5

1.4K 151 48
                                    

-Dejaron esto para ti-hablo una azabache depositando el ramo de flores en sus manos
-¿No tienen alguna tarjeta?.

-¿Que?-pregunto sorprendida, su corazón estaba emocionado, pensaba que era una forma de pedir perdón por parte de Eren, en su rostro una gran sonrisa apareció.

-¿Tienes alguna idea de quien las ha dejado aquí?-pregunto Pieck, tenía una felicidad enorme, creía que con eso su hermana menor se daría cuenta de que existían muchos hombres en la tierra y que el maltratador no era el único que la "querría" pero al escuchar la respuesta de Mikasa suspiró

¡Dios, que frustración!

-Eren-contestó contenta-Estoy segura que fue él, quiso pedirme perdón de esta manera.

-Mikasa, ¿estás tonta?-pregunto molesta
-Ese hombre jamás te ha regalado una maldita flor, ni siquiera una de nuestro jardín, ¿crees que lo haría ahora?

-Eren las envió-respondió segura de si misma, observó a su hermana negar algunas veces con la cabeza, su mirada reflejaba decepción absoluta.

-Si te quieres engañar a ti misma hazlo, bruta.

El día pasó rápido, Pieck tomaba el camino hacia el jardín de niños, su hermana le había pedido de favor cuidar un rato a Aiko con la excusa que necesitaba arreglar algunos papeles, la azabache acepto porque no era ninguna molestia cuidar de su sobrina, la inocencia que emitía siempre la hacía sentir bien. Mikasa cada vez se acercaba más a su destino, tenía las flores en su mano, las sujetaba suavemente con miedo a que alguna de ellas perdiera sus frágiles pétalos.

Al estar frente a la puerta de la casa que alguna vez compartió con Eren Jaeger, toco la puerta con la ilusión de encontrarse a un hombre contento por su regreso. Sin embargo fue otra cosa, al abrirse la puerta el ojiverde la observó molesto, la analizó rápidamente y al ver ese ramo en su mano, su furia fue eminente.

-¿Que haces aquí?-pregunto molesto
-¿Quien te dio esas putas flores?-se acercó a ella para tomarla del pelo obligándola a introducirse a la casa, cerro rápidamente la puerta.

-Eren, ¿porque lo preguntas?¿fuiste tú, no?
-pregunto asustada pero los golpes en su rostro fueron la respuesta, la aventó en el sillón haciendo que esta dejara de sujetar el ramo.

Lo tomo entre sus manos arrancando todos los pétalos y tirándolos al piso para después pisotearlos con odio.

-Yo no te mande ningunas flores, ¿Creías que gastaría en ti?-pregunto esbozando una sonrisa, su mirada era amenazante, el corazón de la azabache latía con fuerza, sentía el temor de no volver con vida a casa. No podía controlar su llanto, y eso le molestaba aún más al ojiverde-¿Porque lloras, estupida?¿por tu amante?

...

-Mikasa-corrió hacía ella asustada
-¿Que te paso, cariño?¿Eren, te hizo esto?
-pregunto preocupada refugiándola entre sus brazos, la azabache lloraba como una niña que había perdido todo, su hermana la acompañaba en su dolor, le dolía verla así.

-Eren, no fue quien me dio las flores
-murmuró triste

-¿Que? ¿Fuiste a buscar a ese patan?¿como se te ocurre, Mikasa Ackerman?
-pregunto molesta

-Creía que fue él-contestó con sinceridad

-Te dije que él jamás lo haría.

Pasaron algunas semanas de la última vez en que ella lo vió, seguía igual, en su mente se hacía a la idea de no volver con él por más que su corazón lo anhelará, no cambiaría por ella.

Pero algo sucedió, su preocupación iba aumentando cada vez más al notar algunos síntomas, su periodo nunca fue irregular, creía que se había atrasado, no fue así. Junto a Annie, estaban en esa misma sala donde le notificaron que estaba embarazada de Aiko, sus manos temblaban la rubia al percatarse de esto tomo una de sus manos para enlazarla y decirle: "Esta bien, todo estará bien, Mikasa".

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora