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-Eres un idiota, no quiero más esto.

-¿Que?-pregunto furioso, su mirada era amenazante su cuerpo se movía con rapidez intentando sujetar el cuerpo esbelto de la pelinegra que corría hacía la habitación de su hija a encerrarse.

-Lo que escuchaste, Eren-respondió detrás de la puerta, acarició el rostro de su hija que estaba invadida por lágrimas. Metió todo lo necesario a una mochila de la pequeña niña, y espero sentada en la cama a que los ruidos cesaran.

Sabía que el hombre estaba furioso, rompería cualquier cosa que se le atravesará, pero no estaba dispuesta a quedarse un segundo más ahí. Cargo a su hija y tomo la mochila con la mano que quedaba libre. Respiró profundamente llenándose de valentía al abrir la puerta se encontró cara a cara con el ojiverde , este demostraba en su mirada arrepentimiento, lloraba de manera incontrolable.

-Mika perdón-se disculpó intentando tomar la mochila que sujetaba con fuerza la mano blanquecina-No fue mi intención tratarte así, solo que tu me hiciste enojar-murmuró triste

-Ninguna de tus palabras cambiará mi decisión, ni quitará los golpes que haz dejado en mi rostro-dijo la azabache mirándolo con frialdad sin importarle darle consuelo a su amado.

Al ver que sus disculpas no funcionaban, que las palabras de Mikasa mostraban seguridad intentó arrebatarle a la menor.

-¡Es mi hija!-Exclamó molesto

-Ah...¿ahora si es tu hija?-pregunto burlona sujetando con más fuerza a la pequeña evitando que este se la arrebatara.

Recordó en ese precisó momento lo que este hace unos años le hizo pasar.

-Mika-se acercó a abrazarla pero observó su rostro triste-¿Que pasó?¿que tienes?
-pregunto preocupado

-Estoy embarazada-respondió llorando

-¿De quien es?¿Con quien te metiste?
-pregunto molesto

-Es tuyo, Eren. ¿Que vamos a hacer?

-¿Que vamos a hacer?-repitió la pregunta con un tono burlon-Dile al pendejo que te embarazó, no quieras que me haga cargo de ese bastardo.

-Eren, solo he estado contigo.

-Yo no me haré responsable de un hijo que no es mío-se fue dejándola sola con lágrimas en los ojos.

-Me voy, Eren-camino hasta la puerta seguida de la mirada del ojiverde que de un momento a otro iba hacía ella furioso, la azabache rápidamente salió busco en la bolsa de su pantalón la llave de su auto para encenderlo al encontrarlas las introdujo abriéndolo.

Al subir a Aiko en la parte trasera junto a sus cosas, perdió tiempo de huida, la mano de Eren sujetaba con fuerza el cabello de Mikasa acercándola hacía él.

-¿Que creíste estupida? Este idiota ya me dejo ir, me dejo el camino libre para irme con mi amante.

-¡Suéltame!-Exclamó molesta intentando safarse.

Sintió como el agarre de Eren se suavizó por completo, volteó hacía un lado, nuevamente su salvadora, Carla Jaeger observaba con decepción a su querido hijo que en esos instantes corría hacía su madre a brindarle una explicación "excusa".

Mikasa no desaprovechó ni un segundo y entro al auto, para arrancarlo y largarse por fin de su infierno. Eren gritaba siguiéndola pero era obvio que no la alcanzaría.

-Vas a querer volver maldita hija de puta
-Grito Eren parándose, cansado de ir tras ella.

El auto paro, la conductora quería responder y ser escuchada-Quédate con tu pinche infierno, porque yo ya no lo quiero.

...

Era tarde, precisamente las 12:00 am, pensaba donde quedarse, no quería molestar a nadie de sus amigos, pero no se arriesgaría a que algo le pasara a su hija que dormía plácidamente en el asiento de atrás. Condujo a un lugar que estaba a algunas cuadras de la casa de Eren, era algo arriesgado, sabía que pronto se enteraría de que ella estaba ahí, pero era el único lugar que conocía.

Toco la puerta repetidas veces, sus manos temblaban, tenía mucho miedo, pero evitaba perder el equilibrio, su hija estaba descansando entre sus brazos, no supo en que instante comenzó a llover, pero la hizo querer llorar, veía la carita angelical de esa pequeña niña que era fruto de un amor que la destrozaba a cada segundo.

La puerta se abrió dejando ver a una azabache de piel blanquecina, delgada de cabello largo que la observó con preocupación, rápidamente la invito a pasar no sin antes darle un abrazo porque sabía que lo necesitaba. Dejaron a Aiko en la habitación que pertenecía a Mikasa y bajaron para sentarse un momento en la sala.

-¿Quieres contarme que paso?
-pregunto la mujer acercándole una taza de té que fue recibida al instante.

-¿Que tenía que pasar?-pregunto seria

-Mikasa, tú jamás quisiste dejarlo, ¿que tuvo que pasar para que lo dejarás?

-Una canción me hizo tomar valor-murmuró apenada

-Eres todavía una niña, hermanita.

-Pieck sabes muy bien que soporte todo porque era el padre de mi hija-susurró
-Quise seguir el ejemplo de mamá

-Nunca en la vida mi padre se atrevió a alzarle la mano a mamá. Él te golpeaba, Mika.

-Yo también lo hacía-hablo seria, su hermana la miraba sorprendida.

Pero era algo de esperarse, Mikasa fue criada como si hubiese nacido un varón, su padre la llevaba algunas veces a partidos y clases de taekwondo.

Ella era apegada a su padre, pieck a su madre. Cuando le anunció a su madre que estaba embarazada reaccionó de mala manera, la señora Ackerman sentía traición a su confianza, decepcionada totalmente, decidió llevarla a casa de los Jaeger para que él se hiciera responsable sin consultarlo antes con el señor Ackerman.

-Tú solo te defendías, Mika

-No se que hacer, he perdido mi trabajo, Aiko no dejará de preguntarme por su padre.

-Descansa primero, no te atormentes, todo tiene solución, estoy orgullosa de que dieras el primer paso para salir de esa relación-acarició suavemente el rostro de su hermana dándole una sonrisa.

...

-Mika-extendió un uniforme hacia ella
-Creo que somos aún de la misma talla, hable hace unas horas con mi jefe, te dará empleo, por Aiko no te preocupes coordinaran tus horarios para que así puedas llevar y recogerla.

-Pieck-se levantó de la silla para abrazar a su hermana-Muchas gracias, realmente gracias.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora