CAPÍTULO XX. RELACIÓN EN PICADA

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La cantidad de polvo cubrió toda la zona, y todo era sofocante. El infernal sonido de cosas cayendo no cesaba y a pesar que en medio de su casi inconciencia se daba cuenta que alguna de esas cosas podría caerle encima, no pudo moverse, ni siquiera para cubrirse el rostro. De pronto, estando ahí tirado en medio de ese caos. Pudo sentir un calor sobre él, como si algo o alguien buscara cubrirlo, particularmente su cabeza y su rostro. Todavía sentía el polvo y la sofocación; pero en menor cantidad. No quiso abrir los ojos, aún cuando sintió una respiración muy cercana a su oído. Finalmente, todo el ruido se detuvo; pero esa presencia seguía ahí junto a él y sólo cuando todo realmente se calmó, tal calor se apartó un poco de él y ahora podía sentir una mano a la altura de su pecho, comprobando su respiración.

— ¡Danny! ¡Danny! ¿Puedes oírme?

Sin ya poder ignorar la cercanía de ese hombre, intentó abrir los ojos, lo cual le costó mucho, no tenía claridad, había partículas de polvo en el aire que le causaban problemas respiratorios, su cabeza era un caos, sus oídos zumbaban, el cuerpo le dolía, y aún así, trató de moverse y enfocar la mirada, aunque sin éxito.

— Vamos, Danny, tenemos que salir de aquí —y el rubio lo sabía, e intentó levantarse, quería hacerlo por su cuenta; pero obviamente no podía, así que no rechazó cuando aquel hombre sujetó sus muñecas, indicándoles que las pusiera alrededor de su cuello. Danny obedeció y el otro lo levantó sujetándole por la cintura —¿Puedes caminar? —el herido asintió, poniendo esfuerzo por no tambalearse y quitando sólo una de sus manos del agarre anterior, dio unos pasos, guiado por el otro. Adam con más heridas luego de todo el impacto; y también casi inconsciente, estaba siendo ayudado por Duke y Pua.

Caminar no estaba siendo fácil para el neojerseíta, y pronto, otra persona se puso al otro lado de él, pensando que posiblemente era Junior, aunque no podía estar seguro. Lo cierto es que, entre ambos, lo alejaron hasta que una camilla los alcanzó y de nuevo, el hombre alto y fortachón que lo había protegido, hizo que se detuvieran y lo levantó lo suficiente, recostándolo sobre la camilla y así llevarlo hasta la avenida, donde empezaron con la evaluación preliminar de su estado. Danny sabía que una mano masculina no había dejado de sujetar la suya.

— ¡Tío D!

— Eric... Estoy bien —susurró en un intento de calmar al asustado chico.

— Sí —aceptó él tratando de calmarse, aguantando el dolor de verlo con tantas heridas.

— ... ¿Mis muchachos...? —preguntó sin abrir los ojos.

— Están siendo atendidos... —respondió el mismo que no le soltaba— Danny, no te muevas.

— Necesito... Necesito... —dijo tratando de pararse a la vez que se liberó del agarre y de aquellos que intentaban atenderle, que protestaron ante eso.

— Aquí estamos, Danny —avisó Adam, quien había hecho a un lado al paramédico que se ocupaba de él. Consiguió abrir los ojos, aunque seguía sin tener total claridad, pudo reconocer a Junior, Tani y Quinn, que también se habían acercado en cuanto lo vieron, así como a varios otros conocidos.

— ... ¿Dónde... Dónde están Lou y Cole? ¿Los han visto?

— Lou está en el hospital —informó Noelani— Lincoln... No sobrevivió... Lo siento —contó la forense aún llorosa y Danny guardó silencio por un instante. El rubio se sentó en la camilla, había sido mala idea ponerse de pie. Tenía molestias en la garganta y la tos era más continua— Detective, recuéstese.

— Agua... —pidió y cuando le dieron una botella, se quitó la suciedad del rostro y luego bebió unos sorbos. Se vio más lúcido y miró el gran desastre con semblante mortalmente serio— Quiero saber quiénes eran... Hay que capturar a los que se fueron en ese maldito helicóptero.

Corazón FragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora