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-Es momento de que lo sepas, mocosa.

La azabache lo observa confundida, pero recordó que él había dicho antes que pronto le contaría algo, que no quería ocultarle nada, eso hizo totalmente feliz a su corazón. Lo mira atenta esperando que se decida a hablar, esta algo pensativo, pero por fin lo hace.

-No se ni siquiera como decirlo...tuve un hijo, su nombre era Alex, su madre era una chica que conocí casualmente, tenía sentimientos hacía mí pero yo por ella no, se lo deje claro, no entendía razones, salió embarazada, le dije que me haría cargo, empezamos a vivir juntos en la casa de sus padres, trabajaba para darles lo mejor, pero ella...Petra quería utilizar al bebé para tener acercamientos sentimentales, no lo permití entonces decidí volver a mi hogar, todo mi salario se lo entregaba a ella para que a mi hijo no le faltara nada, inventaba enfermedades que el bebé prácticamente no tenía pero me preocupaba tanto que me quedaba para cuidarlo, inicie mi carrera sabes como son los medios, mujeres, rumores, sus celos la cegaron y...lo descuidó totalmente mientras Alex tomaba su biberón, un bebé de tan solo 2 meses solo, recibí una llamada mi hijo había muerto, ahogado...ese bebé, mi niño murió, no escuche sus primeras palabras, no vi sus primeros pasos ni siquiera tuve la dicha de que corriera hacía mi gritando "papá", fue mi culpa, Mikasa, si no lo hubiera dejado en manos de esa irresponsable.

La mujer lo miraba totalmente sorprendida, pero lo comprendía las últimas palabras que dijo le recordaron tanto a ella ese día en el hospital.

-Tu llanto ese día fue casi el mismo...tú sentías que lo perdías y yo lo perdí.

Las lágrimas no se hicieron esperar, ahora los papeles se invirtieron, ella lo consolaba, él lloraba por su más grande amor, tan solo recordarlo hacía que todo en si se destrozara, desde ese momento se mantenía lejos de los bebés, de los niños, no quería sufrir, recordar...pero ese día en que conoció a la azabache, su hija Aiko, Murat descubrió una oportunidad nueva de cuidar de las vidas de alguien más.

-No entiendo del todo tu dolor...pero tienes razón yo sentía que perdía la vida que estaba creciendo dentro de mí, pero estabas ahí, abriendo mis ojos para descubrir un mundo mejor, quiero ayudarte a hacerlo.

-Lo has hecho desde el momento en que me dejaste entrar a tu vida
-sonríe tiernamente
-Quiero que conozcas a mi madre.

Los días transcurren lentamente, se aproxima la fecha acordada para la cita en la corte, pero ella se encuentra más segura y confiada gracias al azabache que en sus momentos de debilidad toma su mano, le recuerda que todo estará bien, que jamás la dejará sola.

10 de Enero
Mikasa no entendía el porque, ¿que fue lo qué pasó? ¿Que hizo que Eren retirará la demanda así de la nada? No lo entendía, estaba confundida. Le preguntaba a Pieck y Porco pero ninguno respondía. Era noche de películas con sus hijos, ellos miraban la televisión, pero ella simplemente no podía prestar atención por estar vagando en pensamientos, pronto Aiko estaba tomando su mano, su carita demostraba que quería pedirle algo.

-Mami, ¿podemos cenar, ya?-pregunta tímidamente

La azabache asiente, le sonríe se apresura a ponerse de pie para dirigirse a la cocina junto con Aiko, se apresuran a sacar algunas cosas del refrigerador para hacer algo rápido antes de que la película avance más, pero algo las hace detenerse, escucha que tocan la puerta.

Aiko esta apunto de salir corriendo para abrirla pero a estas horas de la noche no podía arriesgarse a que su hija se acercará a revisar quien era, quizás era un loco o un asesino, temerosa se acerco a la puerta, la abrió y se encontró con un azabache que tenía algunas bolsas en sus manos. Sin esperar invitación a pasar lo hace, le muestra a la niña las bolsas y ella corre para tomarlas, las lleva a la mesa.

-Tacos-grita emocionada Aiko
-Iré por Murat-avisa para después correr hacia la habitación donde estaba el menor.

-¿Que tal tu día, mocosa?-pregunta curioso

-Zeke, el hermano de Eren vino acá a notificarme que se canceló todo, las acciones legales, absolutamente todo...no entiendo como ni porque paso pero no me alivia.

-¿Porque? Deberías estar contenta de que ese idiota no tendrá a tus hijos.

-Si no puede lastimarme de una manera buscará otra, siempre fue así, no descansará hasta verme infeliz, derrotada...

-Nunca volverás a estar así, no te hará nada, aquí estoy yo para cuidar de ti

Él acaricia el largo cabello de la azabache que le sonríe dulcemente, deposita un beso en los labios de el hombre.

Los niños pronto se acercan a la mesa pero se detienen a mirar a su madre y su novio, Murat se acerca al hombre que se separa de Mikasa para mirarlo, el infante toma la mano del azabache una sonrisa inocente adorna esa carita angelical, Levi lo carga sin dudarlo ni un segundo pero no se esperaba que el menor lo envolviera en un abrazo.

-Papi-grita emocionado, se encuentra observando el rostro del azabache que le sonríe triste, pero las lágrimas que brotaban de sus ojos eran de felicidad.

-¡Mami, Murat le hablo!-exclama emocionada Aiko

Mikasa lloraba, acariciaba la carita de su hijo menor, la pequeña Aiko sostiene su mano, sabía lo importante que era ese momento para su madre. Debido al golpe, Murat genero algunos problemas en su desarrollo para hablar, comunicarse, en su lenguaje, al pasar los meses tenía problemas de confianza, solo hablaba poco con Mikasa y Porco, solo a ellos. Comprendía que el niño asociara a Levi con una figura paterna, porque la representaba, protección, cariño y amor.

-Si, seré tu padre, todo lo que tu necesites
-murmura triste aferrándose al abrazo.

Mikasa carga a Aiko entre sus brazos para acercarse a ellos y envolverse entre todos en un cálido abrazo. Eran una familia, por fin esa familia llena de amor surgió, sin buscarla la encontró, ambos se otorgaron lo que les faltaba a sus vidas.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora