Tengo la respuesta.

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Al finalizar la cuarta película me creí lo suficientemente capaz para regresar a Hogwarts, después de todo ya tenía las respuestas que necesitaba. El secreto estaba en el traslador de la última prueba. Cedric y Harry no deben utilizarlo y así estarán a salvo. Lo único que tengo que hacer es cambiar de realidad para advertirles. 

La alegría y satisfacción se desvanecen de mi rostro al recordar un pequeño detalle: se preocuparon tanto por hacerme volver a mi realidad actual que olvidaron decirme cómo volver a Hogwarts. 

Subo las escaleras hacia mi cuarto, me encierro en el baño y comienzo a suplicar por lo bajo frente al espejo.

- Draco... Draco por favor... ¿me escuchas?

Sin obtener respuesta alguna decido encender y apagar la luz. Con cada parpadeo que esta da, deja al descubierto algunas lagrimas bajando por mi mejilla. Empiezo a sentir desesperación e impotencia. Faltaban solo dos días para que iniciara el torneo. Alastor Moody o más bien Barty Crouch Jr. ya debe estar tratando de hacer sus movimientos para acercarse a Harry. 

- ¡Draco estoy aquí! ¡Por favor dame una señal! ¡Necesito volver!

Con estos gritos lo único que obtengo es que mi mamá abra la puerta de golpe, sin tocar.

- ¿Qué son esos gritos? ¿Qué te pasa?

- Nada mamá, estoy actuando una escena que leí en un libro. - sonrío al tiempo que me limpio las lagrimas. 

- Bien. - desconfía. - La cena esta casi lista, lávate la cara para que bajes a cenar. - cierra la puerta, dándome la libertad que necesito para tratar de contactar a Draco.

Estoy a punto de gritar nuevamente cuando percibo que el espejo esta cambiando de color. Deja de ser un espejo para dar paso a una ventana. Pero sucede algo que no es normal, nunca antes había visto humo. Mis luces empiezan a parpadear. Veo que alguien se esta acercando al espejo, es una silueta que se parece a la del platinado. Agito mis brazos desesperadamente.

- ¡Aquí estoy! ¡Draco!

Conforme la silueta se acerca me doy cuenta que no se trata de Draco. Es otro chico, parece tener unos diecisiete años. Tiene el cabello negro, esta peinado prolijamente y lleva puesto un uniforme de Hogwarts aunque un poco diferente. Al estar frente a mi sonríe de tal manera que parece coqueteo. 

- Ohh, ¡hola!, escuché tu voz pidiendo ayuda así que decidí dar un vistazo. ¿Cómo te llamas? 

- Ammm, me llamo _________. - dudo por un momento. - ¿Eres de Hogwarts?

- ¡Claro! Y no soy cualquier estudiante, soy el líder de mi casa: Slytherin, la mejor. - su orgullo y arrogancia me recuerda mucho a mi platinado. Vaya que los Slytherins se parecen.

- No me dijiste tu nombre.

- Cierto, perdón. Soy Tom, Tom Riddle. - continúa sonriendo de una manera inusualmente amable. 

- No recuerdo haber escuchado tu nombre antes, ¿seguro que eres de Hogwarts?

- Princesa, por supuesto que soy de Hogwarts, ¡mira! - se hace a un lado permitiéndome ver la habitación en la que se encuentra. Es el mismo baño del que antes se comunicaba Draco conmigo. - La verdadera pregunta es si eres de Hogwarts. Por lo que veo, parece que estas en el mundo muggle. - cambia la partida del juego. 

- Necesito regresar a Hogwarts en cuanto antes. 

- ¿Quieres que te ayude? Tengo la solución perfecta. Verás, soy de séptimo curso así que tengo bastante conocimiento en magia avanzada. 

Su sonrisa perfecta y eterna me hace dudar de él, pero por el momento parece mi única salida. 

- ¿Qué tengo que hacer? 

Realidades equivocadas - (Draco Malfoy y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora