Capítulo 14

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Octubre 2014, Farmville, Clary.

Su familiaridad con su padre no estaba yendo del todo bien. Para ser más concretos, nada iba bien.
Primero; Jace, que no podía sólo ignorar las ganas de besar sus labios cada vez que lo veía pero tendría que hacerlo por las buenas o por las malas. Segundo: su madre, que últimamente está muy sumisa y Clary odia eso. Odia que las mujeres no sepan aplicarles sus límites a los asquerosos hombres. Tercero; sus abuelos han estado actuando extraño con sus padres. A lo mejor sabían algo que ella aún no.

Caminó hacia la cocina en donde se encontraba Adele lavando los restos del desayuno. Miró a su alrededor y notó que estaba sola, así que sin pensarlo dos veces fue hacia ella.

—Abuela.

—¡Clary, cariño! Me has asustado —dijo después de su pequeño salto lo que provocó que una risa salga de Clary.

—Lo siento, quería saber si los caballos siguen en el granero.

—Oh, claro que sí. Spirit debe extrañarte mucho, tienes que ir a verlo —sonrió mientras secaba sus manos—. Tu abuelo está allí.

—Bien, gracias, abuela —dijo sonriendo mientras salía corriendo con tanta emoción que casi se chocó con los Herondale—. ¡LO SIENTO!

Clary recordaba el enorme terreno de la casa de sus abuelos tal y como siempre lo había visto; una redonda fuente a unos doce metros con muchos árboles detrás de él. Sus padres no la dejaban ir allí sola cuando era niña por el miedo de que se perdiera en él, según ellos era muy grande y para rellenar, había un gran lago. Tal vez si pedía ir esta vez, la dejarían por ser mayor. Al fin y al cabo, ya tiene dieciséis años.
Clary caminó unos largos pasos hasta al establo que estaba cerca de la fuente. Allí adentro estaba su abuelo cepillando a los caballos; Belta, una yegua de raza fiordo. Jade, un caballo macho de pelaje negro. Y, por último, Spirit, hijo de Belta y Jade. Ha sido de Clary desde que nació ya que ambos tenían la misma edad. Granville decía siempre que ambos eran iguales por el motivo de que eran indomables y no hacían caso alguno. Mismo año, misma personalidad.
Entró a verlo y se acercó a su caballo mestizo para acariciarlo. Spirit era muy alto para ella pero aun así no tenía problema en subirse a él.
Su abuelo la observó con una sonrisa dejando de cepillar a Belta.

—Te ha extrañado mucho.

—Yo también. A todos —respondió Clary. Una pausa silenciosa se hizo en el momento, Clary no estaba segura de hacer esto, pero lo hizo—. Abuelo, ¿por qué actúan raro?

—¿Quiénes, cariño?

—Ustedes. La abuela, tú, papá y mamá.

Granville inmediatamente comenzó a tensarse y Clary lo notó por el choque del cepillo en el suelo. Se giró a verlo, el hombre estaba sentado en una banca contemplándola con la mirada. Una mirada que describía lo mucho que quería a su nieta, lo mucho que la había extrañado, pero más que nada, describía temor. ¿Y temor por qué? Era sólo una simple pregunta. Clary quería saber por qué actúan de forma tan extraña, ella no recordaba que esto sucediera antes. O tal vez pasaba, solamente que ella era muy pequeña como para notarlo.

—No actuamos raro, cariño.

—Ya no tengo diez años, abuelo, sé cuándo las personas pelean o fingen sonrisas. ¿Por qué ya no hablan mucho con ella? ¿Qué hizo?

—Es un tema de adultos, Clary, no tienes que preocuparte por ello.

—Es mi madre. Quiero saber que está pasando.

—¿En serio no recuerdas nada de tu infancia? —preguntó con mucha suda en su voz.

—Sólo momentos pequeños, como cuando conocí a Jace o cada vez que jugaba con él —respondió sin problema— ¿Por qué quieres saber?

Secretos en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora