Capitulo 22

151 23 11
                                    

⚠️Lean el anuncio de abajo⚠️

•••

Noviembre 2014, Nueva York, Clary.

Al día siguiente me encontré con Helen y Lily en el parque, iba a darles la gran noticia de la semana, ¡iré a su preparatoria! Así es, mi padre me dió permiso para ir a una escuela pública y le hablé sobre esas chicas que tanto me han apoyado estos días deprimentes. Dijo que le gusta la idea de que interactue con ellas dos y que parecen ser buenas personas, y lo son.
Llegué a nuestro lugar de encuentro y corrí hacia ellas cuando las encontré.

—Tengo una noticia –dije agitada luego de la corrida.

Lily rió mientras me pasaba una botella de agua.

—Cuéntanos –insistió Helen con una sonrisa.

—Iré a su escuela –solté sin pensarlo y bebí un sorbo de agua.

Ambas chicas me miraron confusas como si yo fuera una loca gritando en la calle.

—¿Qué? –preguntó al fin Helen.

—Mi padre me anotó en su escuela –repetí riendo.

—¡Oh por Dios! –chilló la rubia dando saltitos de emoción.

—¿En serio? –sonrió Lily y me abrazó por los hombros–. Que alegría me da escuchar eso, no soportaré sola a Helen.

—¡Oye! –se quejó la chica.

Lily le hizo un mohín y movió sus manos restandole importancia.

—Yo creía que tu padre no te dejaría ir a una pública –comentó la de cabello negro y azul.

—Bueno, eso creía yo también –sonreí y le devolví la botella junto a un "gracias".

No les había contado sobre mi relación con mi padre, preferí que tengan su propia versión agradable de él y no la anterior. Tampoco había tocado el delicado tema de Jocelyn, creo que ni siquiera nombré a esa mujer en lo que llevamos conociéndonos las tres, no me agradaba la idea de que sintieran pena por mi y mi familia. No queria que me vieran como "la niña sin mamá".

Estábamos sentadas en el pasto, habíamos organizado un pequeño picnic y la señora Cuthbert se ofreció prepararnos sándwiches y tres pastelitos para cada una. Amaba mucho a esa mujer.

—Clary, ¿puedo hacerte una pregunta? –habló Lily con timidez, mientras miraba su sándwich.

—Claro –acepté.

Helen la miraba como si también esperara enterarse de algo.

—Cuando nos contaste sobre ese día que fuiste a casa de Isabelle y discutió contigo... –hizo una pausa y suspiró–. Dijiste que habías ido porque querías hablar sobre algo que te pasó y necesitabas algo. ¿Qué era?

Hace una semana mi madre había decidido abandonarme. Yo aprendí a ocultar mi desesperación en una sonrisa normal, alegre, como si nada de eso hubiera pasado, pero la verdad es que los que realmente sabían descifrar la mirada de los ojos, notarían que yo no era lo que mi rostro de felicidad contaba. Y lamentablemente Lily y Helen eran de esas personas que leían las miradas como si fuera un ejercicio muy tonto.

No podía mentirles. No si quería conservar esa amistad.

—Yo... hace una semana.... –mi voz tembló–.  Mi madre me abandonó. Hoy se cumple una semana y... me duele.

Las dos se sorprendieron, pero supieron ocultar esas expresiones de sus rostros en dos segundos.

—Necesitaba un abrazo –continué y bajé la mirada a mi botella de agua–. Fuí a casa de Izzy para hablar sobre eso... y luego sucedió.

Secretos en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora