Capítulo 9 - Equipo Diez de Luto.

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Ya habían pasado tres días desde el incidente en Konoha. Cuando regresé con la manada los lobos me ayudaron con mis heridas, y Mamoru-sama me dejó descansar al día siguiente.

Desde ayer había retomado el entrenamiento con el jefe y con Daiki, mi velocidad había aumentado un poco en este poco tiempo, y Daiki había mejorado sus reflejos.

— Bien hecho. — felicitó Mamoru-sama una vez el entrenamiento terminó — Tengo que atender unos asuntos, así que tienen libre lo que resta del día.

Daiki y yo asentimos e hicimos una reverencia para luego alejarnos de ahí.

— ¿Cómo te sientes?. — la seria voz de Dai me hizo mirarlo.

— Bien, las heridas están sanadas casi por completo. — le sonreí ladina — ¿Cómo te sientes tú?.

Él asintió — Bien, sólo un poco cansado.

— ¿Muy cansado?. — pregunté curiosa.

Él lo notó y sonrió — ¿Qué tienes en mente?.

Mi sonrisa se ensanchó — Ir al río cercano, tenemos el día libre y podemos relajarnos un poco.

Dai lo pensó unos segundos para luego asentir — Bien, vamos.

Pasamos lo que quedaba de día en el río, nadando, jugando, riendo o sólo conversando.

Siempre que estoy con Dai y no tenemos nada que hacer vamos a algún río cercano o simplemente caminamos por el bosque. Para nosotros no es un lugar peligroso, es nuestro "hábitat", por decir de alguna manera.

Cuando la luna estuvo en lo alto decidimos volver, en cuanto pusimos un pie dentro, varios lobos se acercaron a nosotros rápidamente.

— ¡¿Dónde estaban?!. — preguntó Ao-san preocupado.

Dai y yo miramos confundidos a todos, ¿qué había pasado?, ¿por qué actuaban así?.

— Estábamos en el río... — murmuré sintiéndome culpable, aunque no sabía realmente la razón de aquel sentimiento.

Ao-san suspiró — Mamoru-sama quiere hablar con ustedes. — sentenció con seriedad — Daiki, cuando terminen ven a hablar conmigo.

Dai asintió de forma lenta — Vamos, Naisha. No debemos hacer esperar a Mamoru-sama.

Asentí y ambos caminamos a paso rápido hasta la cueva donde siempre estaba el jefe.

Al entrar, Mamoru-sama nos miró con gran enojo — ¡¿DÓNDE ESTABAN?!. — gritó.

Tanto Daiki como yo bajamos la cabeza y temblamos en nuestro sitio debido al miedo que causó en nosotros su voz.

— ¡RESPONDAN!. — exigió sin bajar el tono de su voz.

Tragué con la intención de sacar aquel nudo de mi garganta y así poder hablar, lamentablemente el nudo no se fue, pero aún así respondí — Estábamos en el río... — murmuré lo suficientemente alto como para que el jefe pudiera oírme.

— ¡¿POR QUÉ SE ALEJARON DE LA MANADA?!. — volvió a gritar, provocando que Daiki retrocediera con cierto temor, eso me asombró.

Llené mis pulmones con oxígeno para volver a responder — Nos dio el día libre, y no vimos nada de malo el salir al río...

— ¡¿ACASO NO RECUERDAN QUE HAY UNA ORGANIZACIÓN QUE PUEDE ACABAR CON USTEDES?!, — al no obtener respuesta de nosotros, él siguió — ¡DOS DE ESA AGRUPACIÓN PASARON CERCA DEL BOSQUE!, ¡SEGÚN LO QUE NOS INFORMARON ELLOS MASACRARON UN MONASTERIO!.

Senju-Uzumaki | Neji Hyuga|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora