Capítulo 09

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  — ¿Me hablan a mí?

  — No, a tu jugo. — responde Daniel con sarcasmo y se lo entrego para que hable con el jugo. Él toma del jugo y se lo quito rápidamente.

  — ¡No...! — limpio de la parte de donde tomo.

  — ¿Todo bien? — pregunta Carlos.

  — ¿Qué le contaste? — le pregunto a Daniel y él solo sonríe. — No sé cómo, pero haré que Anastasia te muerda las bolas.

  — ¡Oye!

  — Noah... — miro a Carlos. — Tranquila. — ruedos los ojos y como de mis galletas. — Volvamos a ser amigos, los tres.

  — Podemos ser amigos. — le digo. — Pero él... — Carlos me mira con una ceja levantada. — Está bien. — suspiro.

  — ¿Entonces quieren ir a la fiesta que está organizando mi novia esta noche? — pregunta Carlos.

  — No.

  — ¡Sí! — responde Daniel. — ¿Cómo que no? — me mira.

  — No tengo tiempo. — me levanto.

  — ¿Y qué se supone que harás hoy?

  — Pues limpiar mi habita...

  — No, no me salgas con esas cosas. — dice Carlos. — Vamos, solo es una fiesta. Será en mi casa y puedes invitar a quien quieras.

  — ¿Por qué quieren que vaya?

  — ¡Para celebrar nuestro regreso! — dice Daniel. — ¡Además es una fiesta! ¡¿Quién rechaza la invitación a una fiesta?!

  — Muchas personas. — respondo. — Todos en alguna ocasión.

  — No este señor. — se señala a sí mismo.

  — Incluso tú algún día lo harás.

  — ¡Noah! — se acerca a mí y coloca sus dedos sobre las comisuras de mis labios y los levanta. — Una sonrisa nunca está mal. — Alejo sus manos de mí y camino a la salida.

  — ¡¿Irás a la fiesta?! — pregunta Carlos.

  — Sí, como sea.

***~~***

  — Aún siento que esto está mal. — le abro la puerta.

  — ¡Cinco años, cinco años! — río.

  — ¿Noah? — Mierda. — ¿Quién es tu amigo?... ¡Oh! Profesor Ross. — se saludan. — Es sorpresivo que esté aquí, ¿Noah hizo algo ahora? — ¿Qué? La miro y ella me hace una seña amenazante.

  — No, no. — lo miro. — Solo llevaré a Noah con mi hermana, son amigas. — ¿En serio le acaba de mentir a mi madre? Pero... Profesor Ross, no lo imaginaba así. Nah, desde que me invitó a salir ya me lo imaginaba.

  — No me habías contado, cariño.

  — Samantha es nueva, mamá.

  — ¡Oh! Va a tu escuela. — asiento. — ¿Cuánto la invitas?

  — Algún día. — tomo mi chaqueta. — Adiós. — Salgo junto a Ross y subimos a su auto. — Le mentiste a mi madre. — digo cuando arranca. — ¿Por qué?

  — Aquí no importa la edad, lo sé. Pero aún así soy tu profesor y dudo que tu madre acepte que estés en una cita con tu profesor.  Nos metería en un problema a ambos.

  — Debo decirte la verdad, no era mi intención aceptar la salida contigo, lo dije porque estaba bajo presión. — me mira cuando detiene el auto en una luz roja. — Aún siento que esto está mal.

Melodía momentáneaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora