Capítulo 36: ¿La amistad menos esperada?

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La carta de Scott, está prolijamente acomodada sobre la mesa, Lía aún tiene entre sus manos la última hoja que leyó pero sus ojos estan mirando un punto inexistente justo en el final  del “hasta siempre, Lía” de Scott.
Leer todo aquello la había dejado sin palabras, algo más de la historia de Scott en una carta donde una vez más resaltaban los protagonistas contundentes de su pasado y aún más del presente que trata de construir.

— Scott...– murmura Lía, dejando la última hoja  con las demás, — tú...—y sin poder evitar sonríe  con lágrimas en los ojos.

Scott, había decido salvarse de esa oscuridad él solo, ponerle un punto final a aquellos fantasmas del pasado que lo atormentan, crear quizás una nueva realidad para él, para lo bueno que le queda, para colocar en el centro de todo  a una persona que lo volvió a la vida,  a Tyler y no encerrarlo en esa oscuridad donde él estaba.

Entonces, ahora  las palabras que había dicho Dixon, cobran más sentido.

Scott, necesita de ello, necesita mucho tiempo para asimilar lo que está pasando. No podémos pretender que lo acepte y ya. Tyler era su hermano y perderlo fue un golpe en lo más profundo de su corazón. Suena horrible decir que esta bien dejarlo solo en su dolor, pero ahora, él, solo él es el único que puede salir de esa oscuridad y él lo sabe, lo supo siempre. Pienso que, esto es decisivo para su tormenta”

Cuando Scott, escribió que ella no se preocupara por él, tenía una segunda intención que Lía entiende, ya que él también necesita tiempo para poner algunas cosas en su lugar pero lo está haciendo lentamente, porque esto significa un gran paso para él. Daniel lo hizo, se perdió y volvió a ser el mismo luego de que él solo haya encontrado una salida. Scott, estuvo perdido por mucho tiempo y ahora ha encontrado esa salida...

Aunque pareciera raro, la primera acción de Dixon, al día siguiente, es ir a visitar a Scott. Quizas con la idea de al menos de ayudarlo a sobrellevar el dolor pero para su gran sorpresa, se encontró con un nuevo cuadro. Un camión de mudanza estaba siendo llenado poco a poco por muebles, cuadros, esculturas pequeñas y algunas de ellas fueron reconocidas por Dixon de las pocas veces que fue al apartamento.
Tomás, esta dando órdenes, o mejor dicho, gritando una y otra vez “cuidado” para los hombres que están trasladando las cosas.

— ¿Tomás?– Dixon se acerca a él con el ceño fruncido, confundido y eso no pasa de ser percibido por el guardia de seguridad.

— se mudó– habla Tomás y no puede ocultar su sonrisa de felicidad.

— ¿Scott? ¿se mudó?– Dixon reflexiona unos segundos pero esta aún más confundido por la felicidad emanada de Tomás.
— ¿Por qué estas tan feliz?

— porque él está bien— responde Tomás, con la frente en alto, – Scott ha sufrido muchísimo, siempre pensó que se lo merecía pero ahora, él está decidido a cambiar eso, en pocas palabras, se fue en busca de su propia verdad.

Inconscientemente, Dixon sonrie ante aquella confesión.
— así que por fin lo hizo— comenta el joven relajando su ceño, —me alegro por él, se merece ser feliz– respira hondo a la par que Tomás,
— sabes, creo que todo esto tendrá un final feliz.

— yo también— Tomás le regala una sonrisa...

“Todos regresamos alguna vez al lugar en el que fuimos felices, pero también al que nos vio caer, a ese lugar oscuro que sentimos parte de nosotros porque ya estuvimos allí..... pero volvemos para ponerle un punto final”

Luego de dejar aquel lugar, que ya no pertenece a Scott y por lo tanto ya no hay motivo para regresar allí, Dixon va en dirección al apartamento de Lía.
Miles de ideas cruzan por su cabeza a medida que se acerca al lugar ¿si es que Scott ya se lo dijo? ¿si ella está al tanto del cambio que está dispuesto a pasar Scott? sin embargo, para cuando toca la puerta del apartamento, la leve sonrisa de Lía, le da un buen indicio.

Mi Dulce Perdición ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora