Capítulo 42 - ¡A las ruinas de Uzushiogakure!

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Después de un largo regaño por parte de mi linda y tierna prima al regresar a la aldea, nos dio el resto del día libre para descansar y recuperarnos para lo que se venía. Permitió que todos, menos yo, se retiraran y me extendió cuatro pergaminos.

En todos ellos decían que aceptaban mi petición y que llegarían a más tardar en cuatro días.

Aquello me alegró y a la vez me hizo sentir cansada, no tendría mucho tiempo para descansar como se debe.

— ¿Puedo saber ahora qué le pediste a los kages?. — la rubia me miró con una ceja alzada.

Sonreí ladina y me senté en su escritorio — Bueno, más que nada que me prestarán a ciertas personas de sus aldeas. — respondí calmada.

La rubia me miró confundida — ¿Por qué?.

— Al principio era porque quería compartir cierta información con ellos, son los escoltas de los Kages, así que sería el método más seguro para pasar información. — comenté — Pero ahora quiero que me acompañen hasta Uzushio, mi abuela me dio cierta información que quiero verificar.

— ¿La tía Sumiye?. — preguntó sorprendida y asentí.

— Mientras estuvimos en el pasado, ella me comentó de cierto lugar en el que se supone se encuentras pergaminos que escondieron para resguardarlos y evitar que cayeran en malas manos. — informé — Quiero ver si siguen ahí y poder asegurarme de que no caigan en manos equivocadas.

Shizune-san, que había estado escuchando en silencio, asintió con sorpresa — Ya veo, deben ser pergaminos con jutsus peligrosos. — murmuró.

— Si los tienen resguardados, supongo que si. — apoyé.

— Pero, ¿por qué no ir con ninjas de nuestra aldea?. — Tsuna cuestionó.

Suspiré — Porque quiero pedir otra cosa, si es que los pergaminos siguen en aquel lugar. — aclaré — Es mejor que todo lo escuchen por parte de sus más cercanos ninjas. — me encogí de hombros — Y bueno, también quiero pedir autorización para ir a Kumogakure a entrenar. El Raikage me propuso eso y creo que estando en aquel lugar podría manejar mejor la información que debo de dar a los lobos, además de que entrenar con el Raikage y con sus ninjas me parece un reto interesante.

La rubia asintió de forma lenta, pensante. Pero finalmente me miró y sonrió con suavidad — Si crees que esa es una buena elección, te apoyo. — acarició mi cabeza — Puedes ir a Kumogakure, ya nos veremos allá cuando todos los preparativos estén listos. — asentí y estuve a punto de alejarme, pero mi prima me detuvo — ¿Cómo vas a mandar la información obtenida en Uzushio?.

Le sonreí ladina — Si me permites, me gustaría que Sai también me acompañe. Así el volvería a la aldea y te daría toda la información.

La rubia asintió — Bien, me parece que tienes todo cubierto. — acarició una última vez mi cabeza — Puedes retirarte a descansar.

Asentí, me acerqué a ella y la abracé con fuerza — Nos vemos allá. — murmuré.

— Claro, cuídate. — besó mi cabeza y finalmente nos separamos.

...

Al día siguiente se suponía que llegarían mis... ¿invitados?.

Gracias a todo lo divino, el día anterior lo había descansado completamente. Mi madre y mi padre no me despertaron hasta la hora de cenar y aquel gesto lo agradecía completamente porque ya me encontraba bien para recibir a los escoltas que había conocido en la cumbre.

Aunque antes de poder ir a recibirlos a la entrada, Dai me había mandado a llamar. Sabía la razón, quería saber como me encontraba y saber todo con lujo de detalle.

Senju-Uzumaki | Neji Hyuga|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora