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Su cita comenzó, él llega hasta su casa con un ramo de rosas rojas entre sus manos, toca la puerta de su casa, tarda unos segundos en abrirse, se encuentra con la azabache, la observa detalladamente, su vestido negro la hace ver realmente bien, se muestra un poco insegura, decide sonreírle un poco para que este confiada, le extiende su hermoso detalle y es recibido por las manos femeninas que tocan las delicadas rosas, le hacen feliz, completamente feliz.

-Te ves muy bonita, mocosa-habla con total sinceridad en sus palabras haciendo que esta se sonroje, pero rápidamente comienza a recordar...

-Lárgate a cambiarte, así no pienso llevarte, pareces una puta, pero que se podía esperar de una ofrecida como tú, no te queda bien, estás gorda, ya eres una señora no deberías usar eso.

Estuvo apunto de ceder ante sus miedos pero las manos cálidas de el azabache la hicieron entrar en razón, no dejaría que esos recuerdos la atormentarán, no dejaría que su vida fuera controlada por ellos, es su momento, por fin podría experimentar algo nuevo junto a una persona diferente, alguien que estaba dispuesto a quererla.

Se encuentran en el lugar acordado, charlan sobre sus vidas, ríen, él sostiene su mano, sabe que esta aterrada a explorar un mundo nuevo, pero quiere seguir siendo su fortaleza como en los viejos tiempos. Sale el tema de amistades, él menciona a sus dos mejores amigos, pero no sus nombres. Ella habla de lo aterrados que estaban sus amigos por la noticia de que estaban saliendo con alguien. Soltó una risita al recordar que todos estaban esperándola en casa de su hermana Pieck para cuestionarla, no querían que sufriera porque de ser así ese hombre recibiría una paliza.

-Mi familia me vio sufrir mucho-confiesa la azabache

-Todos hemos tenido una historia difícil, mocosa
-dijo intentando mostrarse comprensivo.

-¿Cual es la tuya?-pregunta curiosa

-Lo sabrás en su momento-responde el azabache, no tenía ganas de hablar sobre el más grande dolor que permanecía hace años en su corazón.

Él observa a la mujer que asiente de manera comprensiva, pero sabe que le interesa saber, tiene totalmente la razón pero no era de algo que quisiera hablar en un momento tan bonito. De un momento a otro se encuentra de pie frente a ella, la invita a bailar extendiéndole su mano, la acepta tímidamente y caminan hacía la pista.

Se miran fijamente a los ojos, es algo que esta pasando, el corazón de ambos explota de emoción, la alegría que uno al otro se daba era inmensa, ¿podrían sanar sus heridas? Bailan juntos, la música es lenta al igual que sus pasos, no quieren que pare porque aman entrelazar sus manos, que una de las manos femeninas este posada en su hombro y estén conectados por sentimientos mutuos.

La música esta por terminar, ella se encuentra tan cerca de él, su rostro esta escondido en su cuello, se siente protegida por primera vez, como si pudiera vencer a cualquier persona, Levi la hace sentir bien, fuerte, valiente, lo descubre a cada segundo, finalmente se separan y ambos se sonríen tiernamente.

Al día siguiente

-¿Que es lo que te preocupa, Porco?-pregunta confundida la azabache acercándose hasta él

-El pretendiente de mi cuñada
-responde
-Habla con ella, dile algo

-¿Que tengo que decirle?¿como que?¿la felicito? Mi hermana tiene todo el derecho de hacer su vida.

-No quiero volverlas a ver así, tu destrozada por no saber cómo ayudarle con su roto corazón, ¿y si es un mal hombre?-pregunta preocupado

-¿Recuerdas a Hange?
-pregunta, al observarlo asentir prosigue
-Ella me preguntaba mucho por mi hermana, hasta que un día me confesó que él que quería saber de Mika era su amigo, entonces planeamos hacer que se encontrarán repentinamente en el karaoke, pero resulto mejor de lo que esperábamos.

-¿Es conocido de Hange? Si es así, solo espero que sea un buen hombre con mi cuñada, de ser así él tendrá siempre las puertas abiertas de nuestra casa.

Mikasa se encuentra en la sala, sentada junto a sus preciosos hijos que llena de besos y abrazos, era una madre amorosa, encantadora. Esperaba el momento adecuado para darles la noticia a sus hijos.

-Quisiera decirles algo

-¿Que pasa mami?-pregunta atenta Aiko.

Murat solo observaba a su madre, algo confundido pero asiente, los dos se colocan frente a su madre para prestarles su total atención.

-Quiero presentarles a alguien, es alguien que me acompañará, no estoy diciendo que ustedes no lo hagan porque saben bien que son lo que más amo en el mundo, pero si ustedes me dan permiso quisiera que lo conozcan.

-¿Tienes novio, mami?-pregunta emocionada Aiko, al observar a su madre dudarlo grita de felicidad contagiando a Murat.
-No pidas permiso, es tu felicidad mami.

Aiko lo sabía muy bien, su madre había pasado tres largos años sola, luchando contra viento y mar para darles la mejor vida, hoy por fin tenía la oportunidad de ser feliz junto a una persona, era nueva pero tenían que apoyarla porque ella siempre estuvo ahí junto ellos, queriéndolos, amándolos protegiéndolos, pocos son los recuerdos que tiene de un buen padre, deseaba en el fondo que si esa persona no lo era al menos fuera un buen pretendiente para su madre, porque ya la había visto sufrir demasiado, una vez tras otra recuerda haberla visto llorando en su cama, preguntándose que hacer, con golpes en la cara, moretones en su piel, el cabello largo que su madre tenía debía cortarlo siempre para que Eren no pudiera jalarlo, sufrió mucho.

Sus hijos quieren lo mejor para esa buena mujer porque lo merecía.

La azabache y su hija se encuentran en la cocina preparando la comida para cuando él llegue, no le salieron bien las cuentas sobre el tiempo en el que ese hombre vendría pero ahora ahí estaba tocando la puerta de su casa, eso hace que los nervios de Mikasa aumenten, no esta ni siquiera arreglada, ni un atuendo un poco favorable llevaba encima, Aiko toma suavemente la mano de su mamá para hacerla reaccionar cuando consigue que la mire, le sonríe.

-Si te trata mal, le diré a mi tío Porco que lo mande al hospital-murmura-Colocaré los platos en la mesa, ve abrir mami.

Se coloca frente a la puerta, respira tres veces, sus manos temblorosas abren lentamente la puerta.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora