Capítulo 9

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Octubre 2014, Nueva York, Clary.

Despertó con sus verdes mirando el techo blanco de la habitación de Jace, se percató de que las manos del muchacho la rodeaban y las suyas descansaban sobre las de él. Jace expulsaba el aire de sus pulmones en el cabello rojo de la chica, aún dormía. Parecía muy tranquilo, como si todos sus problemas se fugasen mientras durmiera. Clary se giró quedando frente a él y se recostó en su pecho, nunca había estado así de cerca con un chico, pero no le desagradaba. Se podría decir que se sentía cómoda estando así con Jace. Pasaron los minutos y a Clary se le hacía imposible despegar sus ojos de él, se comenzaba a preguntar por qué no sentía incomodidad a su lado. Quería saber si él también sentía lo mismo que ella, algo más que amistad y sólo cariño. Clary no sabía bien si estaba comenzándole a gustar Jace o no, pero no quería dejar de sentir esa extraña sensación cuando está con él. Tenía entendido que Jace se acostaba con muchas chicas y no le sorprendía, era un joven hermoso, y seguramente al igual que todas aquellas. Clary era consiente que no le llegaría ni a los tacones a esas muchachas, claro, eran modelos de pasarelas y ella sólo una estúpida creyendo que llegaría lejos con sus pinturas. Se preguntaba si Jace quisiera tener algo más que sólo amistad con ella, pero dudaba mucho en que fuera así.

—¿Hace cuánto estás viéndome? —preguntó el chico al ver que Clary lo miraba curiosa.

—¡Oh! ¿Te desperté? Lo siento.

—No, había despertado antes, pero me hice el dormido porque no parabas de verme —rió mientras acariciaba el cabello rojo.

Clary rió y llevó sus manos a su rostro.

—No tengo preparada una excusa para este momento.

—Ya lo sé —rió y la abrazó más—. ¿Dormiste bien?

—No recuerdo en que momento me dormí —sonrió acurrucándose en su pecho—, pero me siento mucho mejor.

—Claro, porque dormiste con Jace Herondale.

—Maldito creído —rió.

—Tengo algo para ti —dijo y se levantó de la cama. Clary se sentó a esperarlo mientras peinaba su cabello con las manos—. Lo hice anoche —volvió con una caja y la dejó frente a ella.

—¿Qué es? —preguntó emocionada.

—Ábrelo y sabrás.

Clary sonrió y sacó de la caja la carpeta que Jace le había hecho con todos los pequeños detalles de su infancia. Mordió su labio mientras observaba cada hoja con delicadeza.
Dejó el regalo sobre la cama y se lanzó a los musculosos brazos de Jace.

—Me encanta, gracias.

—Me alegra que te haya gustado —dijo rodeando su menudo cuerpo—. ¿Quieres que te lleve a casa? Ya son casi las siete y está oscureciendo.

—Dejé mi mochila en casa de Simon, mis padres piensan que estoy con él —respondió alejándose.

—Vamos a buscarla y si quieres te dejo unas casas antes de la tuya.

—Sabes que no es tu deber llevarme siempre a casa, ¿no?

—Lo sé, pero es divertido llevarte —sonrió mientras se ponía sus calzados—. Por cierto, ¿sabías que iremos a casa de tus abuelos en dos semanas?

—Sí, me lo dijeron anoche —imitó la acción—. La pasaremos bien.

—Claro, porque estarás conmigo.

En el camino en moto, Clary le contaba a Jace algunas de sus fantasías como casarse con Leonardo DiCaprio. Claro que Jace le respondió un simple "Ese no me llega ni a los talones". Y era verdad, nadie le llegaba a los talones a ese hermoso rubio de ojos raramente dorados.
Una vez Clary recogió su mochila de la casa de Simon y le respondió muchas preguntas de qué hace con Jace todo el tiempo subió a la moto y se dirigieron a su casa.

Secretos en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora