera tan efusiva que tuve un corto circuito en mi cerebro.

  — ¿Hola...? — Atino a decir un tanto confundida.

  — Oye, bebé, ¿a qué hora pasarás por nosotras? — escucho a mis espaldas y claramente fue la rubia quien habló.

  — ¿Vas a negocios internacionales, cierto? — asiento. — ¡Yo también! — me toma de los brazos y me quejo internamente cuando me toca en la herida. — Sé que no lo sabes, — parece que disimulé bien, ya que no notó algún gesto de dolor en mi rostro. — pero hoy es mi cumpleaños y haré una fiesta, me gustaría que fueras... ¿Sí? — me suelta y suspiro aliviada.

  — Felicidades. — le sonrío, aunque me ha de haber salido muy forzado. — Lamento...

  — Oh, no, no... No acepto un no como respuesta. — niega con la cabeza y se cruza de brazos. — ¡Anda! Conocerás a más personas y eso te ayudará a adaptarte.

¿Conocer personas? ¿Adaptarme? Son conceptos que no están en mí y no iría a una fiesta solo para sentirme más miserable.

  — Puede que no quieras porque aún no conoces a nuestros compañeros. — la miro. — Prometo presentarte a mi grupito e incluso podemos ser amigas. Claro, sí quieres. — sonríe.

Melodía momentáneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora