CAPÍTULO 26

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MARATÓN 1/4

-Hey- alguien mueve mi cuerpo-. Hey- intentan de nuevo.

Con lentitud voy abriendo mis ojos poco a poco, pero siento la necesidad de cerrarlos de nuevo. El cansancio corre por mis venas creando un peso en mi cuerpo tan grande que tan solo el acto de pestañear me agota.

-Hola- dice Jayden, sonriéndome.

Todo a nuestro alrededor está oscuro, aún así, sería capaz de reconocer sus ojos dónde sea.

-Hola- respondo.

-Ya llegamos- me informa.

¿De qué demonios está hablando?

- ¿Eh?

-Llegamos al apartamento.

¿Apartamento? ¿Por qué no estamos en el hotel?

- ¿Apartamento?

Jayden ríe.

-No eres muy lista cuando estás medio dormida. ¿Crees que puedas pararte?

Asiento con la cabeza. Jayden me da espacio y como puedo salgo del carro. El brazo de Jayden me rodea la cintura mientras cierra la puerta para después caminar al edificio. Una vez en el elevador, el peso de mi cuerpo se vuelve tanto que me recargo con Jayden. Llevaba años sin sentirme así de cansada. Antes estaba acostumbrada por los festivales a los que iba gracias al ballet. Bailar folklore no es fácil, y menos cuando vas a representar a tu estado a otra parte del país o del mundo.

-Soy demasiado floja para caminar en estos momentos- le digo, cerrando mis ojos de nuevo.

Jayden no dice nada antes de cargarme. Ni siquiera tengo las fuerzas para rodear su cuello con mis brazos, así que solo me acerco a su pecho.

- ¿Crees que puedas abrir la puerta? – me pregunta.

- ¿No podemos quedarnos dormidos en el pasillo?

-Lamento decirte que no- él ríe.

-Que pena.

Jayden me da las llaves y después de tres intentos, soy capaz de abrir la maldita puerta. Aún intento descifrar cómo Jayden sacó las llaves de su bolsillo conmigo en brazos cuando comienza a caminar con dirección a su cuarto.

- ¿A dónde vamos? -pregunto.

-A mi cuarto. ¿Quieres que te deje en el cuarto de invitados?

Debo decirle que sí, que me deje en el cuarto en el que dormí ayer y que él se vaya al suyo, esa es la mejor respuesta, pero no lo hago. En vez de eso solo niego con la cabeza. Eso es señal suficiente para que Jayden siga con su camino. Patea ligeramente la puerta, abriéndola. Mis ojos tratan de registrar el lugar, pero la falta de luz lo hace imposible. Camina hacia la cama y con suma delicadeza me sienta en la orilla, toma todas mis fuerzas no caerme boca abajo contra el colchón.

-Voy a ir por tu pijama y cepillo de dientes. ¿Crees que puedas mantenerte sentada? – me molesta.

-Haré mi mayor esfuerzo- sonrío.

Jayden asiente antes de salir del cuarto. Mis ojos se cierran constantemente, y cada vez que me obligo a abrirlos, la tarea se vuelve más complicada.

¿Desde cuándo es tan difícil quedarse sentada?

-Lo lograste- dice Jayden entrando con mi maletita en mano-, realmente pensé que no lo harías.

-Muy gracioso- logro decir.

- ¿Realmente estás cansada, ¿no es cierto? -pregunta.

-Sí.

La chica de los libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora