CAPÍTULO XXXIV. RESCATE - PARTE II.

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Danny había accedido a acompañar a Steve al trabajo y ahora estaba cómodamente sentado en uno de los sofás de la oficina del más alto, revisando algunos mensajes en su celular. Steve interrumpió su labor y miró seriamente a su pareja.

— No he dicho nada —se defendió el detective, ante la mirada inquisitiva.

— Te diviertes viéndome hacer informes.

— No me divierte; pero sí me alegra verte cumpliendo con tus obligaciones, en lugar de sólo delegarlas.

— ¿De qué hablas? Siempre he hecho mis informes.

— Eso es no es cierto y lo sabes muy bien. Y no creas que, cuando regrese, voy a hacer tu trabajo, Steven; no te servirá ninguna excusa para librarte.

— Yo jamás puse excusas, Danny. Si decía que tenía una reunión era porque así era. Y no creas que no valoraba tu ayuda. De hecho, apreciaba que lo hicieras y mucho.

— Cariño, no vas a librarte de hacer tu trabajo por más halagos que me hagas. Y también te advierto, que no vas a conducir el auto, salvo usemos tu camioneta.

— ¿Me estás castigando?

— Un poquito. Digamos que te has portado muy mal en los años anteriores, y es momento de afrontar las consecuencias —Steve no estaba tan seguro del alcance de esas palabras; pero la sonrisa que Danny tenía, demostraba que no sería drástico. O no tanto. Como sea, se levantó de su silla y se acercó al de ojos azules, para darle un beso y volvió a sus quehaceres— Tampoco creas que me vas a comprar con besos —¡oh! Steve tenía al frente, a alguien que no le perdonaría sus travesuras, sólo dándole flores y chocolates. Evidentemente, tendría que ser más creativo, porque conociéndose, seguramente pronto se metería en algún problema— ¿Cuál fue el último caso?

— Tráfico de personas. Muchas traídas de otros lados y otras raptadas aquí —dijo pasándole el expediente— Las trasladaban en un contenedor, aunque creemos que eran dos. No pudimos dar con el segundo.

— ¿Atraparon a alguien importante?

— No. Aunque obtuvimos algunos datos en el interrogatorio y pasamos todo el informe al FBI —Danny ojeó el expediente. Esos casos siempre fueron sumamente difíciles y frustrantes, porque por más operativos que hicieran, personas que detuvieran y víctimas que rescataran, siempre habría más de todo. Era un problema de nunca acabar. Su teléfono sonó y apenas contestó, su rostro adquirió un semblante serio y Steve puso en él toda su atención.

— Espera, ¿podrías repetirme eso, Kensi?... Sí, de acuerdo. Envíame lo que tengas al cuartel del Five-O —el rubio colgó y se levantó presuroso.

— ¿Pasa algo?

— Llama a todos, estaré en la computadora central, comunicándome con Chin.

— ¿Puedes decirme qué sucede, Danny?

— Tu caso de tráfico de personas, tiene relación con un caso en Los Ángeles y con otro en San Francisco; muy probablemente, también con el trabajo de Kono —Steve obedeció de inmediato.

Tiflis, capital de Georgia, es una de las ciudades con mayor índice de prostitución. Es allí, desde donde personas, muchas de ellas niños y adolescentes, son enviados a otros países para ser explotados sexualmente. Según la información enviada desde Los Ángeles a San Francisco y a Hawái, más los datos que cada destacamento había obtenido, el contenedor que Five-O había detenido en el último caso, había provenido de aquel lugar y debía llegar a Turquía. El segundo contenedor iba rumbo a China, no hizo escala en la isla y es por eso que la unidad no pudo hacer nada. Sin embargo, esta información fue crucial para el jefe del destacamento de San Francisco, quien se dirigió hasta aquel país, esperando encontrar a la amiga de Sarah. Adam y Tani, obtuvieron el permiso para actuar como el apoyo del teniente.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora