Epílogo

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Sostiene entre sus brazos a su bebé, tiene dos semanas de nacido, Levi espera preocupado, emocionado, todo un revoltijo de emociones, su bebé esta por nacer, escucha los gritos de su mujer, son desgarradores, Porco intenta tranquilizarlo pero nada puede calmarlo hasta que se escucha, ese llanto, su hija había nacido, se toca el rostro, tapa su boca que esta adornada por una sonrisa, su emoción y dicha era inmensa, saltaba de alegría, celebra junto a Porco la vida de ese nuevo ser.

Una enfermera le anuncia que pronto podrá pasar a conocer a sus hijos, eso lo hace asombrarse al igual que a Porco y Pieck también a la madre del Ackerman que recién llegaba junto al chófer. ¿Dijo hijos?¿Escucharon bien?

Para él no era nada malo, era fantástico, el amor de ellos rindió frutos, y vaya que muchos. Levi se acerca a su chofer y le pide que baje las cosas que a comprado para su pequeña princesa.

Pronto se encuentra frente a la puerta de la habitación de su mujer, esta igual de nervioso que ese día en el karaoke, su chófer abre la puerta porque Levi tiene las manos ocupadas, pañalera, globos color rosa con formas distintas, el portabebé, un ramo de 24 rosas rojas, un osito de peluche color rosita pastel.

Se acerca a la camilla donde su esposa se encuentra sentada, acomoda cada una de las cosas en el primer lugar libre que encuentra, regresa hasta su mujer para extenderle el ramo de rosas, besa sus labios suavemente.

-Gracias...gracias por ser la madre de mis hijos.

Es entonces cuando su mirada se encuentra con las dos preciosas bebés que dormían plácidamente en sus cunitas, sus ropitas las hacía lucir más tiernas, el azabache cuidadosamente acaricia las manitas de sus hijas, estaba emocionado, ella lo notaba al igual que las lágrimas que brotaban de sus ojos. Se inclina para hablarles.

-Mis niñas...les prometo que mientras yo esté aquí nadie les hará daño. Las cuidaré siempre. Las amo tanto. Su madre y yo las amamos.

Es un fin de semana demasiado frío, su esposo se encuentra acostado a su lado, abre los ojos para encontrase con esos bellos ojos azules con toques grises, se sonríen mutuamente, están felices de amanecer junto al amor de su vida. Se levantan al escuchar un llanto.

Levi tiende la cama, la azabache corre a la habitación de sus bebés, al verlas ahí, esperando por ella, les sonríe y acaricia sus caritas angelicales. Observa el cuarto color rosa de sus niñas, estaba muy feliz de estar aquí, de estar casada con ese maravilloso hombre, de tener unos hijos sumamente preciosos. Katherine y Rosé sueltan risitas al estar siendo cargadas por su madre que reparte besitos en sus rostros.

El azabache entra, sostiene a Katherine que sonríe dulcemente al ver a su padre, él...no puede dejar de sentirse agradecido con la azabache que estaba cerca, una mujer tan valiosa que fue fuerte, era el mejor ejemplo para sus queridas hijas. Se acerca a su mujer para besarla rápidamente pero Rosé lo aleja con su manita. Claro su madre le pertenecía a la pequeña.

Aiko entra junto a Murat al cuarto, saludan a sus hermanitas que estaban algo risueñas por la presencia de su padre. La azabache deja a Rosé con su padre para que las atienda para poder hace algo de comer para ellos.

Aiko acerca las sillitas de sus hermanas a la mesa, Murat saca la fruta del refrigerador para colocarla en un platito, Levi acomoda cuidadosamente a sus preciosas hijas en las sillas, abrocha el cinturón, acomoda el plástico que les permite dejar un tazón de el mismo material con algo de fruta para que las bebés coman, les pone sus baberos que tienen sus nombres en ellos, obviamente el hombre mando a bordar en ese pedazo de tela los nombres, para no confundirlas porque eran demasiado parecidas, solo que Rosé tenía los ojos de Mikasa y Katherine los de su padre.

Las gemelas toman los pedazos de frutas del tazón para comerlos, Mikasa cocinaba con una gran sonrisa en el rostro, de vez en cuando volteaba a mirarlos, Aiko y Murat estaban felices cuidando de sus hermanitas, Levi barre la casa tranquilamente, deja aún lado la escoba para acercarse a su esposa, deposita un beso en su mejilla, ella lo devuelve, charlan sobre lo bella que es la vida desde que están juntos.

Eran una familia, esa familia que todos desean tener, unos padres que se aman, que demuestran que aún existe ese sentimiento, que hay personas buenas, que tu destino cambia cuando tu buscas algo nuevo, gracias a él hombre a su lado, era más segura, tenía confianza, sabía que la amaba profundamente al igual que a sus hijos, no le podía pedir más a la vida, solo ver junto a Levi como crecen sus pequeños hijos y viven una vida plena. Al final todo esta bien, no hay ni siquiera alguna cicatriz de sus heridas del pasado, solo amor, cariño...

 Al final todo esta bien, no hay ni siquiera alguna cicatriz de sus heridas del pasado, solo amor, cariño

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Mis heridas
Areli Ojeda

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora