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El aroma a limón era el que YeonJun había asociado desde muy pequeñito como el olor que identificaba a su papá Alfa de todos los demás, creció con un único lazo paterno y no tenía problema alguno con su lobo interior, el cual era un cachorrito aún, pequeñito y mimado que no movía ni la cola al estar contento. Él no era consciente de esa parte, la cual le pertenecía y le hablaba, muchas veces la ignoró.

Sentandito en el sillón, con su cabeza tambaleante y sin estabilidad, YeonJun mantenía sus luceritos oscuros semi abiertos por la inquietud del nuevo aroma que percibió al conocer a BeomGyu, mismo cachorro que dormía a su lado en posición fetal y tapadito con una gruesa manta gris para protegerlo del cortante frío exterior.

YeonJun no distinguía los aromas de los Alfas ni de los Omegas, a excepción de los que lograba captar de algunos cachorros de su clase y este aroma no era muy preciso y sufría cambios al notarlo, sin embargo fue una clave para su lobo percibir esa esencia a leche materna característico de los Omegas al tener hijos.

Pero si bien, este ahora solo puede ser captado por sus parejas e hijos, era imposible que él lograra olerlo con tanta claridad.

No era tonto, el aroma desconcertó a su lobo, activó la búsqueda del portador y estaba seguro de que TaeHyung no era un simple amigo del pasado de su padre, puesto que verles llorar a ambos era extraño, sentir su pechito comprimirse ante la mirada de aquel castaño no era normal y querer ser mimado por ese Omega tampoco era algo común.

TaeHyung era... muy parecido a él, la forma de quejarse a JiMin, la de hablar con Beom, sus muecas al jugar. YeonJun podía tener cinco años —rozando los seis— pero era bastante listo con la ayuda de su lobo, quería hablarle pero estaba tan cansado que cuando vio a BeomGyu dormir, también quiso dormir un ratito.

Hasta que sus oscuras hebras tocaron la superficie de la tela beige, su sistema entero entró en fase de sueño profundo, fue cargado junto a Beom hasta la habitación que el último nombrado usaría estas navidades, instintivamente el más pequeño buscó algo a lo que aferrarse para mantenerse quieto en el colchón, YeonJun fue su víctima.

El ambiente tranquilo y lleno de suspiros infantiles era corrompido bruscamente por la charla de los mayores en el salón principal, los tres sentados en el gran comedor, allí se respiraba un aire diferente y pesado, donde las emociones de la expareja eran reflejadas como un espejo, caras tristonas y molestas.

JiMin fue quien decidió iniciar aquella conversación tan difícil para los otros, conocía su historia y desde el punto de vista de un espectador que participó mucho en demasiadas ocasiones, afirmaba que su relación tenía salvación pero reconoce que TaeHyung fue duramente afectado en el postparto del último cachorro ya que JiMin no conocía a TaeHyung tan insensible y terco.

—No es propio de mí, ni mi deber meterme en estos temas pero siento que me voy a arrepentir si no les ayudo a salir de esta... -Crispó sus belfos rechonchos echando un último vistazo a los padres- Según sé y tengo claro, los únicos lazos rotos aquí son el vuestro y el de TaeHyung con YeonJun, tengo entendido que no van a reparar su relación formalmente para unirse una vez más, por lo que reducimos todo a arreglar el de padre e hijo...

—¿S-Solo el de ellos? -Inquirió vacilante, más forzado de lo que quería sonar, el castaño se sintió culpable y dolido.

—Les recomiendo empezar por el lazo de Yeonnie, noto que él sospecha mucho de TaeHyung porque aún puede percibir el aroma a leche y quiero creer que eso es bueno porque no está el lazo roto del todo, él conserva tu aroma y lo reconoce también...

—YeonJun siempre dice que le gusta mucho el olor de las flores porque le trae felicidad... -Murmuró el Alfa- Así que conoce muy bien el aroma de Tae... -El nombrado mordió su labio inferior al sentir una bala ardiente atravesar su alma, era extraño que los Omegas de la generación de TaeHyung tuvieran esos aromas de la naturaleza como el de las flores silvestres y el de Tae era precisamente agua de rosas, solo que JungKook también podía captar el de las cerezas también, así como Tae podía sentir la miel además del limón en el Alfa.

JiMin volteó a ambos, algo incómodo.

—Bien... mi casa es grande, hay habitaciones de sobra y espacio para que se sientan cómodos en todos lados, los niños están bastante inseparables y cariñosos así que quiero que ambos se queden aquí estas vacaciones  -TaeHyung abrió sus ojitos de más y JungKook alzó una ceja algo confuso- Ludovico y Hades no son un pinche juguete, Kim TaeHyung y Jeon JungKook, veo a sus trastos cerca de ellos y sus niños estarán fuera de esta casa.

















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feeling blue | KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora