capítulo 40

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Trato de controlar mi respiración, de calmar la creciente preocupación e ira en mí, pero no soy capaz de hacerlo del todo. Juliette camina con una seguridad admirable por el set, no sé si eso es una buena o mala señal; su cabello negro está planchado, haciendo que parezca más largo de lo normal. Trae unos pantalones cafés y una blusa blanca sencilla.

Esto es una mala idea, una terrible, pero sé que Juliette es una figura importante en estos momentos. Mi estomago se comprime al recordar que el motivo de su fama fue haber vendido información personal de la vida de Jayden. Respiro, llenando mis pulmones de aire y cuento hasta diez. Si ellos pueden hacer esto, yo también.

Como si sintiera mi mirada en ella, Juliette voltea, posando sus ojos azules en mí. Me sonríe de forma que promete problemas. Le devuelvo la sonrisa, levantando mi ceja. Muy pronto ella cambia de objetivo, sus ojos caen en Sam y su sonrisa se agranda. No hay nada cálido en su mirada.

-Aún no puedo comprender como Jayden se enamoró de ella- dice Sam, sin quitar su mirada de Juliette, quien sigue con su camino por el set.

- ¿Puede que tenga buena personalidad?- pregunto, no muy convencida.

Sam ríe como si hubiera dicho la broma más graciosa del mundo-. No lo creo.

-Es bueno darle el beneficio de la duda.

-A personas como ella jamás se les debe de dar ese privilegio- suspira, pasando su mano por su lizo cabello-. Voy a ir por Jayden.

Mi mano toma su brazo en un segundo, sorprendiéndolo-. ¿Puedo ir yo?

Él me dedica una sonrisa, asintiendo con la cabeza-. Esto va a ser pesado para él, Isabel.

-Lo sé- siento el eco de sus palabras retumbar en cada parte de mi cuerpo.

-Después de esta entrevista te va a necesitar.

-No- digo-, Jayden nos va a necesitar a todos. No solo a mí.

Toco débilmente en la puerta de su camerino

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Toco débilmente en la puerta de su camerino. Juro que el aire se volvió más pesado desde que Juliette llegó, no encuentro otra explicación al porque respirar se volvió tan difícil. Cuando escucho un "entra" abro la puerta. Jayden está en el sillón, codos en sus rodillas y cabeza entre sus manos. Verlo de está forma me pone triste en un abrir y cerrar de ojos. Quiero que esté riendo, bromeando, fastidiándome, no que esté callado; no quiero que sus hombros estén tensos y sus ojos a la defansiva. Con pasos delicados me acerco a él, me hinco frente suyo y tomo sus manos con las mías, quitándolas de su lugar.

-Hola- susurro.

-Hola.

Trago duro-. Ya es hora- poso mi mano derecha en su mejilla, acariciándola con mi pulgar.

Jayden cierra los ojos, suspirando-. Bien. Entre más rápido terminemos con esto, mejor.

Asiento con la cabeza aunque no pueda verme. Sin poder resistirlo más, lo rodeo con mis brazos, atrayéndolo a mí.

La chica de los libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora