CAPÍTULO IV. CONSEJOS Y RECUERDOS

395 34 79
                                    



Lo bueno de haberse dedicado a lo mismo y haber entrenado de la misma manera durante y después de su preparación para ser marines, era que sabían hasta dónde podían exigirse, sin llegar a lastimarse seriamente. Para ambos hombres, era gratificante poder compartir experiencias de aquellos días, donde estaban en el campo de batalla. Y nada mejor, que un duro entrenamiento para mantenerse en forma.

— Entonces, ¿no has podido arreglar las cosas con Tani? —preguntó Cole, en un descanso luego de un intenso ejercicio de combate en el patio de la casa McGarrett.

— No, creo que definitivamente se ha terminado. He intentado hablar con ella; pero si no es algo del trabajo me ignora. Quise darle tiempo para que las cosas se calmaran y, aun así, sus ganas de dispararme no han disminuido.

— Lo siento.

— Fue culpa mía.

— Entiendo que ella y el detective sean policías y que no comprendan del todo nuestra forma de proceder ya que somos diferentes; pero no creí que reaccionaran así.

— En realidad, era lógico —el otro le miró sin comprender— Tú lo has dicho, somos diferentes. De hecho, cuando el sargento Lang me habló sobre el grupo que el comandante McGarrett dirigía, me emocioné y si bien sabía que su destacamento dependía de la oficina de la gobernadora, me imaginé que su funcionamiento era más como una rama de las fuerzas armadas, así que seguí preguntando y entonces, supe que actuaban bajo los parámetros de la Policía. Aun así, me moría por ser partícipe, e hice lo necesario para entrar.

— Supongo que McGarrett también debió aprender lo que es actuar con otro tipo de uniforme... Lo que no entiendo, es cómo pudieron convivir McGarrett y Williams ¿Un SEAL y un policía trabajando juntos? No es una relación común.

— El capitán Grover me dijo que, desde siempre, a Danny no le importó que Steve fuera un SEAL condecorado de la marina, ni ninguno de sus rangos, y que eso no detenía a Danny para enfrentársele y en más de una ocasión, Steve terminó como un chiquillo regañado —recordó sonriendo, a Lincoln le costó creer que alguien pudiera hacer eso con un marine, aunque le causó gracia imaginarlo— Supongo que el comandante vio que podía aprender mucho de él y al pasar el tiempo pues... Creo que nunca antes sintió que alguien se preocupara tanto por su bienestar y hasta estoy seguro que lo sorprendió, ya que después de Freddie Hart... Digo, ¿qué probabilidades se tiene de encontrar una segunda persona que se preocupe tan desinteresadamente por uno?

— Muy pocas, es cierto. Por eso Steve le permitió acercarse tanto.

— Danny se ganó ese derecho, siempre estuvo para él; sé que llegó a ir hasta terreno hostil sólo para rescatarlo en más de una ocasión. Y sé que no dudó ni por un instante, donarle su hígado. Hay mucha historia entre ellos, secretos sólo de ellos. Hay grandes historias de hermandad entre aquellos que pisamos zonas de guerra, pero ellos...

— Espero que logres solucionar todo con Tani —deseó con sinceridad, estaba comprobando por sí mismo, que un policía podía ser quizás, lo más adecuado para un marine.

— Yo también.

**••ºº○ºº••*○*••ºº○ºº••**

Era poco más de media mañana y Danny, acompañado de Eddie, esperó en el camión de camarones la llegada de Tani, quien le había pedido hablar con él. Por supuesto, el detective no se había negado, pues estaba muy al tanto de la razón por la que ella había pedido verlo. Y, aunque él no se sentía el más indicado para dar consejos de pareja, accedió, suponiendo que necesitaba una perspectiva distinta, más de lo que podía obtener de los otros. Y después de verla acercándose, sabiendo que no había una madre que la estrechara entre sus brazos y le diera consejos, se dio cuenta que definitivamente, ella lo necesitaba.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora