Senju-Uzumaki | Neji Hyuga|

Capítulo 31 - ¡El ataque de Pain!.

La Hokage puso a Shikamaru a cargo de resolver el código dejado por el fallecido albino, y a pesar de que el pelinegro no se sentía en condiciones para llevar a cabo esta "misión", no le quedó de otra que aceptar al ver que la Hokage ignoraba totalmente sus réplicas.

Por otro lado, Tsunade no se sentía bien mentalmente, la pérdida de aquel albino le llegó a lo más profundo. No podía contener más sus lágrimas, así que simplemente dejó la oficina y caminó sin prestar demasiada atención, hasta que finalmente rompió en llanto. Un llanto necesario para poder seguir en pie al día siguiente.

Naruto también sobrellevaba la pérdida a su modo, recorriendo la aldea mientras recordaba lo vivido con su sensei, lo aprendido y las conversaciones.
El apetito en el se había desvanecido, las ganas de hablar o siquiera dormir también se fueron. Él sólo deseaba que esto fuera mentira, que su querido sensei no hubiera muerto, que su prima estuviera bien... pero en el fondo sabia que esta era la realidad...

Durante la noche, Shikamaru estuvo junto al escuadrón de decodificación tratando de ayudar, pero no habían podido hacer nada.

Sin saber que hacer, y debido a que una de las chicas que estaba en aquel escuadrón dijo que era probable que alguien cercano al fallecido pudiera ayudar, el Nara fue con la Hokage y con Kakashi, aunque ambos no fueron de ayuda, así que no le quedó más opción que ir con Naruto.

Cuando llegó con el triste rubio, notó que él no estaba realmente prestando atención al código, estaba totalmente distraído, así que sin saber que más hacer, puesto que no es el mejor para levantar ánimos, lo llevó al hospital.

Naruto confundido lo siguió, y su confusión y sorpresa aumentó al ver salir de ahí a Kurenai junto a Marumi.
El Uzumaki pensó que ambas estaban en el hospital por haber comido mucha barbacoa, pues ambas tenían su estómago más grande, aquella confusión causó la risa de Marumi y una explicación por parte de Shikamaru.

Kurenai le pidió al pelinegro que dejara de ir tan seguido, pero el Nara se negó diciendo que se lo había prometido a su fallecido sensei.

"Se parece a Naisha, Kiyoko, Akira, Koichi y Shiro. No me dejan ir a ningún lugar sola." Fue el comentario que soltó Marumi al apuntar hacia cierto rubio del clan Yamanaka que la vigilaba desde un árbol.

Luego de despedirse de ambos, ambas mujeres caminaron juntas en dirección a sus hogares, siendo seguidas por el menor del equipo de la pelirroja.

— Shikamaru... ¿qué te pidió hacer Asuma-sensei?. — quiso saber el rubio.

— Ese niño o niña será mi estudiante. — afirmó el pelinegro, dejando sorprendido al rubio — Asuma me confió ese niño a mi.

El recuerdo de la muerte de Asuma llegó a él, sus últimas palabras y lo duro que fue superar aquello.

— Sé lo de Jiraiya-sama. — informó Shikamaru, provocando que la tristeza inundara nuevamente los azules ojos de su amigo — Yo también perdí a mi maestro, así que no es como si no supiera como te sientes. — empatizó — Pero el atormentarse y el llorar, no van a hacer que las cosas se pongan mejor, todos pasamos por eso en algún punto de nuestras vidas.

— ¿Qué quieres decir, dattebayo?. — el rubio habló un poco fastidiado.

— Mi maestro me confió muchas cosas. Algunas importantes, otra tontas, toda clase de cosas. — explicó el pelinegro — ¿A ti también, verdad?. De hecho deben haber sido muchas cosas, ¿así que no piensas que ya es tiempo?.

— ¿Tiempo de qué?. — preguntó Naruto mirándolo.

— Tiempo de ser nosotros quienes confiemos. Es un fastidio, pero no podemos seguir quejándonos. — le sonrió — Tu siempre serás el que quería comer ramen, o serás llamado Naruto-sensei o algo por el estilo. No podemos seguir siendo niños por siempre, si queremos ser ninjas súper geniales, así como Asuma-sensei y Jiraiya-sama, eso es lo que tenemos que hacer.