Como esas novelas románticas

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El sonido de un teléfono móvil los despierta a ambos, era el de Raquel y en la pantalla ponía "Bruja", que era como había guardado a su madre y estaba muerta de miedo por la bronca que se avecinaba.

—Hola... —dijo al responder la llamada.

—¿¡Cómo que hola?! ¿¡Dónde estás!? ¿¡Te parece bonito no haber vuelto a casa y ni un mensaje de donde estás!?

Los gritos de su madre se oían desde el piso de Marcos y este no podía evitar reírse.

—Es cierto, que aún eres una niña —dijo mientras se seguía riendo y en voz baja —. Voy a preparar el desayuno, mucha suerte — y le dio un beso en la mejilla.

—Es que se hizo muy tarde, y la gente estaba borracha... —decía mientras improvisaba una excusa creíble — y para no volver sola a casa Laura me invitó a quedarse en la suya, ¿sabes? Y cuando llegué caí redonda en la cama... Lo siento mamá.

—Con que Laura, eh... —decía sin saber muy bien si creerla o no —. ¡Pues tendrías que haberme avisado! Un Whatsapp o algo, Dios, como eres.

—Lo siento mamá... —decía ya con miedo. Marcos había vuelto y la contemplaba desde el marco de la puerta mientras se comía un kiwi con una sonrisa en la cara.

—Bueno, que no vuelva a pasar. Creo que te hemos dado demasiada libertad de repente, ya veremos qué hacemos al respecto —hizo una pausa —. ¿Y a qué hora piensas volver?

—Pues me acabo de despertar... después de desayunar y estar más despejada iré.

—¡Más te vale! ¡Y dale las gracias a la madre de Laura por acogerte! —y colgó.

Raquel miró el teléfono sorprendida, nunca le habían echado la bronca porque nunca hacía nada, aparte de leer y estudiar, así que no sabía qué hacer y miró a Marcos.

—Si yo fuera tú... llamaría a tu amiga para advertirle de lo sucedido, ¿tu madre tiene el número de su casa?

—Sí.

—Pues estás tardando, porque por lo que he oído te digo yo que llama fijo, porque vamos, mira que hija más rebelde eres —y se rio —. Después puedes venir a la cocina a desayunar, o almorzar, no me ha quedado claro aún.

Raquel llamó a Laura y le explicó la situación lo más rápido posible por si su madre llamaba, ella le haría el favor a cambio de la versión extendida.

Mientras comían su desayuno-almuerzo Laura llamó a Raquel para avisar de que su madre había llamado a casa. Por suerte, fue rápida y cogió el teléfono antes que su madre. Le pidió que la pasara y ella se excusó diciendo que Raquel estaba en la ducha y que al salir y secarse volvería a casa.

—Tía, menos mal que no me pidió que la pusiera con mi madre, porque sino no hubiese sabido qué haber hecho.

—Dios, mira que nunca he hecho nada malo y ahora se pone así...

—Es que normal, imagínate ser madre, despertarte y ver que tu hija no ha vuelto de la fiesta, ¿cómo es que no le mandaste un mensaje o algo? Estás loquísima.

—Juro que no se me pasó por la cabeza, estaba centrada en otras cosas.

—Ya me contarás qué cosas —dijo con voz juguetona y riéndose al otro lado de la línea —. Mira, tengo una idea, ¿qué tal si te acompaño al volver a casa? En plan para pedirle disculpas a tu madre y de paso me cuentas.

—Tú lo único que quieres es cotillear un poco.

—Obvio —dijo con una voz muy seria —. Acabo de ducharme, me arreglo el pelo y voy a buscarte, mándame el piso y portal de tu Patch por WhatsApp, ¡hasta ahora! —y colgó.

Tú eres mi princesa y yo tu caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora