Capítulo 3: Tyler y los ideales

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Las manos de Lía comienzan a sudar y mantiene su vista fija en un punto de la ventanilla con la mirada al frente, incapaz de voltear hacia él; tal parece que todo el valor que sentía al acosarlo con la mirada en la biblioteca se ha esfumado. Mientras que Scott, conduce en silencio pero en vez en cuando observa a Lía, viendo perfectamente el nerviosismo de la joven así que tampoco se molesta en ser el responsable de romper esa relación que está entablando con la ventanilla.
El interior del Nissan, encierra la fragancia de la colonia de Scott y eso hace cada vez más difícil la idea de ir en paz sin obsesionarse más con el enigmático Scott Miller, hasta que por fin llegan frente al edificio del apartamento y solo así, Lía dirige de nuevo los ojos a él quien ya tenía la mirada puesta en ella,

— gracias— habla Lía con una sonrisa.

— ¿Vives con tus padres?

Y ahí va de nuevo, ignorando las palabras de Lía.

— No— larga una risa por lo bajo,
— Ellos están en San Diego. Vivo aquí con mi amiga, la chica del bar de anoche.

Scott, desvía la mirada al deteriorado edificio detrás de ella, luego pasea la vista por su alrededor. Lamentablemente esos tipos de lugares le traen malos recuerdos, además que siente que conoce ese ambiente, a las personas que la rodean y no le cabe en la cabeza que Lía y Elle, decidan vivir en un lugar así.

— ¿Por qué vas a esa biblioteca a estas horas?— pregunta, aún mirando al grupo de hombres que están frente al edificio compartiendo cigarrillos.

— Trabajo cerca de allí, en un restaurante y el autobús pasaba a los ocho y salgo a las siete.

Scott, la mira fijamente, — no deberías regresar, si no hay un autobús que te regrese.

— si, ya no lo haré— y espera con ansias que él diga algo más, que la ayude a buscar otra salida para seguir viendolo.

— tampoco yo— agrega Scott, y el corazón de Lía se parte en dos.
Otra de las habilidades que no consigue tener Lía, es disimular su cara y allí está, su natural cara de tristeza y desolación.

Esa expresión es captada por Scott, y cierra sus puños con fuerza para enviar una advertencia a su cuerpo para que no reaccione ante la vulnerabilidad de mujer que tiene frente a él. Pero sabe que si dice o hace algo fuera del contexto, terminará por entrar en un terreno peligroso donde no sabe parar y no quiere que la joven Lía, se involucre con él y todo el peso sobre sus hombros.

— bueno — Sigue Lía, volviendo a sonreír, — gracias, de nuevo.

Scott, asiente con la cabeza y esa es la señal para que Lía, abra la puerta y salga del mismo lentamente como si esperará que él diga algo más pero al final, termina por ingresar al edificio...

Por otro lado, Elle reparte bebidas para un grupo de diez amigos que festejan con mucha energía algo en especial. Gracias a ellos el bar explota de juventud, risas, charlas en voz altas y buena música; además parecen ser la envidia o más bien el fastidio de los clientes de siempre, sentados en los altos taburetes en la barra, encorvados hacía adelante.

— deberías aprovechar— habla Masón, hacia Elle que esta muy entretenida escuchando las anécdotas de unos amigos ebrios,

— ¿Perdón?

— conseguir a un hombre.

— dejaré está conversación aquí— rodea los ojos con fastidio pero antes de que su amigo pudiera defenderse su móvil comienza a sonar.

Cuando Masón atiende, su expresión va cambiando a medida que le hablan a través del móvil y corta con un frío, "adiós".

— mi hijo tiene fiebre— suelta con un tono preocupado.

Mi Dulce Perdición ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora