Capítulo 38: El reencuentro.

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Dixon, supo guardar silencio todo el camino de regreso ya que Scott, seguía triste, aunque intentaba ocultarlo revivió muchas cosas en aquel lugar.

Sin embargo, Scott decide hablar.
— ¿No tienes un lugar que quieras ir?

Dixon, frunce sus labios hacia un costado, pensando y antes que entren al pueblo de nuevo,  para sus pasos, obligando a Scott a hacer lo mismo.

— si–contesta, con una sonrisa de lado, — es por aquí— sale del camino y comienza a caminar entre el pasto como si nada.

— si vas a matarme, por favor que no sea aquí– bromea Scott, mientras sigue detrás a Dixon.

Todo es campo, pasto, árboles y más árboles hasta que suben una pequeña colina y allí es donde Dixon se sienta en el pasto muy tranquilamente.

— es aquí– habla, abriendo los brazos, demostrando la bella vista frente a ellos.

Desde allí se puede ver al pueblo y su alrededor, además que están bajo un árbol y también pueden ver el sol que ya no esta en lo alto, sino que ya se está dirigiendo al Oeste.

Scott, se sienta de la misma manera que Dixon, contemplando la vista frente a ellos.
— pase años aquí y jamas encontré este lugar— comenta.

— porque era mío— sonrie maliciosamente, — solo traje a una persona aquí— agrega, está vez con una sonrisa de lado.

— una chica— afirma Scott.

— Era bellísima—  confianza Dixon, recordando a la jovencita de ojos marrones, cabello negro y esa dulce sonrisa.

— ¿Qué pasó?

Baja la cabeza y toma entre sus dedos unas hojas secas, — yo me fui a Los Ángeles.

— ¿No volviste por ella?

— ella tenía un sueño y yo no tenía nada para ofrecerle— rompe la hoja entre sus dedos, — era un peleador de peleas callejeras y mi padre un adicto, ¿qué le podía ofrecer?

— lo siento...

— no— lleva sus ojos hacia lo que queda visible del sol, — pese a todo, tuvimos bonitos momentos— se recuesta sobre el árbol, — es lo único bueno que tuve aquí.

Ambos quedan en silencio por unos largos minutos, más bien miran como el sol se está ocultando.

— Creo que tus padres tienen un amor incondicional por tí y tu hermana.

Scott, no responde.

— solo mira, trataron de convertir este asqueroso pueblo en algo... bueno, solo porque no lo fue para ti.

— lo sé— contesta al fin, — son buenas personas— respira hondo,
— son mis padres.

— son iguales a tí.

El joven sonríe de labios cerrados y permanece en silencio por unos minutos hasta que Scott se levanta de su lugar,
—hay que irnos.

— Bien— Dixon se levanta, se alisa la ropa y se pone en marcha, solo que al dar unos cinco pasos la voz ronca de Scott pronuncia las siguientes palabras.

— gracias, Dixon, en serio, muchas gracias.

Dixon se voltea hacia él con una sonrisa.
— un gusto....

Para cuando el tren llega, el sol está dando sus últimas pinceladas en el cielo mientras se oculta.
Dixon, es el primero en subir, lo sigue Scott y solo cuando toman asiento lo nota serio.

— ¿no volverás?— pregunta.

— No— contesta Scott, — está fue la última vez.

Dixon, se acomoda en su asiento, mirando por la ventanilla como Scott.
— me alegro— murmura...

Mi Dulce Perdición ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora