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Una pelinegra conduce tranquilamente hacia la escuela de su hija para recogerla, quería verla ya, la extrañaba demasiado y es que la relación entre madre e hija se hizo aún más fuerte incluso eran mejores amigas, eso era más de lo que ella le pudo pedir al creador, que su niña le cuente todos sus secretos sin temor a ser juzgada porque sabe que su madre la apoyaba en todo, eso era lo que caracterizaba a la Ackerman, si negaba algo era por su bien pero lo explicaba no era solamente un rotundo no que te hace explotar de rabia.

Al llegar ve que su querida hija ya se encuentra esperándola, la menor le sonríe, salta de alegría ni se diga la mamá que baja rápidamente del coche para correr hacía su hija y cargarla,algunas de las madres ven con ternura aquella escena, otras miran con envidia, ni en un millón de años sus pequeños demonios se dejarían cargar así. Las dos azabaches entran al auto.

-¿Como te fue hoy, mi niña?-pregunta emocionada la mayor-¿Que aprendiste? Porque recuerdo que dijiste ayer que tendrían un experimento de ciencia.

-¿Lo recordaste, mami?-pregunta feliz

Aiko observa a su madre asentir con una gran sonrisa que la contagia, hablan durante todo el camino de el día de ambas, preguntas curiosas que son respondidas con emoción. Eran demasiado felices. La mayor de solamente recordar que su pequeña hija había sufrido mucho junto a ella, que le había afectado tanto, hicieron de esa infante una niña tímida, callada, cuando realmente debía ser como ahora,se maldecía pero era un alivio verla así ahora, explicándole con emoción su experimento de ciencia, los volcanes y las sustancias que tuvieron que usar para simular una erupción.

Después de algunos minutos llegan a casa de Pieck quien los recibe alegre junto a Porco que carga a Murat entre sus brazos. Entran, platican por largas horas las dos hermanas mientras el hombre se encuentra entreteniendo a los niños pero no era algo que le molestara, para él era todo un placer jugar con sus sobrinos eran como sus propios hijos.

-Tío Porco-lo llama la azabache tocando repetidas veces su mano-¿Porque no te apuras?

-¿Apurarme?-pregunta confundido.

Las mujeres están atentas a lo que Aiko esta por decir.

-Queremos un primito para jugar
-responde Aiko

-Aiko-la regaña la azabache, con un gesto le indica que guarde silencio.

Es cierto que un sobrino no estaría nada mal pero no estaba en los planes de Pieck, se caso unos meses después del nacimiento de Murat pero hasta ahí, el hombre obviamente soñaba con tener un hijo o hija con el parecido a su bella mujer, su inteligencia y madurez, si era un varón parecido a él ¡genial!¿no? Porque en cuanto ese niño creciera podría conquistar a una mujer como su madre y sería tan afortunado como él de tenerla. Pero ante todo respetaba la decisión de ella, quería realizarse, extender el negocio junto a Porco para convertirlo en una gran franquicia, la comprendía estudio tanto para solo quedarse en un solo lugar: casa, cuidando de un bebé. No lo quería, no aún.

-Nena tu tía y yo lo hemos hablado, si ella no quiere no, no puedo decidir de un cuerpo que no es mío, es mi esposa pero sigue perteneciéndole su libertad de decidir-le explica pacientemente haciendo que la menor asienta feliz.

-Pero ¿hay alguna posibilidad?

-Si Aiko, espero que sea un niño tan maravilloso como mi marido-responde contenta con una gran sonrisa, observando a su hombre mirarla tiernamente.

-Ya fue mucha miel, ¿no?-pregunta la azabache

Son las 8:45 pm, se encuentran cenando rápidamente, Mikasa tiene que regresar pronto a su casa para acostar a los niños que ahora se encuentran con unos ojitos brillantes del sueño. Pieck toma la mano de su hermana para tranquilizarla.

-Tenía un plan para nosotras hoy
-Menciona la mayor

-¿Que? Pieck...¿porque no me dijiste?
-Pregunta confundida Mikasa

-Cuñada, ¿porque no sales al menos una vez?
-pregunta Porco
-Se lo mucho que te haz dedicado a tus hijos, que no haz tenido tiempo para ti y disfrutar, hazlo ahora

-Pero...¿quien los cuidará? ¿A donde quieres ir, Pieck?

-Abrieron un karaoke en la plaza principal, sabes lo mucho que me encantan, por favor Mika-ruega la azabache que es observada por su hermana menor que demuestra preocupación en su mirar.

-Yo los cuido-responde Porco a su pregunta
-Vayan y pásenla bien, me cuentan mañana
-sin darle alguna oportunidad de contestar carga a los niños y se adentra a una habitación.

Pieck conduce rápidamente, tiene que llegar antes de que la azabache se arrepienta, no para de repetirle que sus hijos están en buenas manos, y ella lo sabía pero le aterraba mucho la idea de dejarlos solos, de no verlos dormir junto a ella. Con total sinceridad Mikasa no había salido jamás a divertirse a algún lugar después de su primer embarazo, todo se basaba en trabajo, Aiko, casa y así sucesivamente.

Lleva una falda larga color azul que es algo oscuro, pero luce bien en ella, una camisa color rosa pastel, algo totalmente ordinario, nada fuera de lo normal, aunque su hermana le rogó porque usara algo un poco más llamativo se negó, quería que viera que podía atraer las miradas de cientos de hombres, bueno eso no era necesario para sentirse bella pero sabía que el autoestima de Mikasa no estaba totalmente bien a pesar de que el tema no se tocaba.

Cuando juzgas a una mujer no hay vuelta atrás, puede que mil personas digan que eres bella si la persona que quieres que lo diga te dice lo contrario te arruinas emocionalmente, piensas que tiene razón. Es una tremenda idiotez pero algunas funcionan así.

Ahora se encuentran en una mesa que comparten junto a Annie Leonhart y una amiga de ella, Hitch.

-¿Que tal si cantas esto, Mika?-pregunta la azabache acercándole un libro que contiene nombres de canciones un poco desconocidas para ella. La observa disgustada y niega con la cabeza.

-Vine a acompañarte-responde tímida

-Canta solo una canción, por favor. Tienes una voz bonita, Annie ¿lo recuerdas?-pregunta emocionada intentando darle ánimos.

-No-responde seca

-Si lo hago, ¿nos vamos a casa temprano?

Al ver a su hermana mayor asentir, toma el libro, comienza a hojearlo, ve el nombre de esa banda que fue una bendición en su vida, recordó las palabras, toda su ayuda, era una lastima que se retirará un año después del nacimiento de Murat. Comienza a sonar una canción que es desconocida para ella, no le toma importancia, le pide a el chico que sirve las bebidas que le de un turno después de esa persona que se encontraba apunto de cantar, selecciona clarity y solo es cuestión de esperar. Revisa su teléfono por si acaso, ve que no tiene ni una llamada ni mensajes así que lo guarda.

Esa voz, la hace voltear hacía el mini escenario, esa voz es idéntica al vocalista de No Name.

𝙈𝙞𝙨 𝙝𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora