Capítulo 6: La advertencia de Scott.

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Aunque pusiera todo de si para ocultar la emoción que le provoca la idea de hacer una pintura, su ansiedad puede más; por tal manera Elle ha despertado a las seis de la mañana y se ha puesto a hacer su magia.
El reducido apartamento está en plena tranquilad, con el leve sonido de una música de fondo en tanto su amiga aún duerme o eso creía ya que Lía despierta a las ocho y sale de su habitación sin querer interrumpir la concentración de su amiga, aunque esta se percata de su presencia antes que pise la cocina,

— ¿Ya podemos hablar?– salta Elle dejando su paleta de colores a un lado para levantarse de su lugar y acercarse a Lía,

— Buenos días– sigue Lía con una sonrisa sarcástica, — No hablaré del tema ¿Quieres café?

— Saliste a mitad de la noche con ese sujeto, no me agrada.

— a ti no te agrada nadie— trata de reír pero se da cuenta que ha sonado demaciado ofensivo, — lo siento— repone, — es un buen chico, Elle.

— bien, no puedo decir nada al respecto porque no lo conozco pero escuche cosas...

— puros comentarios de gente chismosa.

— Masón— sigue, como si él si fuera fuente de confianza, — lleva más tiempo que nosotras en Los Ángeles y me dijo que había una noticia sobre él, una historia— recuerda,

— Elle...

— escucha, dijo que esa historia en una revista estuvo en circulación menos de dos horas o algo así porque en el momento que su padre se enteró lo eliminó, hace unos cinco años atrás.

Lía arquea una ceja, — ¿Cinco años, Elle? Ya ha pasado mucho— la joven decide abandonar su puesto en la cocina para terminar con la conversación.

— ¡¿No tienes curiosidad?!— grita Elle mientras que Lía, regresa a su habitación pero la verdad es que sí, ahora tiene más curiosidad por Scott. Quizás en ese pasado, en esa historia está el motivo de sus cambios de ánimo, desde el serio chico vestido de negro que leé en la biblioteca y la ignora, al chico que la invita a tomar café, la lleva a su apartamento y por último el que no prende sus luces de noche, al que le gusta la oscuridad.

Tyler, posee una copia de la llave del apartamento de Scott, luego que él le haya exigido tal llave a Scott por seguridad, lo consiguió. Por tal motivo, después de haber tocado tres veces el timbre y no recibir respuesta, abre la puerta. La sala está vacía pero el lugar no está en silencio, hay ruidos provenientes de la cocina, así que Tyler termina por llegar allí, viendo la botella de tequila vacía, sobre la mesa de vidrio junto al sofá en la sala.

— Bienvenido— habla Scott cuando ve a su amigo, — sabía que eras tú— termina por servir dos tazas de café antes de sentarse en uno de los altos taburetes e invitar a Tyler a imitarlo.

— hoy estás de buen humor— reconoce Tyler con una sonrisa pero Scott finge estar muy concentrado bebiendo su café así que se mantiene callado.
— ¿Algún motivo?

— No.

Tyler, esconde su sonrisa satisfactoria bebiendo café.
— Le pedí a Elle, que me hiciera una pintura— comenta, — quiero ayudarla, quizás tú puedes comprar una.

— ¿Te gusta esa chica?— habla Scott dibujando una sonrisa de lado.

— la quiero ayudar— contesta Tyler pero no puede evitar sonreír al hablar aún más con la atención de Scott bajo él.
— el guardia me habló de algo, que una chica rubia llegó a tu apartamento a media noche.

— Era Lía— contesta sin dudar.

— me lo imaginé, parece una buena chica.

— lo es, incluso demasiada buena para mi.

Mi Dulce Perdición ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora