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-Aiko-la llamó el castaño y esta se acercó rápidamente a él, la cargo entre sus brazos y depositó un beso en la frente de la menor
-¿Como estás mi princesa?-pregunto atento

-Muy bien papi, la tía Pieck me consiente mucho-respondió alegre

-¿No haz extrañado a tu padre?-pregunto fingiendo molestia

-Si-murmuró triste

-¿Y tu madre que es lo que ha hecho?
-pregunto intentando sacarle información a la menor

-Mamá está trabajando con la tía Pieck
-respondió contenta

-¿Que? No le ha quedado claro que su lugar es en su casa-susurró enojado

-Señor Jaeger, la madre de Aiko a prohibido que usted la visite-hablo una maestra acercándose hacia ellos intentando quitarle a la menor, pero no accedía, sostenía la mano de la mujer que hizo una mueca de dolor.

-Es mi hija, tengo derecho de verla.

-Lo siento señor, por favor deje a la niña y retírese.

Habían pasado algunos días desde que Mikasa decidió deshacerse de esa relación tormentosa, Eren no hizo ningún intento por buscarla, de hecho después de que esta abandono su hogar, festejo su libertad en brazos de una mujer.

La azabache paso todas las noches pensándolo, sufriendo por él, su corazón estaba destrozado, si tan solo supiera lo que él hacia en su ausencia no estuviera así de desanimada, creyendo que su mundo se acabo, que su cuento de hadas tuvo un fin trágico y cambio a genero de terror. Su mente estaba invadida por él, aunque no mereciera ni siquiera un segundo de su pensar.

Eren era un buen hombre, claro cuando él estaba de buen humor, pero creía que eso era una relación algunas veces días llenos de color y amor, otros simplemente terribles un tono oscuro, gris. No sabía porque recordaba todo lo hermoso de esa relación en lugar de reflexionar y agradecer por librarse de esa bestia.

Su corazón anhelaba, gritaba e iba hacía él, quería regresar, sus ojos aún estaban cubiertos por una pequeña venda, estaba atada, sus heridas no sanaban sin importar que, dolían demasiado y aún así no soportaría ni un segundo tenerlo frente a ella pidiendo su perdón, accedería.

Sabía muy bien que Eren la conocía, usaría eso en su contra, el poder que tenía sobre ella. Se entristecía mirando las calles oscuras esperando que su amor viniera a pedir perdón, que fueran una familia de nuevo. Pero lo que empieza mal siempre termina mal.

-¿Porque aguantaste tanto ?-pregunto triste envolviéndola en un reconfortante abrazo

-Tenía la tonta idea de que cambiaría en cuanto naciera Aiko, pero no, además Pieck el es el primer hombre de mi vida, quería seguir el ejemplo de mamá, papá fue el primero en su vida y aguanto todo por darnos el ejemplo de una buena familia.

-Ay Mika-susurró triste-Es momento de que sepas esto-tomo asiento frente a ella.

-¿Que?-pregunto preocupada

-Papá engaño a mamá toda la vida-confesó triste-La primera vez que la engaño fue dos días después de que nací, la segunda el día de tu nacimiento, no estuvo en casa, no respondió a los llamados, esos solo fueron los que yo conocí por voz de mamá. Fueron muchos más, con amigas de ella, distintas mujeres.

-Papá...mi papá ¿era así?-pregunto triste, recordaba las veces que defendió a su padre, que hizo menos el llanto de su madre.

-Creo que un golpe duele igual que un engaño,porque los dos vienen de alguien que amas.

Mamá lo sabía, por eso estaba tan molesta conmigo ese día que le hable de mi embarazo, no quería que cometiera el mismo error que ella, permanecer callada y mirar a otro lado, desde un inicio estuvo en desacuerdo de mi relación con Eren, quizás porque en él vió el reflejo de mi padre, o porque él tenía 20 años y yo recién había cumplido 15. Él me quería utilizar, recuerdo que lo grito mi madre frente a mi padre.

-Thom ¿como es posible?¿le darás permiso de estar en una relación con un hombre así?¿sabes la fama que tiene Eren Jaeger en el barrio? Es un mujeriego de primera.

-¿Que tienes mujer? No te alteres solo es un noviazgo, Mikasa nos ha demostrado que es inteligente y se sabe cuidar sola.

-¡Es una niña, Thom!-exclamó molesta
-Pero claro que le das acceso libre a ese patan porque son iguales, todos los hombres son así cortados con la misma tijera-grito abandonando la habitación.

Si solo era un noviazgo, el primero en su vida, él un hombre que adoraba ver y obtener a cada chica que pasará frente a él, ese día fue su condena, estar hablando con la señora Jaeger sobre las plantas de su jardín. No sabía quien era su hijo, solo que tenía uno que rara vez la visitaba. Pero ahí estaba frente a ella con una sonrisa coqueta mirándola fijamente, el corazón agitado, sus manos nerviosas.

Carla se percató de esto y les sonrió
-¡Eren!-exclamo feliz-Mira ella es Mikasa Ackerman-la presento acercándola al castaño

-Un placer conocerte-tomo una de las blanquecinas manos temblorosas de la azabache para besarla suavemente sin apartar su vista, ella sentía como estaba apunto de desmayarse, él estaba emocionado por su nueva conquista.

Los dos fueron felices a su manera.

Mikasa fue feliz esos días eran maravillosos, le daba a su madre la excusa de ayudar a la señora Jaeger, pero iba a encontrarse con Eren.
La señora Nataly no ponía ninguna objeción Carla era su amiga, además de que estaba segura que no se encontraría con el ojiverde pero su intuición fallo.

Creía que él sería el amor de su vida, que se casarían y serían felices, pero eso era el inicio del que pronto sería su infierno.

En cuanto se entero del embarazo cambio totalmente, el día en que fue a vivir con él recibió un golpe, pero dentro de ella sabía que no sería el último, se estaba desquitando, lo excusaba siempre con...

"Si no me hubiera embarazado, no actuaría así, yo tengo la culpa"

En cuanto se supo el sexo del bebé el enojo de Eren fue mayor.

-¿Una niña?-pregunto molesto empujándola para que entrara rápido a la casa para comenzar con su "castigo"
-¿Acaso solo sirves para hacer niñas?¿que haré yo con una estupida como tú?

-Eren...-mencionó su nombre con tristeza
-Yo no tengo la culpa.

Ese día la tristeza la invadió por completo, tocaba su pancita con suavidad, ella al enterarse dibujo una sonrisa en su rostro pero al ver la molestia con la que Eren la miraba dejo aún lado su felicidad.

-Mi niña, no hagas caso a lo que dice, yo te quiero, estoy ansiosa por verte, por tener compañía, te espero Aiko.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora