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-¿Esa fue la razón por la que me pediste salir?
-pregunta decepcionada dirigiendo su vista hacia otro lado, no quería verlo, estaba molesta.

-Si-respondió sin pensarlo hasta que se percato de su pregunta-No, no es así. Te pedí salir porque desde que te vi llamaste por completo mi atención.

-Estamos apunto de llegar a mi hogar, sigue.
-ordena

Lo hace, obedece, casi arruinaba todo por contestar sin analizar su pregunta. Después de algunos minutos él guiado por las indicaciones de Mikasa se para en una casa color aqua, que tenía un bonito jardín una parte llena de flores y otro solamente con pasto.

-Es donde juegan mis hijos-comenta al ver la atenta mirada de el hombre en su patio.

-Es un bello lugar.

Levi le pide que se quede dentro del auto, él sale camina con rapidez, se acerca a la puerta del copiloto para abrirla en cuestión de segundos, ella sale agradece el detalle, antes de que Mikasa entre deposita un beso en su mejilla, le susurra algo al oído antes de que esta se niegue se apresura a llamar a su chofer que llega en cuestión de minutos, se despide y se marcha.

La azabache no puede creerse lo que acaba de pasar en su primera cita, la arruino por completo por sus estupidos miedos. Se repite una y otra vez.

Él no es Eren, él no es ese mal hombre. No lo será, no todos son iguales, lo acabas de ver, Ackerman.

Pero su autoregaño se ve interrumpido al ver a ese hombre, estaba furioso, lo sabía porque conocía a la perfección ese rostro, ese mismo rostro que tenía cuando la golpeaba, empujaba...cuando le gritaba y la hacía sentir sin valor. Él se acerca velozmente a la puerta intenta abrirla, corría con la suerte de que sus dos pequeñitos no estuvieran en casa.

-Vamos a hablar, abre-ordena molesto, pateando la puerta.

-No tengo nada de que hablar, Jaeger, lárgate o llamo a la policía.

-No lo harás, de eso estoy seguro, sigues siendo una maldita miedosa de mierda, abre-ordena nuevamente aumentando los golpes en la puerta.

-Claro que lo haré, ya no soy esa Mikasa idiota que embarazaste, que se dejo de ti.

-Abre la puerta, zorra-grita molesto.

-¿A quien le dices zorra, estupido mocoso de mierda?-pregunta furioso un hombre pelinegro acercándose hasta el castaño para tomarlo del cabello y arrastrarlo unos cuantos pasos lejos de la puerta.

-¿Eres el idiota con el que esta maldita sale?
-pregunta molesto intentando soltarse de su agarre

-A ti que te importa, estupido.

Antes de que Levi le de un golpe la azabache sale apresurada, él se sorprende por esa acción, Eren se engrandece, lo observa y sonríe pero no se esperaba que ella tomará la mano de el pelinegro para acercarlo. No quería que ese hombre tuviera que manchar sus manos por alguien tan bajo, no valía la pena.

-Lárgate ahora, Eren Jaeger-ordena la azabache, con esos ojos que jamás lo miraron así, a excepción del día más doloroso de su vida, en que sentía que perdía la vida que crecía dentro de su vientre.

-Que te quede claro, tu a mi me respetas, y si no lo dejas, te quito a mis hijos-amenaza.

El Ackerman tiene unas ganas de golpearlo pero la mano de Mikasa lo retiene, siente su apoyo así que es suficiente, parece que sabe controlarlo sola.

-Vamos a una corte, ahora mismo
-sugiere la azabache retadoramente colocándose frente a él, demostrándole que no tiene temor de lo que pueda hacer.

-Mira no quieras ser así, intentando hacerte la valiente que no te sale-habla molesto dandole ligeros empujones porque debía medirse, ahora no estaba sola, el azabache lo miraba fijamente, no despegaba ni un segundo la vista, parecía solo esperar las indicaciones de la mujer para agarrarlo a golpes.

Al ver aquello el quiso interferir pero ella demostraba una vez más que no era esa Mikasa sin agallas, lo empujo con fuerza.

-No me toques pendejo-grito molesta pero hizo que este se molestara aún más y la empujará con fuerza.

-No te metas con ella, maldito estupido
-sin pensárselo dos veces estampó su puño contra el rostro del castaño propinándole incesantes golpes

-No lo vale, Levi-intenta hacerlo razonar pero le hierve la sangre, esta molesto, furioso, descontrolado, no quiere volver a verla de esa manera.

Pasaron 10 minutos después del incidente, ninguno habla, solo están en la cocina tomando un té, intentando asimilar lo ocurrido.

-¿Que hacías aquí?-pregunto seria intentando romper el silencio ambiente que los rodeaba

-¿Te molesto que me metiera?-pregunta desinteresado.

-Pensé que ya te habías ido-responde la azabache
-Disculpa por haberte metido en estos problemas

-Ahora tus problemas también son míos
-murmuró tomando la mano de la mujer, quien lo miraba atenta
-Había visto que él venía hacía acá, supuse que era para molestarte, en una situación así no te dejaría sola.

-Gracias, estaba apunto de invadirme el miedo pero... escuchar tu voz me hace tomar fuerza, es similar a la de un vocalista.

-¿Que vocalista?-pregunta fingiendo no saber.

-El de No Name-responde sonriente

Él sonríe al escuchar esa respuesta, acaso era muy difícil saber, deducir que era ese vocalista, ese hombre frente a ella, pero no se lo diría ahora, no era un buen momento, ansiaba decirlo pero no utilizaría eso a su favor para conquistarla. Luego de 30 minutos él decide marcharse, no sin antes decirle que la espera en el bar-restaurante Diamante.

Un lugar lujoso al cual ella no esta dispuesta a ir, porque no esta acostumbrada, no quiere eso. Va a la casa de Pieck a charlar sobre eso pero es regañada.

Genial, buscas apoyo y lo único que hacen es regañarte. Pero Pieck le lanza una pregunta que la hace razonar.

-¿Porque no estás acostumbrada renunciarás a un amor?

Tenía mucha razón, la respuesta solo estaba en ella. Puede que no esté acostumbrada a ese tipo de lugares, pero puede hacerlo, porque la persona que la acompañara es diferente, la hace querer salir de su zona de confort y querer arriesgarse, dejar sus miedos atrás. Estuvo acostumbrada a un mal amor, es momento de darle oportunidad a uno bueno.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora