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Lo último que ve antes de desmayarse es a Eren. Hace unos segundos estaba retorciéndose y gritando en el piso del dolor, el embarazo estaba aún más avanzado tiene 6 meses y la pancita se nota mucho.

El ojiverde la mira con miedo, observa como Aiko se acerca a su madre con lágrimas en los ojos, preguntándole que le pasa a su mami.

-Tráeme algo de alcohol, Aiko-ordenó Eren

Minutos después la azabache comienza a reaccionar, lo ve con todo el odio del mundo, en esos instantes lo desea ver muerto, no le importaba que fuera el padre de sus hijos, era un animal. No se podía creer que fue capaz de darle una fuerte y violenta patada en el vientre. Su rostro era amenazante, ahora él la miraba preocupado pero intentaba ocultarlo, sabía que esta vez se dejo llevar por la furia llegando a ser vil. Lágrimas descendían por su pálido rostro, lo miraba con asco.

-¿Porque lloras? No te paso nada, ya deja de armar un drama-intento ocultar lo sucedido y seguir como si nada.

-¿Que?-pregunto furiosa-Si pierdo a mi bebé, te mato-amenazo-Eres un poco hombre.

Tomo todas sus pertenencias rápidamente a pesar del dolor insoportable en su vientre, tenía que ser fuerte por ellos, salir de ahí. Escuchaba los gritos incesantes de Eren, pero poco le importaba lo que ese hombre dijera, estaba llena de odio, su rabia aumentaba cada que escuchaba su voz.

-Vas a volver de nuevo llorándome, pidiendo regresar conmigo pero te voy a mandar a la mierda, zorra-grito molesto acercándose a ella para empujarla.

-No me toques, pendejo-gritó furiosa, estaba exaltada, se acercó a él para empujarlo haciéndolo caer, salió rápidamente de esa habitación y fue directamente a la cocina.

-¿Te vas a llevar así, estupida? Muy mujercita ven acá-se intento acercar a ella pero esta tomo un cuchillo para hacer que este retrocediera, estaba sorprendido por la actitud por parte de ella.

-No dejaré que le hagas daño a mi bebé-sus manos no temblaban, se mostraban firmes.

Al día siguiente

Despierta totalmente agotada por la noche anterior, esta en la cama que fue suya desde niña, recuerda como llego hasta allí pero no quiere tocar el tema.

Sale de la habitación luego de cambiar su ropa por una limpia, se encuentra con Aiko en el pasillo junto a una azabache, las dos le sonríen y ofrecen sus manos para que esta las sujete, bajan despacio por las escaleras para dirigirse hacía el comedor.

-Come rápido, Mika-ordenó la mujer con voz dulce
-Iremos al doctor- al escuchar esto la joven voltea hacia su hija esperando que no le haya contado nada de lo que paso.

-Aiko me ha dicho que no saben aún el género, y quisiera llevarte, porque quiero pasar este gran momento contigo, Mika-tomo la mano de su hermana menor para sonreírle unos segundos después.

Al terminar su comida, Pieck carga a la pequeña Aiko entre sus brazos, toma la mano de su hermana para salir de la casa, en cuestión de minutos un carro se para frente a ellas, baja de el un hombre de complexión delgada, cabello claro, la azabache mira a su hermana mayor y le sonríe.

El joven abre la puerta de atrás para que Mikasa suba junto a Aiko, luego abre la puerta para que Pieck suba y tome asiento de copiloto.

Hablan en todo el camino, no se permiten el silencio dentro del auto, risas inocentes por parte de Aiko que muestra que se ha encariñado con su tío. Llegaron en cuestión de diez minutos al hospital, fueron recibidos por una castaña que los guió hasta su consultorio.

-Quisiera preguntarle algo a solas-mencionó tímida Mikasa, Pieck acarició el cabello de su hermana en señal de comprensión.

-Pregúntale todo lo que necesites saber, Hange resolverá tus dudas-sonrió para salir junto con Porco que llevaba en sus brazos a la dulce niña.

-¿Que es lo que necesitas saber, linda?-pregunta atenta.

-Mi bebé y yo sufrimos algunos golpes durante el embarazo, ¿estará bien?-pregunto preocupada apunto de llorar, la castaña la observo sorprendida.

-Primero deberemos hacer una ecografía, así nos aseguraremos porque también podrás escuchar los latidos de tu bebé. Pero tengo que preguntarte algo, el ambiente en el que estás ¿es violento?

-No, nada de eso-mintió

...

-Es niño-Avisó emocionada la castaña intentando que las personas que esperaban afuera escucharan.

-¿Niño?-pregunto sorprendida Pieck sin ocultar su emoción-Seré tía por segunda vez y de un niño Porco-celebró sacudiendo al mencionado

-Felicidades a las dos, tú serás tía y Aiko la hermana mayor de un hermanito-felicitó a las dos azabaches que saltaban de felicidad.

Mikasa tocaba su pancita con tristeza, un niño. Esperaba que todo estuviera bien con él, deseaba pedirle perdón por haberlo hecho pasar por tan mal momento pero repentinamente su pancita comenzaba a tener un movimiento.

-Así que despertaste, dormilón-hablo contenta la castaña-¿Puedo?-pregunto colocando su mano sobre su vientre al observarla asentir con una gran sonrisa acarició la pancita que se movía, las pataditas eran señal de que estaba bien, más activo que antes-Sus latidos son normales, y es bueno que haya pasado esto, quiere avisarte que todo esta bien con él.

Lágrimas salían de los ojos de la azabache, no podía contenerse, le pedía perdón, rogaba por su perdón, Hange no sabía que hacer ni como animarla, no sabía el contexto de las cosas, abrió la puerta dejando pasar a sus familiares para que estos pudieran consolarla.

-Mika, ¿que pasa?-pregunto preocupada la azabache-¿Porque pides perdón?

-Me siento culpable, es eso-respondió acariciando a su bebé.

-Tú no tienes la culpa de nada, Eren si.

Otra vez estaba acostada en su cama pero ahora reprochándose todo, no se podía perdonar el dolor que hizo que sus hijos soportaran junto a ella. No podía dejar de llorar, era imposible no sentir culpa, sintió movimiento en la cama y en cuestión de segundos Aiko estaba depositando un beso en la mejilla de su madre e intentaba limpiarle las lágrimas.

-Te quiero mucho, mami.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora