CAPÍTULO XXV. HAWÁI SIN DANNY

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La imagen del periódico con fecha de publicación de varias semanas atrás, mostraba al hombre de Nueva Jersey, vestido con su uniforme de la Policía de Newark. Su expresión era sumamente formal, mientras recibía el reconocimiento de la gobernadora de Hawái.

Ese periódico había sido guardado un sinfín de veces y nuevamente sacado, una y otra vez y ahora simplemente descansaba en la mesa de la sala, con claras muestras de haber sido leído en numerosas ocasiones.

Steve se había enterado de aquel evento, por supuesto que sí, como todos en la isla. Y deseó poder asistir y abrazarle, expresarle cuán orgulloso estaba de él, y jactarse por no haberle dado otra opción, más que ser su compañero y así mismo, poder presumir que eran los mejores amigos. Hermanos de otra madre. Eso, mientras resolvía aquello que pasaba y sentía, pues lo que había pasado en los almacenes, seguía muy presente y no sólo por el hecho de que era la primera vez que besaba a un hombre, o que se animaba a hacerlo, pues era bien sabido que, durante su tiempo en la marina, bueno las cosas eran más complicadas y no es como si hubiera habido alguien que le inspirara a arriesgarse de tal manera; pero cuando se trataba de Danny, McGarrett actuaba de forma distinta y hasta extraña, a veces sin siquiera darse cuenta.

Y, por otro lado, si bien aceptaba y apoyaba que el detective merecía cada uno de los reconocimientos obtenidos, odió el motivo detrás de aquella ceremonia; pero, ¿qué derecho tendría de siquiera opinar? Además, seguramente su presencia no sería del gusto, ni tranquilidad del rubio, por lo que también rechazó la invitación de Lou para asistir al almuerzo de despedida en el departamento de Adam. Y mientras Hawái estuvo diciéndole adiós al hombre del continente, Steve optó por meterse al agua y brasear yendo y viniendo, hasta que ya no pudo más y tuvo que casi arrastrarse para salir del agua y llegar finalmente hasta la arena.

Ahí tirado, se sintió horrendamente vacío, preguntándose si Danny también se había sentido así.

Y de inmediato, se reprendió por aquella estúpida pregunta y luego de un momento de rabia, sus ojos picaron y las lágrimas salieron a raudales, odiándose por haberse concentrado tanto en buscar explicaciones que sólo conseguiría de personas que ya no podían hacerlo, pues estaban sepultadas bajo tierra y por haber permitido que le afectaran de tal manera, que le hizo olvidarse de quien estaba junto a él, proporcionándole lo que nadie le había le había dado, incluso sin esperar nada. Y el odio hacia sí mismo, aumentó exponencialmente.

Y durante varios días, sólo las botellas de cerveza le habían hecho compañía aparte del fiel perrito. Junior había sido el primero en notar aquel decadente estado y el primero en recordarle que no podía actuar de aquella manera, y luego fue el turno de Lou quien, claro, no fue para nada amable al momento de recordarle que a Danny no le gustaría nada, esa patética forma de actuar.

Que Williams se fuera y saber que aún se había preocupado por él, fue demasiado y al mismo tiempo, fue lo que le hizo evitar las botellas por un buen tiempo.

Despertó con Eddie ya esperando para iniciar el día con un chapuzón. Steve se levantó luego de estirarse y cuando finalmente estuvo preparado, ambos salieron y se metieron en el agua braseando una y otra vez. Steve tuvo que recordar que Eddie estaba a su lado así que era mejor no alejarse demasiado, de nuevo. Cuando salieron del agua, el perrito se sacudió, no dejando que Steve permaneciera seco, lo cual le hizo reír.

— Ya no tienes a quien hacer eso más que a mí, ¿no? Apuesto que lo hacías siempre; pero él no se enojaba contigo, porque eres demasiado adorable —el perrito ladró— Sí, estoy seguro que jamás pudo regañarte, por más travesuras que hicieras —el can le miró on una expresión que parecía mostrar indignación, lo cual hizo reír al moreno y lo acarició como disculpándose.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora