Capítulo 21

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Estacioné el auto en el garaje de mi casa, el viento se había vuelto más fuerte y de la lluvia ni que hablar, pase por el camino de piedras que me llevaba directo a la casa, algunos de los hombres que vigilaban estaban debajo del techo sobrante cubriéndose de la lluvia, abrí la puerta enseguida e inmediatamente sentí el olor a medicamentos inundar mi nariz, pase por la sala y dejé mi chaqueta húmeda en ella, después continúe hasta la habitación que sería de ella por el momento, entre más me acercaba mi corazón más se aceleraba y las manos me temblaban. Abrí la puerta de golpe haciendo que el médico Rodrigo se sobresaltara y me mirará con susto.
Rodrigo: me asustaste.- suspiró y dejó una charola de metal sobre un mueble, en este tenía una jeringa vacía y algunos algodones llenos de sangre. Mi vista se centro en ella, sus ojos estaban cerrados y eran rodeados por horribles ojeras profundas, tenía puesta una bata médica color azul,  habían varios moretones en su rostro y estaba realmente pálida, a pesar de haber sido solamente un par de días, había adelgazado, me acerque detenidamente hasta su cama, sus brazos estaban colocados a sus costados y tenía moretones esparcidos por ellos. Me senté en un banco que se encontraba a lado de su cama y tome su mano con suavidad, creía que la lastimaria con el mínimo rose de mis manos.
Mario: ¿cómo está ella?- dije casi en susurró pero sin dejar de verla.
Rodrigo: sí te soy sincero, llegó en muy mal estado.- suspiró.- tiene varios golpes en el cuerpo, sufrió perdida de cabello debido a que seguramente ellos la tomaron de ahí con mucha crueldad, uno de tus hombres me dijo que cuándo entraron, un hombre estaba sobre ella tratando de asfixiarla, al parecer ella se rehusó a un intento de violación.- se colocó a lado de ella e hizo su cabello a un costado para que yo pudiera ver su cuello, había irritación en el.- sufrió una herida leve de arma blanca debajo de su seno izquierdo, afortunadamente no fue profundo y no tuvo complicaciones con ello, tambien tiene un resfriado así que recibirá medicamento para ello.
Mario: ¿va a salir bien de esto?- él se encogió de hombros.
Rodrigo: es una chica muy fuerte, a pesar de que cuándo llegó me dijo que ya no podía más, que se estaba rindiendo, podemos verla ahora mismo luchando por recuperarse.- sonrió.- debes cuidarla de hoy en adelante, sí puedes ayudarle a duchar sería lo más adecuado, no recibió agua durante esos días así que trata de mantenerla hidratada y que reciba una alimentación cálida.
Mario: lo haré ¿cuáles son los medicamentos que necesitará?
Rodrigo: ya le di la receta a Johnson, él las traerá así que no te desapartes de ella.- asentí levemente, él tomó su maletín y dió leves golpes en mi hombro.- tu mujer es muy fuerte, ahora te dejaré solo con ella que sé que mueres de ganas por decirle infinidad de cosas, sí necesitas algo o tienes alguna duda, llámame y vendré enseguida.
Mario: gracias, Taylor te pagará por esto, él está en la entrada esperándote.- asintió y después salió de la habitación. Acaricié su mano con suma delicadeza y dejé un beso en ella, a pesar de tratar de evitarlo, las lágrimas salían por sí solas sin siquiera sentirlas.- ¿ves cómo me pones? joder...- suspiré y esbocé una sonrisa.- al fin te tengo aquí, quería salvarte cualquier golpe o maltrato de la vida pero creo que no he sido lo suficientemente cuidadoso contigo.- pase mi mano por su mejilla suavemente.- me siento tranquilo porque puedo tocarte de nuevo, porqué se que en cualquier momento despertarás para contradecirme, quiero abrazarte pero sé que voy a lastimarte...no quiero hacerlo más, cariño.- me acerque un poco a su rostro y dejé un beso suave en sus labios.- sé que estarás molesta conmigo porque no pude salvar a mi madre, porqué no llegue a tiempo, y no tienes una idea de lo mucho que me maldigo...es mi culpa que estés así, es mi culpa que mi madre ya no esté aquí con nosotros, sé que ella ahora me estaría regañando por haber permitido que te hicieran daño, no sabes la enorme falta que me hiciste, y que me haces ahora mismo, voy a vengar cada cicatriz que tú tienes, cada golpe que te ha dejado marcada por culpa de ellos, vengare la muerte de nuestra madre, yo te lo prometo mi amor.- dejé un beso nuevamente en su mano y después la coloque en mi mejilla para sentir la suavidad de su piel con la mía. La puerta se abrió enseguida y entro Taylor con una bolsa color negra.
Taylor: perdón señor, Johnson me entregó los medicamentos para su mujer.- susurró y se acercó a mí para después dejar la bolsa sobre la cama y mirarla a ella.- ¿ella va a recuperarse?
Mario: el doctor dijo que ella era fuerte, y yo lo sé, así que no dudo ni un poco en que ella va a levantarse de ahí.- el castaño sonrió.- ¿dónde está Tyson?
Taylor: los demás se lo llevaron al lugar que usted alquiló hace unos días, lo encerró en una habitación junto a su compañero muerto, está atado con cadenas.- asentí.- sí gusta usted puede ir a encargarse de él, me quedaré con ella y no me alejaré ni por un segundo.
Mario: me encargaré de eso mañana, esta noche quiero quedarme a su lado.- suspiré.- ve a descansar.
Taylor: de acuerdo, señor.- hizo una reverencia y camino a la puerta.- sí necesita algo, no dude en llamarme.- asentí rápidamente y él se fue. Me levanté del banco y tome la bolsa en mis manos para después comenzar a sacar todos los medicamentos, los coloque sobre una mesita que había en un rincón, eran tres cajas de pastillas y una crema cicatrizante. Tome la libreta y el plumón que Rodrigo había dejado sobre esa mesa y me volví a sentar en el banco junto a ella. Anotaría cada cosa que le hicieron y yo la usaría para hacerle lo mismo a Tyson, primero debo conseguir que me diga en dónde se encuentra el idiota de Hernández y cuándo lo haga, lo haré sufrir lentamente hasta que su corazón deje de latir. La puerta se abrió nuevamente dejándome ver a un Johnson un poco húmedo.
Mario: ¿qué sucede?- dije preocupado y me levanté del banco para colocarme frente a él.
Johnson: el idiota de Tyson quiere hacer un trato con usted, supongo que tiene algo que ver con Hernández y su escondite, yo puedo llevarlo sí gusta.
Mario: sí estaría bien, pero Taylor ya se fue a dormir y no puedo dejarla sola.- suspiré.
Taylor: ¿me llamaba?- asomó su burlesca cara por la orilla de la puerta y después entro completamente.- sabía que sucedería esto así que preferí quedarme despierto.
Johnson: idiota, yo fui a despertarte.- regañó y el castaño se encogió de hombros.- ¿entonces vamos?
Taylor: ustedes vayan, esto nos podría ayudar para ya terminar con todos los problemas.- asentí levemente, recibí unas palmadas en mi hombro por parte de él.- yo la cuidaré con mi vida sí es necesario, puede ir tranquilo.
Mario: de acuerdo, cuídala bien.- él asintió enseguida, se sentó en el banco y tomó la libreta que yo había dejado sobre el mueble que se encontraba a un costado de la cama.- vamos Johnson.- ambos salimos de la habitación, volví a tomar la chaqueta que había dejado en el sofá y nos dirigimos hasta el garaje, ahí nos subimos a mi auto y comencé a conducir.
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Entre a la habitación en dónde él estaba encerrado, estaba tratando de mantenerse alejado del cadáver colgante que se encontraba a un costado de él, Tyson se encontraba sin camisa y con ligeros golpes en las costillas, no son suficientes.
Mario: ¿qué trato tienes por hacerme?- Johnson le quitó la cinta adhesiva que tenía en sus labios y este los lamió enseguida.- habla de una vez por todas.
Tyson: sé que te interesa saber la ubicación de mi jefe, podemos llegar a un acuerdo con eso.- camine alrededor de él, al final lo tomé del cuello con furia y este comencé a retorcerse en el aire.- sí me matas no podrás saber dónde se encuentra Hernández.- lo solté enseguida y este comenzó a toser con desesperación.
Mario: habla ahora antes de que comience con mi tortura.- me coloque frente a él con los brazos cruzados, este soltó una risa.
Tyson: ¿Cómo está tu mujer? me arrepiento de no haberme divertido con ella antes de que la encontrarás.- suspiró.- ¿sabes la cantidad de veces que me imaginé desnudandola?- volvió a reír, la furia que tenía se intensificó más, me acerque a él y comencé a golpear sus costillas y su vientre hasta dejarlo sofocado.
Mario: eres cómo un Jenga para mí, sacaré pieza por pieza de ti, pero sí saco la incorrecta, caerás cómo la vil basura que eres.- hale su cabello haciendo que soltará un quejido.- no pidas verme de nuevo sí no me dirás algo que me sirva.- me di la vuelta y salí de la habitación, detrás de mí venía Johnson con su arma metida entre su pantalón.
Johnson: ¿Qué haremos con esa basura?- me gire a verlo, pensé detenidamente y después lo miré.
Mario: le haremos cada cosa que le hicieron a ella, quiero torturarlo hasta que muera, pero antes, quiero saber la información necesaria sobre Hernández.- él asintió, mi celular comenzó a sonar dentro de mí bolsillo y lo saqué enseguida, en la pantalla estaba el nombre de Taylor, respondí rápidamente.
Taylor: señor, es su mujer.- dijo, sentí el corazón latir con fuerza y la preocupación me invadió.
Mario: ¿qué le sucede? ¡llama al médico!- dije desesperado, escuche una risa detrás del teléfono que me dejó confundido.
Taylor: ella despertó y dice que tiene hambre.- se escuchaba sonriendo, mi corazón ahora latía pero de felicidad y mis cuerpo estaba invadido ahora de nerviosismo.
Mario: idiota, me asustaste, voy para allá.- colgué rápido y mire a Johnson.- ¿Vamos?
Johnson: no señor, me quedaré aquí comenzando con la tortura, veré sí puedo sacarle algo de información.- asentí.- cualquier cosa yo le llamaré.
Mario: bien, ten cuidado y no dejes tu arma ¿de acuerdo?- asintió, le di palmadas en su hombros y después me retiré. Al salir, sentí el frío cortante chocar con mis mejillas causándome un escalofrío, me subí a mi auto enseguida y comencé a conducir rumbo a casa.


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