Noviembre 2014, Nueva York, Clary.
Mirando el techo de mi habitación, me di cuenta que necesitaba un gran cambio, dejar aquellas porquerías atrás y remodelar.me levanté de mi cama y quité las hojas dibujadas con carboncillos de mis paredes, los cuadros que pinté con oleos desde los 12 años. Saqué de mi escritorio todos esos frascos con pinceles, los puse en una caja aparte con los acrílicos y óleos. Tomé mi caja de madera donde estaban mis lápices de colores y los carboncillos, los analicé como si dudara de mi decisión, pero terminé accediendo a guardarlas en la caja.
Fuí hacia mi estantería y agarré todos los libros de arte para acomodarlos en la misma caja de mis cuadernillos. Con la cinta de carrocero terminé sellando las partes abiertas de las cajas.Papá tenía razón. Conservar cosas que me recordaba a la persona que me abandonó, sólo me lastimaria más. También tenía razón cuando decía que él arte no me daría de comer, que esto no me llevaría a ninguna parte.
Llevé las cajas a mi vestidor y las coloqué dentro del placard.
Cuando volví a mi habitación, vi el gran espacio que había dejado aquel cambio. Las pareces limpias de arte, la estantería deshabitada de libros creativos y el escritorio vacío de pinceles mágicos.
Iba a sentarme en la cama para pensar en una nueva decoración cuando justo golpearon mi puerta.
—Niña Clary –me llamó la señora Cuthbert, fuí hasta la puerta y la abrí–. La buscan abajo.
—¿Quién es? –pregunté, saliendo de mi habitación.
—Su amigo Simon.
Simon.
¿Qué rayos hacia aquí?
Después de todo este tiempo sin dirigirme la mirada o responder mis mensajes.
Bajé a trotes las escaleras hasta llegar al recibidor, en donde lo encontré parado sosteniendo su chalina y abrigo. Su mirada sobre el suelo para no expresar la vergüenza y arrepentimiento. Caminé a él y me detuve frente.
—¿Qué haces aquí, Simon?
Él levantó la cabeza y me miró.
—Clary, yo... –tomó aire–. Yo... supe lo de tu madre.
—Ya no es mi madre, Simon. ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a dar tu pésame? ¿A sentir pena por mí? No necesito eso ahora.
—¡No! Yo... vine con el valor necesario para explicarte el por qué de mi alejamiento.
—Bien. Hazlo y vete. Mi padre debe estar por llegar y no quiero que te vea.
Simon me miró expresivo mientras sua dedos jugaban entre sí al punto de estar casi blancos de tanto apretarlos y retorcerlos.
—Me gustas.
Me congelé. Tal vez había escuchado mal y comprendido cualquier cosa.
—¿Qué? –pregunté en un hilillo de voz.
—Que me gustas, Clary –confirmó–. Me gustas mucho y sé que no es motivo para mi alejamiento, pero no sabía qué hacer. Estaba..., estaba confundido.
No. Era imposible que le gustara. ¡ES COMO MI HERNANO!
—¿Hace cuánto?
—Desde que nos recuerdo jugar en el parque con Luke.
—¿Y esperaste el peor momento para decirlo?
—Yo...
—¿Le dejaste de hablar a Isabelle por eso?
—Sé que es tu amiga. Y por eso no quería poner las cosas más tensas.
—Ya no te preocupes por eso.
ESTÁS LEYENDO
Secretos en lo profundo
Fanfiction《hay veces que es necesario dar un salto a la oscuridad》