Capítulo 20

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Noviembre 2014, Nueva York, Clary.

Pasaron tres días desde la fiesta de Halloween, con los chicos las cosas iban todo bien. Simon estaba extraño conmigo, me lo había cruzado algunas veces y no me hablaba mucho. En mi familia todo estaba tenso, mis padres habían discutido todos estos días en su oficina. Incluso pelearon frente a mí en medio de la cena, la señora Cuthbert me llevó a mi habitación para no tener que escucharlos.

El segundo día de Noviembre gané el puesto como presidenta de la clase, Charlotte estaba muy furiosa por eso, y creo que todavía lo estaba. Fue buena forma de empezar el mes y la semana.

Mi relación con Jace mejoró mucho, nuestros padres todavía no lo sabían pero comenzaban a sospechar. Yo sólo decía que él era un muy buen amigo.

Izzy estaba viéndose con un chico desde la fiesta, aún no me ha dicho su nombre pero todo va bien. Según ella, hasta se olvidó de quien era Simon.

Alec se estuvo comportando mejor conmigo, parece que en serio hace el intento de llevarnos bien.

🦋

—¡Nuestra familia se está yendo al carajo por tu culpa, Jocelyn! –gritó mi padre. Yo estaba en la sala haciendo mis tareas mientras que ellos otra vez peleaban en su oficina.

—¿Por mi culpa, Valentine? ¿Acaso te olvidas quien ha estado haciendo lo suyo en otro lado? –dijo mi madre con el mismo tono de amargura que usó él.

Dejé mi lapicera sobre la mesa y me tomé de la cabeza que comenzaba a dolerme de escuchar tantos gritos. La señora Cuthbert entró a la sala y lo primero que vió fue a mi a punto de explotar, se acercó y acarició mi hombro. Siempre me he preguntado por qué seguía trabajando aquí, en una familia perfectamente imperfecta. Con millones de defectos y entre ellos sólo dos virtudes. Es que... ¿no tenía esposo? ¿O hijos o nietos? Podría estar mejor cuidandolos a ellos que perdiendo su tiempo en este montón de griterío.

—Cariño, ¿por qué mejor no vas a tu habitación?

—¡NO TE LA LLEVARÁS! –gritó Valentine otra vez.

Yo suspiré mientras recogía mis cosas e hice el mayor esfuerzo de sonreirle.

—Si no es mucha molestia –comencé–, ¿podrías prepararme ese té que siempre haces? Me duele un poco la cabeza.

Ella me sonrió.

—Por supuesto que si, te lo llevaré a tu cama.

🦋

Al día siguiente fui a clases. Me aburrí. Tuve una reunión con los chicos del consejo estudiantil. Me aburrí. Escuché a los profesores. Y me aburrí más.
Tenía gimnasia, así que tuvimos que ir al vestidor con todas la chicas a cambiar nuestros uniformes que se basaba en un pantalón corto del color que representa la institución y una remera blanca con su escudo.
Cuando cerré mi locker, me asusté con el rostro de Charlotte y detrás sus perras con correa.

Suspiré mirando el techo.

—¿Qué quieres?

—¿De ti? Nada. No tienes nada que me interese. Sólo tienes mierda para ofrecerles a todos.

Puse los ojos en blanco y reí irónicamente.

—¿Sigues molesta por haberte ganado, Charlotte?

—De hecho, no. Me da igual –me miró por unos segundos–. Así que tienes una nueva mejor amiga, ¿no es así?

—¿Cómo se llamaba? –preguntó otra– ¿Isabella, no?

—¿Qué quieren? Tenemos gimnasia y llegaremos...

Secretos en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora