CAPÍTULO XXX. UNA CONVERSACIÓN A FONDO

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El viaje desde Hawái hacia Los Ángeles, había sido silencioso en gran parte. Danny no quería pensar en lo sucedido en el aeropuerto; pero la mirada de Chin lo ponía inquieto y sentía que debía defenderse; pero la verdad era, que no tenía que hacerlo ya que el isleño, si bien estaba contento porque pasara algo que sus dos amigos querían, por más que uno de ellos intentara negarlo, estaba consciente que las cosas no podrían darse fácilmente; no después de haber escuchado a Danny expresar alguno de los miedos que tenía.

— Te aseguro que yo no quería eso —protestó el rubio.

— Y te creo amigo; pero pudiste alejarlo, podías hacerlo.

— ¿Acaso no te diste cuenta que el idiota estaba herido? Sus heridas pudieron abrirse y pudo haberse desangrado y de ninguna manera quiero cargar con su muerte.

— Yo hablaba de un empujoncito, incluso si lo hubieras mandado al piso, lo único lastimado, hubiera sido su orgullo.

— Dejemos el tema, ¿sí?

Y Chin sabía que, a pesar de aquello, su amigo seguiría pensando en ese suceso. Ahora sólo esperaba que Steve hiciera lo que tenía que hacer y Danny pues... Esperaba que pusiera las cosas y sus sentimientos en orden y finalmente, que las cosas sean como tenían que ser entre esos dos y por su parte, ayudaría en lo que fuera.

En cuanto a la investigación llevada a cabo por el equipo al que ahora pertenecía, todo había ido bien. Atraparon al hombre responsable que, en definitiva, era quien había retenido al detective mientras el comandante corría peligro en su intento de regresar a Wo Fat a Hawái. El hombre tenía una gran red de tráfico de armas y claras influencias donde lo necesitaba. La investigación seguiría abierta; pero no era jurisdicción de NCIS, así que era todo lo que podían hacer. Claro que estarían al tanto de la investigación que Seguridad Nacional llevaba a cabo.

Y el tiempo había seguido transcurriendo.

Semanas después y Danny no había dejado de recibir mensajes de texto y llamadas de Hawái. Los mensajes podía ignorarlos y desde que lo hizo, las llamadas fueron más constantes. Bloquear el número tampoco funcionó, porque pronto recibía llamadas de otro número; pero del mismo sujeto.

Sujeto al que se arrepintió no haber golpeado cuando tuvo la oportunidad.

Se había vuelto a topar con Mary una vez por semana y ella, extrañamente, siempre aparecía con un mensaje de parte de su hermano. Claro que dudaba que tales encuentros fueran casuales. Posiblemente, su hermano había averiguado algo de su rutina y se lo había dicho a ella, así que, decidió esperar el día donde casi siempre coincidían en la acostumbrada cafetería, decidido a interrogarla y a pedirle que no hiciera caso a las tonterías de su acosador hermano, aunque ya se lo había dicho; pero esta vez, tendría que ser más claro.

— Hola, Danny.

— Debí saber que había la posibilidad de que me pusieras una trampa, McGarrett.

— Esa no era mi intensión, sólo quería verte.

— Convenientemente, has olvidado tu promesa de dejarme en paz.

— ¿Cómo dejarte en paz, sabiendo que todavía me amas?

— Yo no dije que seguía haciéndolo y, además, de ser así, ¿qué es lo que quieres? Tú no sientes lo mismo por mí. Recuerdo bien cuando dijiste que querías de regreso a tu amigo.

— En eso te equivocas.

— ¿Qué yo...?

— Sé que dije eso; —se corrigió— pero fue porque creí que, dada la situación, pedirte eso era lo más apropiado. Si nos iba bien, pues iba a decirte lo que yo sentía —el rubio bufó— Danny, tienes que creerme. Te amo, te lo dije en el aeropuerto y tengo testigos, así que no puedes fingir que no pasó.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora