CAPÍTULO IX. UNA DOLOROSA DECISIÓN

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Danny recibió el nuevo informe de la examinadora forense, luego que exhumaran el cadáver y, por más que atacó a Noelani con muchas preguntas, ella siguió afirmando que fue un suicido; pero Danny no estaba convencido. Cuando hablaron con sus parientes y amigos, nada les indicó que el hombre tuviera motivos para causar el daño que pretendía hacer, con aquella explosión en el desfile navideño que, afortunadamente, no se produjo gracias a Eddie y a los demás. No hallaron una carta de despedida y su historial del navegador era casi normal; ni siquiera había algo raro en su búsqueda en páginas pornográficas. Todos decían que el tipo era bueno.

Por supuesto, el Five-O no estaba de acuerdo, pues habían encontrado rastros de C4 en la ropa de duende con que se había disfrazado, el mismo que había entre los regalos en el trineo. La gobernadora había exigido explicaciones. Claramente, temía que fuera el inicio de un ataque terrorista a gran escala; pero esta vez, el detective Williams no pudo dárselas y sólo pudo afirmar que, según lo investigado, se trató de un hecho aislado.

Era ya febrero y, una vez más, no había nada más que hacer sobre esa investigación, aunque Danny salió del edificio con la certeza de que había algo extraño, quizás no sobre ese caso precisamente, quizás era más bien algo relacionado con aquella amenaza sobre él y su equipo que, desde hace meses, lo tenía intranquilo. Se despidió del guardia y salió del edificio de la examinadora forense. Esa vagoneta negra ya la había visto antes; pero descartó la idea de que lo estuvieron siguiendo cuando se desvió un par de cuadras atrás.

— ¡Detective Williams! —llamó el guardia que siempre estaba apostado en la entrada al edificio. El rubio volteó, sólo para verse apuntado por dicho personaje.

Antes que pudiera hacer una pregunta, fue sorprendido por la espalda.

En esta ocasión no iba a rendirse. Esta vez iba a dar pelea, así que golpeó en el abdomen a su atacante, haciendo caso omiso de los gritos de advertencia del guardia. Usó al maldito como escudo, por si el guardia intentaba herirlo. Otro se presentó por su izquierda y Danny soltó al ya muerto escudo humano, justo para poder bloquear el ataque y responder con un golpe lo suficientemente fuerte, para hacerle escupir sangre.

Los recién llegados no habían sacado sus armas. Claramente, lo querían vivo y aunque podía intentar entrar al edificio, no quería poner en peligro a Noelani, ni a ninguno de los que allí trabajaban pues, aunque no usaban sus armas con él, seguramente lo harían contra otros, así que prefirió seguir luchando; pero un auto llegó con más gente. Danny sacó su arma y pudo disparar un par de veces, logrando deshacerse de un par. Sin embargo, alguien logró hacer que soltara su arma y si bien supo que debía intentar recuperarla, la tiró algo más lejos en cuanto pudo para que, con suerte, alguien reportara lo que sucedía y al menos les dejaría todo el ADN posible, de algunos de los varios responsables, porque rotundamente, no iba a poder con todos.

Noelani salió del cuarto de autopsias, dispuesta a empezar el papeleo en su escritorio, cuando escuchó ruidos y al ver su pantalla que mostraba lo que acontecía en la entrada, pudo ver como atacaban a su amigo con golpes y luego con un taser que le envió al piso y luego un par de tipos lo levantaron sin ninguna amabilidad. Rápidamente tomó el teléfono.

— ¡Capitán! Unos hombres están atacando al detective Williams afuera de mi edificio. ¡Se lo llevan en una vagoneta oscura, no veo las placas!

De inmediato, un nervioso Lou, que estaba en la casa de la reciente víctima, se comunicó con el cuartel, mientras hacía señas a Tani para que lo siguiera al auto, extrañada por la actitud nerviosa del hombre de color.

— Junior, dime que estás en el palacio.

Así es, capitán.

— Alguien se ha llevado a Williams de la puerta del edificio de la forense. Verifica la señal de Danny antes que destruyan su celular y revisa las cámaras desde el edificio y busca una vagoneta negra, que seguramente está acelerando. ¡Rápido! —Tani al oír eso, dio aviso a Adam y a los demás y también llamó al DPH por si alguna patrulla lograba ver en su camino al auto negro.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora