Capítulo 21

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Noviembre 2014, Nueva York, Clary.

Tres días.

Ttres días y lo único que hacía era encerrarme en mi habitación después de clases. Mi padre se la pasaba trabajando para ocultar su amargura y angustia. La señora Cuthbert volvió esa misma noche, dijo que la necesitábamos y era verdad, ninguno sabía hacer un huevo frito y lo descubrimos en el intento de sobrevivir esos dos días. Él había estado muy atento conmigo, algo que antes no pasaba nunca. Me sentía un poco mejor teniendo una figura a mi lado, que me comprendiera un poco y estuviera cuando lo necesite. Le hablé sobre los chicos, le conté lo que pasó y las cosas que dijeron. Su respuesta a eso fue que deje las cosas como están y que todo llega a su tiempo. No queria involucrar problemas entre él y el Señor Stephen así que no le conté de mi relación con su hijo.
Aun no comprendía el punto de aquella rebelión, no sé de dónde habían sacado esas ideas o qué hice mal para que ya no me quisieran en sus vidas.
Las cosas en la preparatoria estaban yendo mal, todo me salía al revés o simplemente no salían como yo quería. No estaba muy atenta a las clases, me desconcentraba fácilmente. Como presidenta de la clase..., no tenía ánimos para eso, estaban pidiéndome mucho y tenia demasiados deberes para hacer. Sabía que era mi responsabilidad, pero no me sentía bien.

Llegué a casa luego de muchas horas encerrada en una escuela, mi papá ya se encontraba ahí, creo que al fin de cuentas, esto sirvió para que él supiera que tenía una hija que necesitaba a su papá. Tal vez quería empezar de cero conmigo y llevarnos mejor. Él no me dejaría sola, él no es como Jocelyn.

Dejé mi bolso en el suelo y me acerqué a la barra de la cocina, él estaba del otro lado preparando un café. Me miró y me regaló una sonrisa tímida.

—¿Quieres café o chocolatada? –preguntó tomando otra taza.

—Chocolatada –respondí sentandome en una banqueta alta–. ¿Y la señora Cuthbert?

—Fue a hacer las compras, ya debe estar de vuelta.

Asentí y tomé una galleta de avena que había a mi lado.

—Hmm... Tengo un trabajo de ciencias y... necesito un poco de ayuda –murmuré, mirando mi galleta.

—Dime. ¿Qué tienes que hacer?

Lo miré sorprendida, mi padre nunca me ayudaba con mis trabajos, siempre lo hacía mam..., Jocelyn.

—Es una maqueta del Sistema Solar, tengo que entregarlo en unos días y dar una exposición.

—¿Y la exposición...

—Ya la tengo preparada y la estudié –lo interrumpí–. Sólo me queda el trabajo pesado.

—Bien. Primero la merienda y luego lo hacemos.

Sonreí y tomé la taza que me ofreció.

🦋

—Esto va aquí –dijo, pegando unas palabras a la maqueta. Mi sistema solar flotaba gracias a unos alambres que había conseguido mi padre–. Ten, pon esto allí arriba –me dió otra etiqueta y la coloqué donde él me señalaba.

La maqueta finalmente estaba terminada y no quería presumir, pero había quedado espectacular. Las tres horas que estuvimos sentados en la cocina valieron la pena y más con la señora Cuthbert preparándonos comida.

La mujer se acercó a nosotros colocándose las gafas en el camino y sonrió al ver el trabajo.

—Que buen trabajo, chicos –nos halagó.

—Gracias, señora Cuthbert –agradeció mi padre, poniéndose de pie–. Si eso es todo, cariño, tengo trabajo pendiente que terminar.

—Está bien –sonreí guardando mis útiles y lo miré–. Gracias, papá.

Secretos en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora