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-Llevamos horas buscándola, no hay rastros de ella, ni de mis hijos.

Está preocupado, lo comprenden pero saben que no es bueno ponerse de esa manera nada ganaría con quedarse ahí, llorando, lleno de temor por perder nuevamente a las personas que ama, camina de un lado a otro, pensando, analizando, pero Pieck lo detiene, se coloca frente a él y lo mira molesta. Levi se siente débil, no puede hacer nada de nuevo, otra vez le han arrebatado lo que más quiere, sin poder evitarlo algunas lágrimas salen de sus ojos, pero un dure golpe en su mejilla lo hace razonar, la hermana de Mikasa acababa de darle una bofetada.

-No vamos a ganar nada quedándonos a llorar aquí, vamos a la casa de Eren, luego a la de los Jaeger, buscaremos en cualquier lado hasta encontrarlos.

-Pieck es un delito entrar sin permiso de...

-Su maldito permiso me vale una mierda, quiero a mi hermana aquí, incluso si voy a la cárcel por eso.
-la azabache interrumpe a su esposo.

-No le hace bien al bebé que estés así, Pieck
-murmura Porco acariciando el vientre de su esposa
-La encontraremos, tenlo por seguro.

-Vayan a casa de los Jaeger, tengo que ir a un lugar
-avisa sin mirarlos para segundos más tarde salir de la casa.

Levi sube a su auto, arranca, mientras conduce viene a su mente la imagen de su hijo, todo lo que amaba siempre era arrebatado de sus manos, esto era una clara prueba de que el creador lo odiaba, lloraba, no podía parar de hacerlo, su corazón le dolía, su mente le jugaba en su contra hacía que recordara la muerte...la sonrisa de su prometida, Murat diciéndole papi, Aiko tomando de su mano, todos esos momentos que atesoraba se clavaban como un puñal en su corazón. Ese primer te amo que salió de los labios de esa mujer, le hacía temblar, para repentinamente, toma su teléfono, marca unos cuantos números hasta que una voz se escucha al otro lado del teléfono.

-Te quiero en casa de Erwin ahora, llama a Flika y Angie, necesito ayuda-ordena, su voz es sería.

Sin esperar alguna contestación, cuelga. Se dirige rápidamente al lugar, no puede quitar ni un segundo de su mente a su amada, sufre de solo pensar por lo que estará pasando junto a sus hijos.

Al llegar a la casa de su amigo, sale del auto, corre de manera veloz, sin tocar la puerta entra, observa como todos se ponen de pie al verlo acercarse.

-Licenciada Flika, Agente Angie-saluda lo más rápido posible-Mi prometida está desaparecida, necesito rastrear su teléfono, también necesito el registro de reclusos en el 419-el azabache mira atento a Angie que niega con la cabeza.

-Eso va en contra de la ley, ¿cuanto tiempo lleva desaparecida?¿porque pregunta por ese registro?-pregunta confundida

-Angie, sean pocas o muchas horas, no cambia el hecho de que está desaparecida, anda revisa por favor
-la mujer de cabello corto, le ruega a su mejor amiga que hagan ese diminuto favor para dejar al hombre más tranquilo.

-¡Ay, Flika!¿Cual es su nombre?-pregunta, saca de su bolso un ipad.

-Mikasa Ackerman-responde el azabache con voz temblorosa, Hange y Erwin se acercan a su amigo para tocar su hombro. "Estamos contigo".

La mujer escribe el nombre, un largo historial de ubicaciones salen, frunce el ceño, ese lugar estaba destruído, ¿como podría una persona acercarse ahí?

-Carretera San Fernando, al oeste, número 155, coordenadas 12º29'13'25. Fue su última ubicación. Revisaron bien, ¿intentaron llamar?

-Esta apagado-murmura

-Entonces puede que esa no sea su última ubicación, si es que fue secuestrada puede que esa persona se hay desecho del teléfono antes de seguir con su camino
-dijo Flika, analizando cada detalle
-¿Alguna persona que quisiera dañarla?

-Eren Jaeger, puede que mi ex pareja pero esta en la cárcel.

-¿Cual es su nombre?-pregunta Angie, ingresando a los registros de los reclusos.

-Petra Ral-responde asqueado por tener que pronunciar nuevamente ese nombre.

-Ella es...ella escapó hace unos días-dijo sorprendida, al igual que todos en aquel lugar, el azabache camina molesto de un lado a otro, golpea cualquier cosa cercana a él, lanza un grito que hace que los demás se aterren.

-Tienen que ayudarme, esa mujer...esta loca, es capaz de hacerle daño.

-No puedo involucrarme en casos así...

-Te ayudaré a levantar la demanda en contra de el posible secuestrador, nos ayudara a tener acceso a una inspección en sus hogares, cuando recuperemos a la víctima su testimonio hará que se les arresten inmediatamente-la castaña se aleja para hablar unos segundos con Erwin.

-Es un caso donde también involucraron a mis hijos
-habla molesto frente a Angie

La azabache no lo piensa ni un segundo más, asiente. Le ayudará, toma su teléfono para realizar algunas llamadas, menciona la ubicación, ordena que un agente esperara afuera de el lugar, pronto se acerca a Flika para crear un plan al tenerlo echo, Angie deja en las manos de la castaña un arma.

-Tenemos que ir sin llamar la atención, Hange y Erwin se quedarán con Levi en la camioneta protegidos por uno de mis compañeros, Flika entrará conmigo, dos mujeres, algo normal ¿no? Si algo sale mal los agentes entraran, ustedes se encargaran de llamar a la policía.

-Me niego a quedarme esperando a que mi mujer este a salvo, entraré con ustedes.

-¿Para que carajos pides ayuda si harás lo que se te de tu puta gana?-pregunta la azabache molesta

-Angie, cálmate-murmura Flika

Al final se hizo lo que se le dio la gana, el entraba por la parte trasera, ellas por la entrada principal de aquel lugar abandonado, caminaban tranquilamente como si pasearan por el bosque de hecho Flika y Angie reían por las tonterías que ambas decían, pero tomaron el tema de la mujer a la que buscaban.

-Hange me había contado de esa mujer ¿a ti no?
-pregunta Angie molesta de solo recordar las atrocidades de ese hombre.

-Si, por todo lo que me contó, quise matarlo.

-Ya somos dos

-¿Cuando lo encontremos lo golpeamos?
-pregunta la castaña con una sonrisa traviesa, al ver a su amiga asentir una risita escapa de sus labios.

La mirada de Flika se detiene en una casa, que se ve en condiciones deplorables, es entonces que deciden caminar de forma apresurada para revisarla, al abrirla se encuentra con unos ojos verdes, era él estaban seguras pero no podían atacarlo, él tiene en su mano un arma apuntando hacía la cabeza de una niña. Ninguna de las dos realiza un movimiento, no quieren arriesgar la vida de una menor.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora