CAPITULO 13

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Decir que me regañaron fue poco comparado con lo que enfrenté esta mañana en el set. Cuando digo que todos se tomaron su tiempo para decirme lo preocupados que estaban, es porque lo hicieron. Ethan me amenazó con no dejarme entrar a las grabaciones por una semana si volvía a hacer algo así. Yo solo me quedé sentada, escuchando cada una de sus palabras, no porque no quisiera hablar para disculparme y defenderme, sino porque no me dejaban hablar. Cada vez que abría la boca para decir algo, me callaban inmediatamente para seguir regañándome. Me sentí como una niña chiquita durante todo el tiempo que tuve que escucharlos. Tomó toda mi fuerza de voluntad no sonreír mientras ellos expresaban su descontento. No es que no me tomara con seriedad su preocupación, sí lo hacía, pero en ese momento me recordaron tanto a mi familia que me fue imposible no querer sonreír ante el recuerdo de mis seres queridos.

Adam tuvo que irse antes de lo planeado por complicaciones en su vuelo, pero no se fue sin antes advertirme que iba a desear no haber cruzado camino con él si se me ocurría asustarlos de nuevo.

Aún no decido si debo de tomarme esa amenaza en forma de broma o no.

Soy la primera en dirigirme al comedor. Si a ellos no les dio hambre regañarme, a mí sí me dio hambre tener que levantarme temprano para estar sentada por veinte minutos escuchándolos.

Entro al lugar que tiene la magia de poner de buen humor a todos y se me hace agua la boca al ver toda la comida que hay en la mesa: Hot cakes, pollo, salchichas, fruta, huevo, cereal y papas.

Todos los días al final de las grabaciones me encuentro con la misma cantidad de comida. Creo que Ethan y Anabeth aún no entienden que no están alimentando a un ejercito, aunque comamos como uno, sino que a menos de cincuenta personas.

-No mereces que te diga que los Hot Cakes que se ven rojos no son porque la mezcla tiene fresa, sino salsa- dice Jayden a mis espaldas, sorprendiéndome.

- ¿Salsa? - me volteo a verlo.

- ¿Creíste que mentía cuando te dije que iba a darle buen uso a ese bote que me diste?- se cruza de brazos, la camisa azul marca sus músculos-. Y tú vas a ayudarme.

La forma tan fría en la que me mira me desconcierta, pero después los hechos de ayer vienen a mi mente más rápido que un rayo.

Ayer fuiste tú quien causó su enojo y lo hiciste con toda la intención. Si tiene cierto descontento ahora es tu culpa, de nadie más.

Bloqueo el pensamiento tan rápido como aparece, sellándolo en lo más profundo de mi memoria a pesar de que tenga razón. Odio cuando yo misma regaño por cosas. Me mentalizo para lo que sea que saldrá de sus labios esta vez, palabras que puedo usar a mi favor empiezan a acumularse en mi mente, listas para defenderme.

- ¿Y cómo yo voy a ayudarte?

-Asegúrate que solo ellos dos agarren de esos Hot Cakes- responde-. ¿Ves esa agua?- apunta a una jarra de la que supongo es agua de Jamaica.

-Sí.

-Es agua de Jamaica- me informa, confirmando mis sospechas-, pero es de Jamaica porque el color nos ayuda a ocultar el rojo de la salsa.

- ¿Nos?- trato de que mi cara no refleje el asombro que siento.

-Claro- toma un paso en mi dirección-. ¿Realmente pensaste que me ibas a dejar en esto solo? Estamos a punto de declarar guerra, lectora. No planeo entrar a la batalla sin aliados.

Lectora, no Isabel.

- ¿Y yo tengo que asegurarme de que una vez que coman esos Hot Cakes tomen el agua de Jamaica para enchilarlos más?- pregunto, el plan empezando a tomar sentido en mi mente.

La chica de los libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora