Después de comprar el libro y encontrar una cafetería donde desayunar, Raquel cogió sitio en una mesa mientras Laura hacía cola para que la atendieran. En ese momento, Raquel sacó su nueva adquisición de la bolsa. Por un lado se sentía mal, odiaba comprar un libro sin haberse acabado el que se estaba leyendo en ese momento, pero por otro lado se sentía feliz, al fin lo tenía en su poder.
Empezó a examinar sus páginas, con cuidado, no quería hacerse ningún spoiler ella sola, no sería la primera vez que le pasaba.
Algunas páginas del libro tenían marcas de haber sido dobladas por las esquinas, sin duda su anterior dueño no sabía lo que era un marcador, o que cualquier cosa podía usarse como tal. Había alguna que otra frase subrayada, pero ella solo se detuvo a leer una, una que había leído otras veces pero que no sabía que pertenecía a esa historia: "Aceptamos el amor que creemos merecer".
Siguió mirando cada página por encima hasta que llegó al final, donde solo había una hoja en blanco y la contraportada. Sin motivo alguno pasó esa última página, mientras tenía la mente en blanco en cierto sentido, como esa hoja... o eso creía. Vio un nombre escrito a lápiz en la esquina inferior izquierda, seguramente del anterior dueño. Agudizó un poco más la vista para intentar leer lo que el tiempo había querido borrar.
Su corazón dejó de latir. Su mente dejó de pensar. En esas líneas trazadas a lápiz aún se podía leer el nombre, Marcos Gutiérrez Costa parecía ser el anterior dueño. Su corazón seguía sin latir. Su mente comenzó a pensar. Su respiración se detuvo. Si mal no recordaba ese era el nombre de su querido amigo de la infancia, ¿había alguna posibilidad de que siguiese en ese pueblo? ¿Había alguna posibilidad de volver a verlo? Al fin y al cabo, en un pueblo tan pequeño... ¿qué probabilidades había de encontrar a dos personas con el mismo nombre?
—¿Vuelves a estar en babia? ¡Despierta! —una voz que ya tenía más que conocida la devolvió a la realidad, e hizo que su corazón volviese a latir y sus pulmones volvieran a respirar —. Pero mi niña, ¿qué te pasa hoy?
—No lo sé la verdad... —dijo aún en estado de shock por lo que acababa de ver.
—Aquí tienes tu café, este es mi chocolate y estos son los dulces que he comprado para nosotras —mencionó ese último detalle mientras sus ojos brillaban con solo verlos.
—¿Tanto para nosotras?
—¡Es Navidad! Ya tendrás tiempo para empezar la operación bikini después.
—No lo decía por eso —comentó molesta.
—Claro que no. Por cierto, ya me terminé Crescendo, ahora me falta encontrar el siguiente.
—¿Y qué te pareció?
—Morí, fin —dijo mientras engullía un dulce de chocolate relleno de crema —, no tengo nada más que añadir. Bueno sí, en el fondo estoy muy indignada... ¡No entendí absolutamente nada! ¿Por qué? ¿Por qué hizo eso? Estoy muerta por dentro... ¿Más adelante se aclara?
—Me temo que no, como mucho tienes los fanfictions, son algo entretenidos, pero ya está —comentaba mientras revolvía su café.
—¿Y ya te acabaste Maravillosos desastre? —preguntó bastante intrigada.
—Que va, estuve durmiendo todo el día al final.
—Qué decepción más grande eres como lectora.
—¿Y qué tiene que ver lo que acabo de decirte con eso? ¿Tú nunca has tenido un bloqueo lector? —preguntó molesta.
—¡Pues claro que sí! —exclamó con los ojos abiertos de par en par —. Pero cuando los tengo hago algo para que se me quite, no me quedo el día tirada sin hacer nada.
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Tú eres mi princesa y yo tu caballero
Ficção AdolescenteRaquel es una joven adolescente tímida, callada y reservada. Durante las vacaciones de Navidad viaja al antiguo pueblo de sus abuelos, en donde los recuerdos la empiezan a inundar y esa armadura con la que se protege se empieza a desvanecer. ¿Será c...