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Se encuentran sentados en la sala, platicando un poco, han pasado 15 minutos desde que Porco y Pieck se despidieron, él la mira de forma dulce, ella habla sin parar hasta que se percata de la mirada del azabache, le pregunta ¿que es lo que pasa? Pero su respuesta fue un beso inesperado por parte de ese hombre, es tierno, lento, la envuelve amorosamente entre sus brazos para poder tenerla aún más cerca no se niega, cede ante sus besos, acaricia el rostro masculino del hombre, luego de unos largos minutos se separan, las mejillas de ambos están rojas.

-Discúlpame, mocosa. No fue mi intención sobrepasarme-se disculpa, esta totalmente apenado por su acción, no se arrepiente porque realmente tenía ganas de besar esos lindos labios, pero fue tan repentino, olvido por completo que la azabache quería ir despacio en la relación.

-Yo también quería-confiesa tímida

Se quedan callados algunos momentos pero surge nuevamente una platica, la planta que el azabache le había traído a casa como regalo, era bonita pero realmente no le resultaba conocida.

-Se llama nomeolvides, simboliza el amor eterno, también el amor desesperado, me recordó tanto a ti.

La mujer sonríe, acerca su mano a la planta y acaricia las florecitas, posa su mirada en el azabache que no le quita la vista de encima, lo abraza como una niña pequeña, nuevamente buscando refugio y agradeciendo.

-Gracias, gracias por estos detalles
-murmura entre lágrimas
-Hace unos años...yo creía que mi vida finalizaba ahí, me creí todo lo que él me dijo, que nadie más estaría dispuesto a quererme, ahora estás tú aquí, junto a mí, demostrándome que todas las personas tenían razón, eres el hombre que quiero en mi vida.

-Mocosa-sonríe tiernamente-Yo llegue a creer lo mismo, que todo para mí terminaba, pero no fue así, te encontré a ti, en esa fiesta, tu mirada triste, apagada me recordó tanto a mí, me preguntaba como una mujer que lleva vida dentro de su vientre, estaba de esa manera. Pero al abrirse los telones tu mirada cambio, me atraparon inmediatamente esos ojos grisáceos despampanantes, sentí que te devolví a la vida, me hiciste sentir útil por primera vez, subiste al escenario, esa pancita te hacía ver demasiado hermosa, pero tu miedo era grande lo note, algo no estaba bien, quería saber que era lo que te perturbaba, a que le temías, pronto estaba acariciando tu cabello, quería consolarte, ayudarte.

Mikasa lo miraba sorprendida, no podía creer lo que escuchaba, ni siquiera lo sospecho, ni lo pensó.

-Tu hijo estaba por nacer, estaba ahí, a tu lado, sosteniéndote, todavía recuerdo ese ceño fruncido por lo molesta que estabas, los gritos de tu hermana, el hospital, tus gritos que me hacían caminar de un lado a otro, me llenaban de preocupación hasta que escuché ese llanto que me hacía despertar de mi dolor, nuevamente una vida llegaba al mundo, estuve viéndolo durante unos segundos en el cunero del hospital, Murat era precioso, pronto tu hija estaba tocando mi mano, preguntándome si era amigo tuyo, me guió hasta ti. Me enamoré completamente de ti, de tu familia desde ese instante, prometí cuidarlos en cuanto tuve a tu hijo entre mis brazos.

-Levi...yo...

-No digas nada, solo quería que todo comenzara bien, sin nada oculto. Pronto te contaré el resto. Tengo que irme, es tarde, gracias por todo
-se despide, deposita un beso en la frente de la mujer para después retirarse.

La mujer se encuentra intentando analizar toda la información, pero le resulta difícil, estaba saliendo con el líder de su grupo favorito y no se dio cuenta.

Además de que él la conoció antes, quiere decir que la espero tres largos años, que la quiso antes, la quiere ahora, que esta dispuesto a esperarla aún más tiempo con tal de tenerla en su vida. Su seguridad aumenta al igual que los latidos de su corazón, se siente bien, algo aturdida, pero es bonito esto, tener una persona como Levi.

Él era un buen hombre de eso no tenía duda, pero aún tenía muchos miedos, sus heridas no sanaron del todo y aún faltaba algo que descubrir de la vida de ese hombre, lo sabría a su tiempo pero era algo que la hacía pensar y pensar por largas horas.

Cierra la puerta con llave para segundos más tarde ir hacía su habitación, se acuesta e intenta dormir a pesar de que su cabeza esta invadida de pensamientos e interrogantes.

Son las 7:00 am, la azabache se encuentra haciendo el desayuno para sus hijos, cuando ya esta listo, su dulce voz los llama para que se acerquen pronto y tomen asiento. Transcurren los minutos, alguien toca a la puerta, al abrir ve a Eren junto a un hombre de traje, los mira confundida, le pregunta al castaño que es lo que ocurre pero este no habla, entonces el hombre habla.

-Esta citada a un juicio sobre la custodia de Aiko Jaeger, Murat Ackerman que tendrá lugar el día 11 de Enero, todo es por el bien de los hijos que tiene con mi cliente.

-¿Que?-pregunta molesta-¿Como te atreves Jaeger? No que no eran tus hijos, dilo ahora, ah lo recuerdo eres un maldito poco hombre.

-Espérame en el auto, Zeke-ordena el castaño, este obedece al instante

-Sabes que puedo detener esto, regresa conmigo, te deshaces del enano que tienes por pretendiente, todo se arregla.

-¿Ah, si?-pregunta irónica, al observarlo asentir suelta una carcajada que lo hace enfurecer
-No es mi pretendiente
-le sonríe al ver que él también, prosigue
-Es mi novio, nos vemos en la corte
-cierra la puerta en su cara totalmente molesta

Mikasa no podía controlarse, estaba totalmente enojada, como podía pedir la custodia de unos hijos que jamás quiso, era un pedazo de mierda, inhumano, vil bestia, eso era lo que era, ¿como se atrevía? Después de 3 largos años de no ver a sus hijos, de no aparecerse al menos para darles algo, viene y los pelea porque no cedió a su capricho.

-Hermano, tienes que casarte con Historia Reiss para poder ganar totalmente la custodia de mis sobrinos.

-¿Estás pendejo tú o que? Ni siquiera me case con esta idiota para irme a casar con la mimada de Reiss.

-Es tu decisión.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora