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Había transcurrido una semana de aquella amenaza por parte de Eren, la azabache no quiso ver a nadie, no hablaba de esto y la estaba dañando, tenía miedo de que todos sus esfuerzos se esfumarán por las tonterías de su ex pareja, analizaba la situación, pero jamás ni en un millón de años volvería a pensar que regresar con él sería una solución definitiva al problema, se preguntaba como era capaz de hacer tal cosa, de pelear por la custodia de unos hijos que negó, que odio por el simple hecho de "arruinarle la vida" era un poco hombre, sabía que no la dejaría ser feliz con Levi, eso le preocupaba pero no más que sus hijos. Era cierto que lo quería, que se ilusiono pero siempre pondría a sus hijos primero.

Observa desde la ventana como el auto de su hermana se estaciona frente a su casa, decide levantarse de la silla, abrir la puerta y correr hacía sus brazos como una niña pequeña que necesitaba refugiarse, Pieck la consuela, el llanto incontrolable de su hermana menor le partía el corazón pero tenía que ser fuerte para ayudarle.

-¿Porque lloras así?-pregunta molesta
-¿Fue el estupido enano ese?

-Hermana, Eren...Eren quiere quitarme a mis hijos.
-responde intentando parar su llanto, limpia sus lágrimas, su mirada se encuentra con la de un hombre que mostraba preocupación, molestia era lo que podía deducir.

Él se acerca lentamente, la azabache se dirige a su dirección hasta quedar cerca, la envuelve en un abrazo, deposita un beso en su frente.

-Todo estará bien, mocosa. Se que te preocupas, pero quiero que te quede claro que ahora es un problema de ambos, no te dejaré lidiar sola con esto.

-Levi...

Sus lágrimas, verla de esa manera. No quería, lo odiaba, odiaba a cualquier persona que hiciera que ella estuviera de esa manera, porque no lo merecía, todo debía ser lindo para Mikasa, pero ese mal hombre solo lo arruinaba, estaba furioso. Quería romperle la cara a ese mocoso idiota que desde hace mucho tiempo tenía que estar en la cárcel.

-No podrá hacer nada, Mika. No te quitará a mis sobrinos, me tengo que ir, deje a los niños cuidando a Porco-habla seria tocando el hombro de su hermana menor, deposita un beso en la mejilla de esta que le sonríe triste-Cuídala enano

Levi toma de la mano a su novia, entran a la casa para sentarse frente a frente, observa su triste mirar, esas lagrimas rodando por sus mejillas, le dolía el corazón verla así, sostiene delicadamente la mano de la azabache, le brinda una sonrisa.

-Todo estará bien, mocosa.

La azabache asiente tristemente, un "espero que si" sale de sus labios, sabía que tenía posibilidades de ganar pero también de perder, debido a que ella nunca denunció sus agresiones.

-Eren Jaeger-un grito furioso salió de la boca de esa azabache que corría velozmente para llegar hasta donde el castaño estaba junto a una rubia de ojos azules.

-¿Que quieres, estupida?-pregunta molesto colocando a la rubia detrás de él
-¿Vienes a pedir que retire la demanda?¿Quieres rogarme? Adelante, hazlo, quizás me convenzas o ¿quieres tomar el lugar de tu hermanita?

Pieck sonríe maliciosamente, su mano se acerca a la cabellera castaña, él mira atento cada movimiento por parte de esa mujer, la azabache acaricia su cabello, Eren sonríe e intenta acercarse a su rostro dispuesto a robarle un beso, pero ella retrocede y procede a jalar su cabello bruscamente, de una manera tan violenta que podría arrancarlo.

Se queja, esta molesto. Intenta golpearla pero esta los esquiva fácilmente.

-No es lindo, ¿verdad?-pregunta molesta-Era lo que le hacías a mi hermana, a mi sangre, a lo más importante en mi vida, te contaré algo...-pronuncia entre lágrimas-A ti y a tu novia. Un hombre golpea a una mujer embarazada, ella no lo denuncia porque es el padre de sus hijos, porque lo ama, pero ese hombre si es que así puede decírsele se atreve a amenazarla con quitarle a esos niños que tanto negó, dime ¿te parece correcto? Pero lo mejor...es que con esa demanda se pueden usar unas pruebas, ¿sabes cuales son?

Lo observa, esta sorprendido al igual que la rubia que se muestra indignada por lo que acaba de escuchar.

-Tengo las fotografía del vientre golpeado de mi hermana, la declaración de la doctora, los estudios de las secuelas que ese golpe dejo en Murat.

-¿Secuelas?

-Si, Eren. Te aseguro que irás a la cárcel por esto, que lastima ser tu madre...ver que tu hijo es una bestia, vienes de una mujer y te atreviste a golpear a una que te amo al punto de abandonar su juventud.

-¿Que? Eren ¿tu hiciste eso?
-Pregunta la rubia molesta
-Eres un patan, un estupido, toma tu maldito anillo, no quiero casarme con un idiota como tú
-antes de marcharse tira la sortija en la cara del castaño.

Pieck lo suelta, lo empuja molesta y se dispone a seguir su camino pero él la sigue furioso, le ha arruinado todos sus planes de hacerle la vida miserable a la Ackerman, intenta sujetarla del pelo pero evade su mano, sin pensarlo dos veces voltea para propinarle una patada que lo deja en el piso. Se arrodilla para decirle algo, él no se puede levantar del suelo, todo le duele.

-Recuerda esto, soy Pieck Ackerman, defenderé siempre a Mikasa de ti así que no te atrevas a herirla más, sus hijos son mis sobrinos, tienen mi sangre son parte de mí, cuidado con lo que haces Jeager o esas fotos llegaran a casa de tu madre y a todos tus conocidos.

En otra parte, Mikasa se encontraba entre los brazos del azabache, que le ofrecía algo de té pero ella no aceptaba, lo único que necesitaba era estar así, le brindaba tranquilidad entre tantos problemas. Su rostro estaba escondido en su cuello, jugaba con los bordes de la camisa masculina, pensaba que hacer, creía que al dejarlo por fin sería libre de escuchar ese nombre del castaño que tanto la daño pero seguía igual de presente, lastimando una y otra vez el futuro que se dispuso a formar.

-Es momento de que lo sepas, mocosa.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora