- ¿No vas a ir a la playa con nosotros?- la voz infantil de mi primo inunda la habitación.
-Esta vez no, pequeño- contesto, y su carita cambia a un semblante triste del otro lado de la pantalla.
- ¿Quién va a jugar conmigo?
-Leo- respondo.
- ¿Yo qué?- pregunta mi otro primo intentando verse en la vídeo llamada.
-Vas a jugar con Sergio y van a tener unas vacaciones increíbles.
- ¿Ya te están haciendo sentir culpable por irte a Nueva York sin ellos?- pregunta mi tío con una sonrisa.
-Están en eso- aseguro.
Cuando mi mamá me dijo que quería hacer una video llamada conmigo, jamás imaginé que se refería a una video llamada familiar. Aunque esté feliz de que se hayan reunido en mi casa para no dejar a mi madre sola, no les voy a perdonar que hayan comprado mi pastel favorito y me lo estén restregando en la cara a propósito.
Desde que mis padres se separaron cuando yo tenía diez años, mi mamá y yo nos volvimos muy unidas, supongo que eso sucede cuando solamente somos dos en la casa por tantos años. Nuestro vinculo es tan fuerte que solo recuerdo una vez que tuvimos que viajar separadas; fue cuando yo tenía 16 años y me fui a un intercambio de 3 semanas a Canadá para perfeccionar mi francés. Aún se me aprieta el corazón al recordar como lloraba mientras yo cruzaba las puertas del aeropuerto para entrar a la sala de espera.
Estoy feliz de que estén todos en casa pasando tiempo con ella, distrayéndola. Sé que la casa se debe de sentir muy grande y silenciosa sin mi presencia. Miro a mi familia a través de la pantalla con una sonrisa en los labios-. Llegó un paquete hoy, creo que lo vamos a tirar, nadie de aquí lo pidió- dice mi tío, sus ojos cafés brillando con maldad y diversión a la vez.
La sonrisa se borra de mi rostro tan rápido como llegó-. No toquen mi paquete- respondo.
- ¿Era tuyo?- pregunta, su voz sonando entre ligera y jocosa.
- ¡Alberto, deja de preocuparla!- me defiende mi madre-. No le hagas caso, tus libros están esperando en tu habitación.
Suspiro de alivio. Ese paquete no salió para nada barato.
- ¿Qué piensas hacer hoy?-pregunta mi abuela, asomándose en la pantalla.
-Leer.
- ¿Leer?- la voz de mi tía se hace presente nuevamente-. ¡Son las 7!
-8- la corrijo-. Aquí es una hora más, tía.
- ¡Es lo mismo! Es muy temprano para que te quedes encerrada a leer. ¡Estás en Nueva York!
- ¿Dónde está Nueva York?- pregunta Sergio, su tono de voz lleno de curiosidad.
-Muy lejos- responde Leo.
- ¡Ve a explorar la ciudad!- dice mi tía y unos sí de aprobación por parte de mi familia se escuchan-. Te recomiendo ir a Time Square, es algo tarde para que vayas a Central Park y estoy segura que queda algo lejos de tu hotel.
Miro a la ventana que está justo delante de la cama y me quedo sin aliento una vez más. Esta ciudad tiene ese efecto en las personas, te hace querer callar y solo contemplarla. Tengo que reconocer que estos días que llevo aquí no he tenido la oportunidad de conocer mucho los alrededores, he estado desde las siete u ocho de la mañana hasta las 6 de la tarde en el set, pero lo que mis ojos han podido apreciar ha sido suficiente para dejarme maravillada de por vida.
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La chica de los libros (En edición)
RomanceIsabel Trejo ama leer y eso no es secreto, toda su familia y amigos lo saben. Su amor por la lectura es tanto que decidió crear un canal de YouTube para poder compartir las maravillosas historias que lee cada día. Al comenzar su canal en Booktube el...