CAPÍTULO 44

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Nervios recorren cada parte de mi cuerpo al abrir el correo de la universidad de París. Tomo aire, intentando que eso me dé la confianza que necesito.

Mi mamá está atrás mío, esperando. Mis manos tiemblan mientras abro el correo; parece que fue ayer cuando mande mi solicitud para estudiar la maestría en Francia, pero en realidad ya pasaron dos meses. Noviembre está por llegar a su fin, lo que indica que estoy a nada de saber que camino va a tomar mi vida.

-Solo ábrelo, Isabel- dice mi madre.

Por favor, por favor, por favor...

El correo está redactado en francés, haciendo imposible a mi madre leer lo que dice. Mis ojos buscan desesperadamente esas palabras que tienen el poder de arruinarme o de hacerme la persona más feliz del mundo.

Vous avez été acpeptée à l'Université des langues de Paris.

Vous avez été aceptée.

Usted ha sido aceptada a la universidad de idiomas de París.

- ¡Sí entré!- grito, parándome de la silla y llevándome las manos a mi boca.

Lágrimas de felicidad no tardan en aparecer. Fui aceptada en la universidad de París para continuar con mi maestría. Emoción llena mis venas, haciendo que mi corazón lata con más fuerza. Mi madre me está abrazando, susurrándome una y otra vez lo orgullosa que está de mí.

Ahora, en este momento sé que todo valió la pena. Todos estos años en los cuales me la pasé ahorrando, las clases de idiomas que di, el esfuerzo en sacar buenas calificaciones, mi empeño en seguir aprendiendo más idiomas, las horas extras de estudio, todo.

Dejo que esa felicidad que recorre mi cuerpo me lleve a una paz infinita.

Fui aceptada.

Terminando la carrera estaré viajando a París.

La alegría es tanta que me pregunto cómo es que mi cuerpo no ha estallado como si de un cohete se tratara.

La alegría es tanta que me pregunto cómo es que mi cuerpo no ha estallado como si de un cohete se tratara

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Odio los fines de semestre, realmente los odio. Demasiadas tareas y proyectos, tengo que hacer exámenes para mis alumnos y estudiar para mis propios exámenes. Lo único que me ayuda es que esta es la última semana de clases y después podré ser libre por dos meses antes de que mi último semestre comience.

Mi último semestre, vaya...

Aún recuerdo cuando hice el examen de admisión, el como lloré hasta quedarme sin lágrimas porque estaba segura de que no iba a pasar a la universidad. Mi mamá me aseguro una y otra vez que no debía de preocuparme de nada, que me había esforzado mucho y que todo iba a salir bien. No tenía que preocuparme por no entrar, ella me aseguraba, podía volver a intentarlo. A mi madre nunca le molestó que fallara en algún examen siempre y cuando ella se diera cuenta que había estudiado y había dado lo mejor de mí. "Una nota no mide tu inteligencia" me decía desde que estaba en la primaria.

La chica de los libros (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora